Tanto el joven Gabriel Alejandro, como el hoy finado “General Águila”, generaron mensajes previos que alertaban sobre las agresiones. Foto: Especial

Antes del multifeminicidio en la UTEG, el ‘General Águila’ perpetró el suyo

El caso en la Universidad Tecnológica de Guadalajara y un motel en el que dos mujeres fueron asesinadas en razón de género, tiene similitudes con otro perpetrado en 2016

El reciente multifeminicidio que cometió un joven de 20 años en un plantel universitario de Guadalajara, despertó en la sociedad jalisciense el recuerdo de un caso ocurrido hace casi ocho años en las oficinas de la Fiscalía de Justicia del estado cuando el “General Águila” acabó con la vida de cuatro mujeres.

El pasado 6 de marzo causó conmoción en Jalisco la noticia de un joven identificado como Gabriel Alejandro, quien habría cometido un multifeminicidio con tres víctimas: una mujer que asesinó en un motel, y dos más que eran empleadas de la Universidad Tecnológica de Guadalajara (UTEG), en su plantel Olímpica.

De acuerdo con lo expuesto por las autoridades, Gabriel Alejandro irrumpió en el campus universitario armado con un hacha y navajas en busca de víctimas con las cuales, en realidad, no tenía ningún tipo de relación o vínculo. La Fiscalía del Estado señaló que el joven formaba parte de comunidades virtuales atraídas por los “crímenes por fanatismo”.

El multifeminicidio que cometió el “General Águila”, un escribiente externo de la Fiscalía del Estado cuyo nombre era Luis Homero Águila, fue perpetrado el 14 de septiembre de 2016 en la sede central de esa dependencia, aún durante el Gobierno que encabezaba el hoy finado ex gobernador Aristóteles Sandoval Díaz.

Aquel día, el escribiente que así era apodado -“General Águila”- ingresó a las instalaciones de la Fiscalía de Jalisco, donde era ampliamente conocido y, tras buscar a un agente ministerial, se dirigió hacia el Módulo de Información donde disparó contra las cuatro servidoras públicas que lo atendían. Las autoridades expusieron que el agresor había apuntado hacia las cabezas de las víctimas, y que no había errado con sus tiros.

El “General Águila” fue abatido en el lugar de los hechos por los propios agentes de la Fiscalía que reaccionaron al ataque; sin embargo,  dejó tras de sí una gran cantidad de misivas y oficios que solía dirigir hacia distintas autoridades –obtenidos en su momento por este diario vía transparencia-, donde aseveraba, entre muchas otras cosas, que había sido integrante del Ejército y que, en efecto, estaba entrenado en el manejo de armas de fuego.

Los paralelismos que se han destacado entre ambos casos de multifeminicidio han sido particularmente dos: primero, que tanto el joven Gabriel Alejandro, como el hoy finado “General Águila”, generaron mensajes previos que alertaban sobre las agresiones que tenían en mente; y segundo, que los dos hechos suscitaron alertas sobre la necesidad de mejorar la atención de la salud mental en el estado.

El presunto feminicida alertó en las redes de sus intenciones

Los medios de comunicación han destacado profusamente que el mismo 6 de marzo en que fue cometido el multifeminicidio en un motel y el campus universitario, Gabriel Alejandro posteó en sus redes sociales: “Hoy es el día”, además de que subió fotografías en las que se le ve portando el hacha que habría utilizado para arrebatarles la vida a las tres mujeres que atacó.

Algo similar hizo en su momento el “General Águila”, pues también generó señales que permitían vislumbrar la acción violenta que estaba adquiriendo forma en su mente. El “General Águila” había desarrollado una animadversión contra las empleadas que atacaría, pues creía que estaban afectando su trabajo. Con el nuevo sistema de justicia penal, la Fiscalía ya no aceptaba los documentos que redactaba el escribiente para sus clientes, y dado que esta advertencia se hacía en el Módulo de Información, sus empleadas comenzaron a suscitar la ira de su futuro victimario.

En un oficio dirigido al entonces fiscal central, Rafael Castellanos, del 26 de junio de 2015, en el que aborda las molestias que le causa el Módulo de Información, el “General Águila” escribió: “Ya pártanme la madre, porque si yo tuviera pistola, con tanta chingadera que me han hecho, ya no estuviera vivo o libre, ya me haya visto compelido a hacer una pendejada o locura, ya que no fue poco el daño que me han hecho (…) qué bueno que no tengo arma porque sino (sic) sí haya cometido ya una locura, que al fin y al cabo estoy oficialmente declarado enfermo mental y peligroso”.

Posteriormente, apenas un mes antes del multifeminicidio que perpetraría, el “General Águila” enviaría un nuevo oficio al fiscal central –Castellanos– el 15 de agosto, con esta amenaza: “Ya estoy bien harto de todo, ya que cuando no es una cosa, es otra (por favor dígale que ya no me ponga tanta traba, que me reciba mis ocursos, que yo estoy declarado loco peligroso, y si me siguen perjudicando, puedo cometer una locura porque conozco el funcionamiento de todas las armas)”.

El “General Águila” utilizó un revólver calibre 38 en su ataque, pero portaba también otra arma calibre 22 y 36 tiros útiles en sus bolsas. Una de sus víctimas falleció en el lugar de los hechos; las tres restantes murieron posteriormente en los hospitales donde recibían atención médica.

Alfaro Ramírez califica el caso de la UTEG como “una historia de terror”

El 9 de marzo pasado, la Fiscalía de Jalisco informó que su Unidad Especializada en Investigación de Feminicidios, imputó a Gabriel Alejandro G. por su probable autoría en el feminicidio de dos mujeres, así como el intento de homicidio de un hombre, por el ataque en la universidad.

El mismo 6 de marzo, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez difundió este mensaje: “Lo que hoy sucedió en la UTEG, plantel Olímpica, es el terrible desenlace de una historia de terror difícil de explicar y que nos consterna como sociedad. Un maldito, después de abandonar un motel cercano, en donde se localizó a una mujer asesinada al parecer por él mismo, se dirigió al plantel privado en donde atacó, sin mediar palabra, sin razón, de forma directa e intempestiva, con un machete y una navaja a dos mujeres trabajadoras del área administrativa que lamentablemente fallecieron; además de dejar a un hombre  herido, empleado administrativo”.

Y complementó: “No voy a descansar hasta que pague las consecuencias. No logro entender lo podrido que puede estar nuestro tejido social para llegar a tragedias así de crudas, de dolorosas e inexplicables”.

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