Llegaron para quedarse

En su esfuerzo por encontrar un país que les garantice una vida digna, miles de centroamericanos que formaban parte de la caravana migrante y cuyo objetivo era llegar a Estados Unidos optaron por buscar asilo en México a pesar de que no existen las condiciones sociales y políticas que les permitan cumplir su sueño
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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Las autoridades mexicanas enfrentan un desafío humanitario. Sin embargo, a la nación que se opuso a la construcción de un muro fronterizo, le cuesta tender puentes para ayudar a todos aquellos inmigrantes que vienen huyendo de la violencia y la pobreza de sus países.

Desde el fin de semana pasado, al menos 5 mil salvadoreños, hondureños y guatemaltecos que llegaron en caravana a la frontera sur del país lograron entrar a Chiapas para continuar con su camino hacia Estados Unidos.

Del total de centroamericanos que buscan atravesar el país que gobierna Enrique Peña Nieto, cerca de 28 mil ya tramitaron la solicitud de asilo, mientras que ante la desesperación y la burocracia otros decidieron probar suerte cruzando de forma ilegal el río Suchiate.

México deporta alrededor del 50 por ciento de los migrantes que logran pasar de Centroamérica, acción que representa apenas una primera prueba para quienes buscan un nuevo lugar donde vivir, pues aquellos que logran evadir a las autoridades migratorias mexicanas, aún deben enfrentarse a las políticas de cero tolerancia en su contra implementadas por el gobierno de Donal Trump

Por ese motivo  hay quienes prefieren quedarse en  nuestro país y dejar de lado la búsqueda del sueño americano.

Según la proyección más reciente del Consejo Nacional de Población (Conapo), realizada en el mes de septiembre,  el flujo de inmigrantes que recibirá la República Mexicana entre el 2018 y el 2050 aumentará aproximadamente en un 9 por ciento.

Esto quiere decir que para finales de 2018 México habrá recibido a cerca de 133 mil 302 migrantes centroamericanos, una cifra que para el 2050 será de casi 145 mil 543.

Los inmigrantes que deciden quedarse a vivir en México han convertido a Jalisco en el estado que más asilo da, pues al concluir 2018, su población contará con 11 mil 833 nuevos habitantes internacionales.

A la entidad jalisciense le sigue Baja California con 11 mil 625 nuevos foráneos que vivirán en la entidad. En el tercer puesto se encuentra Michoacán, que recibirá un flujo de 8 mil 704 personas. El cuarto lugar de esta proyección del Conapo indica que el Estado de México contará con 8 mil 346 recibimientos mientras que en el quinto peldaño figura la Ciudad de México con un total de 8 mil 170 migrantes.

En entrevista con Reporte Índigo, la doctora en Ciencia Política y  Responsable del Seminario Migración, Sociedad y Política, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México,  Cecilia Imaz  Bayona, atribuye estos indicadores a la industrialización de las ciudades.

“Jalisco tiene una inmigración muy grande porque, sobre todo en la zona metropolitana de Guadalajara, se han edificado una gran cantidad de parques industriales, es una zona de turismo bastante intenso pero sobre todo de industrialización que va a requerir de mayores técnicos, ingenieros y mano de obra; lo que les permite encontrar empleo con mayor facilidad”, expresa.

A pesar de los aumentos en el número de inmigrantes que se dará en las diferentes entidades del país, en las proyecciones del Conapo, llama la atención que el incremento de foráneos en la capital del país no será lineal; algo que también sucederá con el Estado de México.

En la Ciudad de México el flujo aumentará hasta el año 2041, sin embargo a partir del 2042 recibirá menos migrantes cada vez. 

Lo mismo sucederá en el Estado de México, pues en 2043 y 2044 habrá un flujo de migrantes equivalente a 9 mil 176 habitantes que irá disminuyendo hasta quedar con 9 mil 80 en el año 2050, de acuerdo con esta  instancia gubernamental que se encarga de dar cuenta de la retrospectiva y prospectiva demográfica.

En el caso de Chiapas, la entidad que recibió a la caravana migrante, el Conapo pronostica un recibimiento de 3 mil 774 inmigrantes para este 2018.  Después del crecimiento paulatino del flujo migratorio por más de dos décadas, en 2043 habrá una caída hasta que en 2050 existan 4 mil 109 inmigrantes nuevos

De las proyecciones a las políticas públicas

México se ha convertido en la esperanza para miles de personas que se encuentran en busca de un nuevo hogar.

No obstante, en el periodo de transición que vive nuestro país, difícilmente se puede hablar de una política pública sólida en cuanto a contención y ayuda a migrantes.

Desde Guadalajara, el presidente Enrique Peña Nieto declaró que los migrantes deben apegarse a las leyes y normas de nuestro país  para permanecer en el territorio y llegar a Estados Unidos.

“Para quienes han optado por mantenerse fuera del orden legal, hago un llamado respetuoso para que tengan claro que de seguir con esta actitud, difícilmente podrán lograr su objetivo, sea el ingreso a Estados Unidos o de permanecer en México”, expresó el mandatario durante su participación en la Cumbre de Negocios.

Cecilia Imaz  Bayona, autora de publicaciones como  ‘¿Invisibles? Migrantes internacionales en la escena política’, ‘La Nación Mexicana Transfronteras  y  La Práctica del Asilo y del Refugio en México’,  sostiene que el país del águila y la serpiente está actuando para cubrir sus intereses, pero advierte que a la procesión migrante hay que verla como una caravana humanitaria por las condiciones en las que dejan su país de origen las personas que la integran.

La gran mayoría son buscadores de refugio que vienen huyendo no solamente por causas económicas, también por motivos político-sociales, en sus países hay un escaso estado de derecho”, afirma.

Pese a las aspiraciones de los migrantes centroamericanos de encontrar una mejor calidad de vida, México no está en las condiciones óptimas de recibimiento.

En México se sabe que el flujo migratorio que llega al país seguirá aumentando por lo menos durante los próximos diez años, sin embargo las autoridades en esta materia no han generado las condiciones necesarias para atender este fenómeno

“La política migratoria aquí, como en muchos países, tiene dos niveles. Uno es el que está escrito en la Ley y el otro el que se lleva a cabo en la práctica, que siempre tiene un cierto cambio de direccionalidad en cuanto a las medidas que se toman. México tiene una ley que tiene que ver con aquellas personas que migran al país, es decir, ya sea legal o ilegalmente y es una ley que tiene un acento fuerte en derechos humanos, pero que no siempre se aplica como está expresada en el papel”, expresa la académica de la UNAM.

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador pidió desde Chiapas, el primer estado de la República donde se asentó la caravana, que el gobierno actual de Manuel Velasco y el de Rutilio Escandón, que comienza en diciembre, garanticen la seguridad a los migrantes.

“Nada de maltrato a los migrantes centroamericanos” y “Donde come uno comen dos”, fueron algunas de las frases que pronunció el tabasqueño en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas y se comprometió a otorgarles visas de trabajo a los migrantes.

“Su idea es desarrollar el sureste ya que ahí sí se va a requerir mano de obra abundante. Hay visas de trabajador fronterizo y de visitante fronterizo pero no sería inmediato, tardaría varios meses dar estos documentos”, advierte la especialista quien también agrega que esta posibilidad tampoco garantiza que a éstas personas se les respeten sus derechos humanos o que alcancen el nivel y las condiciones de vida que vienen buscando.

“México va a necesitar mano de obra joven según su pirámide demográfica, mano de obra migrante en todos los niveles de calificación. Sin embargo, el hecho de que lleguen como trabajadores no garantiza al cien por ciento el cumplimiento de sus derechos humanos”

En la práctica todavía no está extendida esta cultura de derechos humanos y hay mucha discriminación de parte de servidores públicos. Además, el clima de inseguridad que se vive en todo el territorio nacional también fomenta que estas personas se vuelvan víctimas de las organizaciones delincuenciales las cuales suelen cometer violaciones graves en su contra”, comenta.

Niños migrantes, los más vulnerables

Todos los días cientos de niños migrantes solos o acompañados transitan en el territorio mexicano, la mayoría provenientes de Centroamérica, con el propósito de huir de los círculos de violencia y falta de oportunidades para el desarrollo que viven en sus comunidades.

Sin embargo, desde que se adentran en México, corren el riesgo de ser víctimas de la delincuencia organizada o de las mismas autoridades.

En las cifras de delitos registradas entre el 2012 y febrero de 2018 por el INM, destaca el secuestro como el mayor ilícito que se cometió en contra de niños migrantes, con una incidencia de 275 casos. El robo fue el segundo con 72 registros, le siguen el asalto con 63, el tráfico de personas con 25 y la trata de personas con fines laborales y sexuales, con 23

El resto de los delitos enlistados por el INM corresponden a extorsión, tentativa de homicidio, violación y acoso sexual.

Para el padre Javier Calvillo Salazar, quien dirige la Casa del Migrante ubicada en Ciudad Juárez, Chihuahua, la migración infantil es un sector que debe ser asistido debido a los agravios que pueden sufrir durante su transcurso en México.

“Los menores acompañados y no acompañados están migrando, están en constante movimiento. Es algo en lo que hemos insistido, porque vemos más desapariciones, más violaciones, más secuestros de menores. Nos damos cuenta en Casa del Migrante, porque llegan muy afectados”, relata Calvillo Salazar.

Para Leticia Gutiérrez de SMR, es una violencia ejercida por el Estado en donde éste por una parte quiere garantizar la protección de los niños migrantes conforme a sus derechos, pero también es irresponsable al no tener condiciones para atender los casos de aquellos que fueron víctimas de delito.

“Es una falta de voluntad o falta de interés por atenderlos, el tema es que a estos niños, niñas y adolescentes, si no es por la sociedad civil que interviene para buscar garantizar la protección y el respeto a sus derechos humanos, el Estado se convierte en un Estado violentador y agresor para esta población”, concluye Gutiérrez.

México más que un lugar de refugio para los menores migrantes se convierte en una extensión del peligro que hay en sus países.

La delincuencia en contra de estos niños se hace presente en mayor medida en el noreste, en el estado de Tamaulipas, seguido del sureste, en Chiapas y Tabasco.

De acuerdo con los registros de niños migrantes víctimas de delito entregados por el INM, de los 537 ilícitos registrados en los últimos seis años, 260 ocurrieron en Tamaulipas, donde la mayoría fueron secuestros; Chiapas ocupa el segundo lugar con 107 casos y Tabasco el tercero con 74 delitos.

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