Las mujeres mexicanas que migran tras establecer una relación con un hombre de origen extranjero a menudo son víctimas de violencia. Foto: Especial

Los peligros de irte a vivir con tu novio extranjero fuera de México

Aunque en el imaginario colectivo se considera que las mujeres que migran, especialmente junto a una pareja de origen extranjero, tendrán una mejor calidad de vida, muchas veces enfrentan rechazo, violencia y discriminación

En redes sociales abundan historias de mujeres latinas que conocen a hombres extranjeros, inician una relación, y se mudan con ellos a su país de origen.

Aunque a menudo estos relatos se consideran como “un cuento de hadas”, algunas de estas migrantes se convierten en prisioneras de relaciones abusivas.

Encontrarse lejos de casa, en muchas ocasiones sin conocer el idioma del lugar y sin redes familiares de apoyo, puede poner en situación de vulnerabilidad a las mujeres que deciden apostar por una relación lejos de su país.

En agosto de 2018, una noticia recorrió el mundo: Jessica Astorga, una joven de 26 años, fue lanzada desde un balcón por su pareja, un ciudadano francés, con quien compartía vivienda en Lyon, Francia.

Olivier Labastida Garnier, esposo de Jessica, la asfixió al interior de su hogar y la aventó desde el tercer piso de su edificio para hacer parecer que el homicidio fue un suicidio.

Mujeres en el extranjero

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que en 2013 trabajó con la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reducir la brecha de información en torno a la migración, las mujeres representan el 48 por ciento de las personas que migran en el mundo.

Por su parte, el documento “Movilidades: Análisis de la movilidad”, realizado en 2021 por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, indica que el principal país de destino de las mujeres mexicanas migrantes es Estados Unidos.

De los 10 millones 853 mil 105 migrantes que recibió de nuestro país en 2020, los cuales representan el 97 por ciento de todas las personas que salen de México, el 46.6 por ciento fueron del género femenino.

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU, hay tres razones principales por las que las mujeres deciden migrar: económicas, sociales y criminales.

En México se estima que la pobreza, el desempleo o las expectativas de acceso a mejores oportunidades en el país de destino, es decir, causas económicas, hacen que las mujeres migren, seguidas de las sociales como la discriminación o la reunificación familiar.

Esta organización menciona que las mujeres se enfrentan a problemas específicos, independientemente de las dificultades que todos los migrantes sufren, como el derecho a políticas sociales, económicas y culturales o la falta de una identidad jurídica propia.

Estas situaciones particulares, consisten en dificultades para realizar un trámite de divorcio, para acceder a una pensión alimenticia o para obtener la patria potestad de los hijos de una unión o matrimonio.

Falso romanticismo

Aunque en el imaginario colectivo se considera que las mujeres que migran, especialmente junto a una pareja de origen extranjero, tendrán una mejor calidad de vida, muchas veces se enfrentan al rechazo, a las críticas, a los prejuicios, a la desvalorización y a la desigualdad de género.

Apenas unos meses antes del asesinato de Jessica Astorga en Francia, Berenice Osorio de Viana, otra mexicana que vivía con un hombre de origen europeo, un belga, y las dos hijas que habían nacido de su unión, fue asesinada por su pareja: Tom Patynn.

El hombre apuñaló a Berenice, de 32 años de edad, durante la madrugada del 8 de enero de 2018, en la casa en la que vivían junto a sus hijas, de 2 y 6 años de edad, en Kasterlee, Bélgica.

Siete años antes, Berenice conoció a Tom en Puerto Vallarta. Tras su encuentro, la joven mexicana quedó embarazada, por lo que decidieron vivir en la parte norte de Bélgica, en unión libre.

Berenice jamás llegó a dominar el neerlandés flamenco que se hablaba en la zona. A su llegada se instaló en casa de su suegro, donde también vivía uno de sus cuñados, Tom dejó de estudiar y comenzó a maltratarla físicamente.

En 2013, la pareja mantuvo un altercado en el que intervinieron las fuerzas policiales del lugar, cuyos elementos hallaron a Berenice con la cara llena de sangre por los golpes de Tom, en otra ocasión, la joven fue estrangulada por su pareja, pero ese intento de asesinato no llegó a concretarse.

La familia de la víctima nunca llegó a saber de estas agresiones debido al confinamiento en el que se hallaba.

Precisamente factores como el aislamiento, la falta de independencia económica, no hablar el idioma local y encontrarse lejos de las redes de apoyo familiares de amigos y familia, convierten a la mujer que migra en una persona más vulnerable ante la violencia.

El duelo emocional por el que atraviesan las migrantes

Los migrantes por lo general se enfrentan a una serie de dificultades como son la lejanía con la familia y de su entorno familiar, la falta de amistades y la pérdida del estatus social e incluso profesional que poseían en su país natal.

No obstante, las mujeres que migran son especialmente vulnerables ante estas situaciones.

De acuerdo con múltiples testimonios en redes sociales, las mujeres mexicanas y latinoamericanas que migran al extranjero, suelen encontrarse en un entorno donde no conocen el idioma y dependen económica y socialmente de su pareja.

Según la doctora en psicología y docente de la UNAM, Irene Aguado Herrera, autora del libro “Duelo y Soledad”, las personas que migran, pasan por un proceso de duelo similar al de aquellos que pierden a un ser querido.

Lo sentimientos de pérdida a los que se enfrentan las migrantes depende mucho de las condiciones que rodean la decisión de irse, de las expectativas que se tengan de la experiencia a vivir y del apoyo que reciban en el nuevo país. Foto: Especial
Lo sentimientos de pérdida a los que se enfrentan las migrantes depende mucho de las condiciones que rodean la decisión de irse, de las expectativas que se tengan de la experiencia a vivir y del apoyo que reciban en el nuevo país. Foto: Especial

“El proceso de duelo está presente en nuestras vidas y abarca situaciones más amplias y diversas que la pérdida de un ser querido.

“¿Qué tiene la migración en común con sufrir por la muerte de alguien? Pues que se requiere de un trabajo de duelo porque algo finaliza, independientemente de la razones que causen los cambios, dejas algo, por voluntad propia o no, pero prevalece la situación de pérdida”, explica la doctora.

De acuerdo con Aguado Herrera, los sentimientos de pérdida a los que se enfrentan las migrantes depende mucho de las condiciones que rodean la decisión de irse, de las expectativas que se tengan de la experiencia a vivir y del apoyo que reciban en el nuevo país.

“Depende de si lo haces como una forma de escape o como un proyecto de vida; si lo haces un poco porque está de moda o es bien visto.

“Ya que cuando llegues, puede ser muy complicado adaptarse a todas las diferencias culturales, independientemente de tus condiciones de vida”, menciona la catedrática.

En este punto, la doctora Aguado, sugiere trabajar el duelo para evitar ser un blanco vulnerable, pues el impacto de la migración disminuye si se trabaja en él y si se busca tener movilidad anímica que permita dejar atrás lo que se tenía y permita dar cabida a lo nuevo, un proceso que posee sus propias dificultades.

“Esto se complica cuando el lugar y la persona con la que llegas son hostiles, no te es favorable y no recompensa de alguna manera lo que perdiste.

“Una persona con un duelo mal trabajado, en compañía de un abusador emocional o físico, se encuentra en total vulnerabilidad. Un abusador jamás ayudará a la persona en duelo por migración a superar la situación, a crear nuevos sentidos, nuevas costumbres, sino que va a dejar a la persona aislada, pues a mayor vulnerabilidad, más posibilidad de abuso y control”, asegura.

Sin garantías jurídicas para las migrantes

En los casos de Jessica Astorga y Berenice Osorio de Viana, sus familiares denunciaron haber recibido poco apoyo por parte de las autoridades mexicanas para realizar gestiones en torno a los asesinatos de sus hijas, como la repatriación de restos y la búsqueda de justicia en el extranjero.

La madre y hermana de Jessica acudieron a la embajada de Francia y a la cancillería mexicana para obtener ayuda y traer los restos de la joven asesinada a México, sin embargo, la respuesta de las autoridades fue que no podían hacer nada al respecto para ayudarlas.

Al llegar a Lyon, las mujeres solicitaron la ayuda de Édgar Cubero, quien entonces fungía como cónsul general en París y actualmente se desempeña como jefe de cancillería en la Embajada de México ante Grecia, Chipre y Moldova.

Cinco días después de su arribo, Cubero respondió a su petición con la contratación de un abogado, quien les informó que Jessica había sido asesinada y no que se había suicidado como publicaban todos los medios locales.

Esta intervención se logró después de que Aline, hermana de la víctima, exhibió a través de Twitter la falta de ayuda de las autoridades mexicanas en el caso de su hermana.

El apoyo ofrecido a la familia consistió en un préstamo para la repatriación de restos por 40 mil pesos.

Secretaría de Relaciones Exteriores niega ayuda a familiares de migrantes asesinadas

Por su parte, María de Viana, madre de Berenice, realizó denuncias similares meses antes, cuando afirmó que Eloy Cantú Segovia, quien entonces encabezaba la Embajada de México en Bélgica, les avisó acerca del crimen del que su hija fue víctima tres días después de la tragedia.

Otra familiar de Berenice, aseguró que en reuniones con personal de la Secretaría de Relaciones Exteriores, funcionarios de la cancillería les advirtieron que no correrían con los gastos de repatriación del cuerpo.

Tras ejercer presión contra las autoridades vía redes sociales, la familia recibió asesoría para realizar los trámites en torno al cuerpo y a la custodia de los hijos de la pareja, que las autoridades belgas habían entregado al hermano del asesino de Berenice.

Por su parte, la Unión Europea ha impulsado medidas para acabar con la violencia doméstica contra las mujeres.

El Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (Convenio de Estambul) prevé sanciones para actos de violencia doméstica ejercida contra las mujeres, abordando también aspectos relacionados con la violencia de género en el ámbito del asilo y la migración.

El derecho de una mujer a vivir sin violencia está garantizado, también, por acuerdos internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer  y la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.