México ha logrado crecer al tres por ciento, de manera sostenida, durante los últimos tres trimestres; un resultado destacado por la OCDE. Foto: Especial

Los pilares económicos del país en suspenso

Durante las últimas décadas el modelo de crecimiento económico del país se enfocó en tener como prioridad la vinculación al mercado externo y generar la atracción de inversiones a cualquier costo, sin embargo, durante el último año, esa dinámica se modificó

Las variables que dinamizaron la economía nacional durante los últimos meses buscarán consolidarse como un nuevo motor de crecimiento ante pronósticos y un panorama internacional que solo ofrecen incertidumbre para 2024.

El consumo interno, la vinculación con el exterior, la inversión tanto privada como pública y las remesas figuraron como los grandes impulsores de la actividad económica mexicana y fueron el soporte del ingreso de millones de familias en el país, registrando niveles récord y estableciendo un nuevo paradigma de crecimiento como consecuencia de las grandes tendencias macroeconómicas y comerciales.

Sin embargo, los pilares económicos del país se encuentran en un estado de incertidumbre al enfrentar factores externos e internos que obstaculizaran la posibilidad de alcanzar el mismo resultado registrado en 2023, aunque se prevé que puedan conservar una relativa fortaleza, explica a Reporte Índigo, Rodolfo Ostolaza, subdirector de Estudios Económicos de Citibanamex.

Al respecto, el miedo latente porque Estados Unidos, aún considerado como el centro económico del mundo, desacelere de manera pronunciada su actividad productiva, y que se reflejen los efectos de la política monetaria implementada por una gran cantidad de bancos centrales figuran como las principales limitantes para un mayor crecimiento a nivel global en este año, como lo advierte el Banco Mundial; un escenario que, paradójicamente, dio pie a que la economía nacional encontrara impulso en su interior.

“Cuando se comenzaron a realizar pronósticos del 2023, por ahí del 2021, los analistas creían que México crecería alrededor del dos por ciento; un año después, disminuyeron sus perspectivas para dejarlas cerca del uno por ciento, lo que tenía que ver principalmente con el hecho de que muchos esperaban una recesión en Estados Unidos el año pasado, que no se dio, en contraste, lo que dinamizó a la economía nacional fue el mercado interno”, señala Ostolaza.

Así, con un desempeño notable por parte del consumo, la vinculación al exterior, la inversión y las remesas, México ha logrado crecer al tres por ciento, de manera sostenida, durante los últimos tres trimestres; un resultado destacado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la calificadora Fitch Ratings y hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI), que posiciona al país en el doceavo lugar de las economías más avanzadas a nivel internacional.

Consumo interno, la clave

El principal efecto de un mercado laboral que registra mínimos históricos en cuanto a desocupación se refiere, es el dinamismo del consumo que se realiza con el ingreso disponible, tal como sucede en el escenario mexicano; donde producto de contar con casi 60 millones de personas ocupadas, entre formales e informales, se ha logrado consolidar un gasto considerable por parte de millones de mexicanos que se refleja en un Indicador de Confianza del Consumidor posicionado en los niveles más altos de los últimos años, según se observa en los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“Anticipamos que la demanda interna continuará mostrando dinamismo en 2024, impulsada por las mejoras en ingreso laboral, el crecimiento del empleo formal, y el cambio en los patrones de comportamiento de los hogares hacia un menor ahorro financiero”, anticipa BBVA Research sobre el consumo en el país.

Mayores remesas, menor poder adquisitivo

El envío de dinero por parte de compatriotas que trabajan en el extranjero concentró un monto de 63 mil millones de dólares en los últimos doce meses, según los registros del Banco de México; un ingreso comparable a cuatro puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) y que cuenta con un efecto diferenciado en el país, donde llega a representar más del 10 por ciento de toda la riqueza generada en diversas entidades, de acuerdo con las estimaciones del  Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA).

Sin embargo, la apreciación de la moneda nacional y la persistencia de las presiones inflacionarias han provocado que el poder adquisitivo de las remesas se vea reducido al traducirse en una menor cantidad de pesos recibidos que tienen que intercambiarse por productos más caros; situación que puede agravarse si la condición del “súper peso” continua, advierte Gabriela Siller, Directora de análisis económico en Grupo Financiero BASE.

México, destino y socio atractivo

Gracias a diversos factores entre los que figuran el diferencial entre tasas de interés, la proximidad al mercado más grande del mundo, la abundante mano de obra y hasta el valor de su moneda, el país resulta protagonista del proceso de relocalización industrial, conocido como nearshoring, el cual ha provocado que el país ya haya captado más de 32 mi millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED)  al tercer trimestre de 2023, y que hoy figure como el principal socio comercial de Estados Unidos.

“No creemos que el año que entra se registre un crecimiento económico estelar, pero en donde vemos nosotros un panorama más optimista es en la parte de inversión, eso ya lo hemos estado viendo en gran parte del año pasado y creemos que todos esos detonadores de inversión, y en particular el nearshoring, van a ayudar a que la inversión siga contribuyendo al crecimiento económico del país”, pronostica a este medio Jessica Roldán, economista en jefe de Casa de Bolsa FINAMEX.

Un pilar pendiente por remodelar

Las finanzas públicas del país se encuentran en un estado de vulnerabilidad al no generar modificaciones que permitan una mayor recaudación de recursos económicos y un ejercicio del gasto eficiente, cuestión que les impide fungir como detonante de un mayor crecimiento económico.

Al mismo tiempo que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público propone un gasto neto total de nueve billones de pesos para el 2024, la deuda pública del país, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) asciende a 48.7 puntos porcentuales, y México figura como una de las economías que recauda una menor cantidad de recursos tributarios en la región latinoamericana, según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

De lo anterior es que, aunque en 2023 el consumo interno, la vinculación con el exterior, la inversión tanto privada como pública y las remesas hayan incidido de manera positiva en la economía mexicana, existe un pendiente por reformar los mecanismos y acciones que desde el ámbito fiscal del país se llevan a cabo, lo que puede limitar el crecimiento económico de México y comprometer las finanzas públicas nacionales, señala Alejandra Macias, directora ejecutiva del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Los ingresos con los que un país cuenta también pueden generar inercias de crecimiento económico si se implementan de manera eficiente y planeada, aunque para el escenario mexicano dicha dinámica muestra amplios contrastes. Foto: Especial
Los ingresos con los que un país cuenta también pueden generar inercias de crecimiento económico si se implementan de manera eficiente y planeada, aunque para el escenario mexicano dicha dinámica muestra amplios contrastes. Foto: Especial

“Los ingresos son planos y no se prevé ningún crecimiento en ellos, en recaudación o ingresos petroleros y en general en todos los ingresos públicos; al no haber ingresos suficientes y no contener el gasto, porque eso sí, vamos a gastar un montón este año, se generará un endeudamiento y eso puede tener implicaciones a mediano y largo plazo para la sostenibilidad de las finanzas públicas”, advierte la directora ejecutiva del CIEP.

Al respecto, la ausencia de una modificación en el sistema vigente de pensiones, la optimista  perspectiva esperada de ingresos por producción de energéticos y la inyección de recursos a proyectos de infraestructura sin un respaldo en cuanto a ingresos, plantean un escenario adverso que podría derivar en que, a mediano plazo, la deuda pública creciera a una magnitud en la que cada mexicano debiera 174 mil pesos, según estimaciones del centro de investigación.

“A pesar de más de una década de endeudamiento, no se refleja un aumento en la capacidad de generar mayores ingresos. Esto sugiere que la deuda no estaría necesariamente impulsando la economía y que las obligaciones seguirán creciendo para las futuras generaciones”, alerta el CIEP sobre el panorama de las finanzas públicas de cara al 2024.

Incertidumbre importada

Existe un consenso por parte de organismos, analistas y agencias calificadoras al señalar que, en esta ocasión, gran parte de las externalidades negativas que podrían afectar a los pilares de la economía mexicana provienen del escenario internacional.

Gracias a los efectos de la política monetaria restrictiva implementada a lo largo y ancho de la economía global, el magro panorama que se vive al interior del sistema financiero y la persistencia de dinámicas de comercio internacional débiles, organismos internacionales, fondos de inversión, agencias calificadoras y analistas prevén una disminución de la actividad económica en su conjunto.

A pesar de su desempeño en 2023, la economía mexicana no escapa del pronóstico, ya que todas las estimaciones presentadas en este año proyectan una moderación en su ritmo de crecimiento, atribuido principalmente a las afectaciones que el sistema mundial ha vivido en menos de una década.

Pocas veces la economía mexicana debe preocuparse más por las externalidades internacionales, que por la situación actual del país, como sucederá en 2024. Foto: Especial
Pocas veces la economía mexicana debe preocuparse más por las externalidades internacionales, que por la situación actual del país, como sucederá en 2024. Foto: Especial

“El final de 2024 marcará la mitad del camino de lo que se esperaba fuera un cambio para el desarrollo; cuando la pobreza extrema debía extinguirse, cuando debían erradicarse las principales enfermedades transmisibles y cuando las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirían. Lo que se vislumbra en cambio es un triste hito: el desempeño de crecimiento global más débil desde la década de 1990, con personas en una de cada cuatro economías en condición de una pobreza mayor previo inicio de la pandemia”, alerta el Banco Mundial sobre su perspectiva sobre la economía global en este año.

Al respecto, Rodolfo Ostolaza, subdirector de Estudios Económicos de Citibanamex, agrega que los riesgos que se observan para el escenario mexicano se intensifican por cuestiones como las elecciones en Estados Unidos o su probabilidad de caen en un escenario de recesión; ya que la vinculación que tiene la economía nacional con la considerada primer economía del mundo la vuelve más vulnerable a los impactos que podrían suceder en el territorio subsecuente al Río Bravo.

“Aunque México se ha visto ampliamente beneficiado por la coyuntura, el comportamiento de la economía y política estadounidense va a determinar en buena medida cómo se va a mover el ámbito comercial en la región; porque el escenario se observa mucho más cerrado”, explica Ostolaza.

En contraste,  la agencia calificadora Fitch no anticipa un efecto negativo en la economía nacional derivado del proceso electoral que se celebrará, este año, en el país, dadas las amplias distancias existentes, al menos en las encuestas de opinión, entre el partido en el poder y su oposición política.

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