Carlos Antonio Romero Deschamps logró guardar, como si se tratara de un secreto de Estado, la cuantía de su salario

Opacidad, el caldo de cultivo de la fortuna de Romero Deschamps

En casi tres décadas como dirigente de los trabajadores petroleros, Carlos Antonio Romero Deschamps construyó con recursos legales un muro de opacidad en las cuentas del sindicato y su propia fortuna

Carlos Antonio Romero Deschamps logró guardar, como si se tratara de un secreto de Estado, la cuantía de su salario desde que en 1996 se convirtió en dirigente nacional del STPRM, la organización gremial más poderosa de América Latina por número de afiliados y conquistas reflejadas en los contratos colectivos de trabajo.

Pero ese apenas fue un botón de muestra de la capacidad de ocultamiento del exdirigente.

Mientras fue el primer petrolero del país, logró limitar el acceso a la información de las cuentas del sindicato, los contratos otorgados o el resultado de las auditorías. Él mismo jamás hizo pública ninguna factura, ni dio cuenta de sus bienes.

A las solicitudes de información mediante el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) que cuestionaron ante Pemex qué pasaba con los recursos públicos entregados al sindicato, el exdirigente respondió con demandas de amparo que con regularidad ganó

Hoy, en la Plataforma Nacional de Transparencia hay cientos de negativas ante preguntas que contienen su nombre.

Entre 2016 y 2019, el sindicato gastó más de 70 millones de pesos en despachos de asesoría legal especializados en transparencia, según el portal del STPRM. Así, con la interpretación de la ley a su favor, el sindicato y su dirigente lograron poner un muro ante la cultura de la rendición de cuentas.

En 2015, el entonces Presidente Enrique Peña Nieto promulgó la Ley General de Transparencia que fortificó el marco jurídico del acceso a la información.

A la lista de sujetos obligados a rendir cuentas y hacer pública su información se sumaron los sindicatos y los partidos políticos.

Las organizaciones gremiales que recibían recursos federales quedaron obligadas a montar un portal en Internet, pero el sindicato petrolero se resistió en un proceso judicial de cuatro años con el INAI. Al final, el STPRM montó el sitio, pero sólo con datos disponibles a partir de 2016.

En marzo de este año, en el sindicato hubo otra promesa de transparencia. Ricardo Aldana Prieto, quien desde 1978 fue tesorero en el equipo de Romero Deschamps, fue elegido como nuevo dirigente con el 70 por ciento de los votos de la primera elección competitiva en casi tres décadas.

Antes de la votación, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, llamó a los candidatos a exponer sus “líneas de acción” en la conferencia “mañanera”.

Aldana Prieto dijo en su oportunidad que defendería el contrato colectivo de trabajo, elevaría la calidad de vida de los trabajadores, incrementaría la productividad laboral y la secretaría general tendría una nueva manera de operar con máxima transparencia.

Siete meses después, el sindicato no ha publicado por completo qué va a hacer con el dinero que su otrora líder, Carlos Antonio Romero Deschamps, consiguió para la “caja chica” a través de la cláusula 251 bis.

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