La corteza tiene rompimientos y fracturas que en ocasiones se mueven, se friccionan y originan calor. Foto: Cuartoscuro

Microsismos, actividad normal debido a la zona geográfica de la CDMX, afirma investigador de la UAM

Debajo de las 16 alcaldías que existen en la Ciudad de México se encuentra esta estructura geológica, pero hay lugares en los que hay una capa muy delgada

Ante la gran preocupación que han generado los recientes movimientos telúricos de baja intensidad en la ciudad de México, el investigador del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), doctor Delfino Hernández Láscares, dijo que los microsismos se han dado desde hace miles de años y es una actividad completamente normal debido a su ubicación geográfica.

Indicó que la capital del país se encuentra sobre lo que se conoce como la Cuenca de México, lo que representa la unión de cuatro valles en la parte central del territorio con un eje Neovolcánico, cordillera muy rocosa que sirve de unión entre la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental.

“Nos encontramos sobre una estructura geológica volcánica que atraviesa todo el país, desde el volcán de Colima hasta el Cofre de Perote. Esta actividad volcánica se ha ido dando en distintas etapas en los últimos 800 mil años, e incluye al Ceboruco, el Paricutín, el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba”.

El experto en geología, paleontología y protección civil puntualizó que cuando la lava sale, se enfría y se contrae puede generar rupturas en la corteza y aperturas de grietas que resultan en movimientos telúricos de baja intensidad, pero que pueden sentirse por la población que habita en zonas que los circundan.

“Debajo de las 16 alcaldías que existen en la Ciudad de México se encuentra esta estructura geológica, pero hay lugares como las colonias Narvarte y Roma, así como otras del Centro Histórico en las que hay una capa muy delgada, con apenas 15 o 20 metros, ya que este tipo de suelo es muy blando”.

Indicó que el suelo inmediato de la metrópoli está constituido por tres tipos: blando, normalmente compuesto de arcilla o barro muy suave; de transición, compuesto por arcilla, roca y arena; y suelo lomas, integrado por roca que está aflorando y depósitos superficiales cubiertos por un manto de vegetación.

“Hoy gracias a los sismógrafos y acelerógrafos que están dispuestos en toda la ciudad, podemos detectar estos movimientos, los cuales han existido desde hace miles de años. La corteza tiene rompimientos y fracturas que en ocasiones se mueven, se friccionan y originan calor, que se transforma en ondas por lo que llega muy rápido a la superficie y es cuando ocurren los sismos. En un área en la que no hay población no se advierten estos movimientos, pero en una ciudad con más de nueve millones de habitantes el menor movimiento genera preocupación”.

De acuerdo a un estudio preliminar de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, del 3 de diciembre de 2023 al 10 de enero de 2024, se han presentado 23 movimientos telúricos, con magnitudes que van del 1.1 al 3.2, concentrados en las alcaldías Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, donde se localiza la falla Plateros-Mixcoac.

El especialista recomendó tener un plan de acción para hacer frente a estos fenómenos naturales, implementar un mantenimiento preventivo en los complejos habitacionales e identificar aspectos relevantes en el entorno.

“El problema es que muchos edificios con casi un siglo de vida no tienen medidas correctivas ni visto bueno de seguridad y operación, ni constancia estructural, es decir, no tienen condiciones para soportar estos sismos […] De acuerdo con la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, todas las unidades habitacionales, del tipo que sean, están obligadas a tener programa interno de protección, pero sólo dos por ciento cuenta con él y no están cumpliendo con la ley”, puntualizó.

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