Ladrones de nombres

La culpable de una de las peores experiencias que ha tenido en su vida Tita Guzmán se llama Tita Guzmán. 

Esta mujer le robó casi un millón de pesos comprando a su nombre aparatos electrónicos, tramitando préstamos personales y tarjetas de crédito.  Hasta los ahorros de su vida se los llevó en un dos por tres Tita, la impostora.

A Tita, como a miles de mexicanos, le robaron su identidad, un delito que crece en México pero que ni siquiera está tipificado como tal en el país.

Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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"Son las instituciones las que deben proteger y resguardar los datos personales y mejorar sus sistemas de acceso para que estos efectivamente no caigan en manos ajenas”
Martha TagleSenadora de Movimiento Ciudadano
"Por eso hemos propuesto una reforma al Código Penal Federal, para que así como en otros estados de la República ya se ha avanzado en este tema de penalizar en robo de identidad”
"Nosotros somos muy dados a dejar todos nuestros datos en los sitios de Internet, prácticamente nuestros datos completos, porque no hemos valorado lo que significa ese dato personal y las repercusiones que debe de tener”
"(...) en el MP en una de mis visitas pregunto y lo que encuentro es que el robo de identidad no está tipificado y al no estarlo no existe”
Tita GuzmánVíctima de robo de identidad
“Yo registro el celular de esta persona y yo me sentí un investigador privado profesional y me fui al Ministerio Público a levantar el acta”
Tita GuzmánVíctima de robo de identidad
“Me meto a mi banca electrónica y de pronto me doy cuenta de que mi cuenta de ahorros está en ceros. Pensé que me había vuelto loca"
Tita GuzmánVíctima de robo de identidad
https://www.youtube.com/watch?v=3SNVdN_D9Bs

La culpable de una de las peores experiencias que ha tenido en su vida Tita Guzmán se llama Tita Guzmán. 

Esta mujer le robó casi un millón de pesos comprando a su nombre aparatos electrónicos, tramitando préstamos personales y tarjetas de crédito.  Hasta los ahorros de su vida se los llevó en un dos por tres Tita, la impostora.

A Tita, como a miles de mexicanos, le robaron su identidad, un delito que crece en México pero que ni siquiera está tipificado como tal en el país.

El martirio de Tita Guzmán (nombre ficticio) comenzó con el robo de su credencial de elector y una tarjeta de crédito. Desde entonces todo ha sido un suplicio.

De acuerdo a las estadísticas de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) en el primer semestre de 2015 los reclamos por robo o suplantación de identidad se incrementaron en un 40 por ciento.

Esto al pasar de 20 mil 168 casos denunciados a 28 mil 258, con respecto al mismo periodo del año 2014.

México ocupa el octavo lugar en el mundo en este delito. En 67 por ciento de los casos, el robo de identidad se da por la pérdida de documentos, en 63 por ciento, por el robo de carteras y portafolios, y 53 por ciento por información tomada directamente de una tarjeta bancaria, de acuerdo con información del Banco de México (Banxico).

Hoy jueves se conmemora en el mundo el Día Internacional de Protección de Datos Personales. Y Tita como muchos mexicanos no tiene motivos para celebrar.

La suplantación de Tita

En una charla en un café de Polanco suena el teléfono de Tita Guzmán. Es un empleado de su banco para comunicarle que había una compra de un televisor y otros electrónicos por 60 mil pesos que les parecía sospechosa. La mujer revisó su cartera y no encontró su tarjeta de crédito. Alguien le había robado el plástico y también su credencial de elector. 

Ahí comenzó un calvario de año y medio para frenar a los usurpadores que, a su nombre, obtuvieron sospechosamente rápido créditos en diferentes tiendas, bancos y hasta tramitaron otras siete tarjetas de crédito. 

En total, obtuvieron más de un millón de pesos.

“En 10 días hice el retiro de todo mi dinero en cajeros electrónicos, hice retiros en ventanilla, teóricamente, o esos eran los movimientos que yo veía en la banca electrónica, así como el préstamo personal y el retiro del préstamo personal. Estamos hablando aquí de unos 450 mil pesos sólo en este banco (HSBC)”.

Los ladrones de su nombre se gastaron sus ahorros y acudieron a todos los lugares que ofrecen tarjetas de crédito en cinco minutos y se gastaron cada peso autorizado.

“Me meto a mi banca electrónica y de pronto me doy cuenta de que mi cuenta de ahorros está en ceros. Pensé que me había vuelto loca. ¿Cómo me gasté mis ahorros como de 150 mil pesos? Y busco mi tarjeta porque la tengo guardada en mi casa porque no la saco, es de ahorros. Encuentro mi tarjeta y, digo, en qué momento la usé”.

El tiempo de respuesta es importante porque los ladrones utilizan cada minuto.

“Consulto mis movimientos y me doy cuenta de que no sólo no tengo dinero, sino que pedí un préstamo personal y lo retiré el mismo día, por 250 mil pesos, y ya había hecho un retiro de la mitad. Con eso yo me fui al banco corriendo porque dije ¡algo anda muy mal¡”.

El ladrón se identificó en las tiendas departamentales y supermercados. Tita Guzmán comenzó la cacería de los ladrones de identidad.

“Se hicieron tres compras en hora y media. Una compra en Chedraui, compraron una televisión de 60 pulgadas, hicieron otra compra en Costco y finalmente hicieron otra compra en Walmart, todo en la misma zona. Hice el recorrido, pregunté por las cámaras de seguridad. Esta persona en el Walmart hizo una recarga telefónica a su celular con mi tarjeta de crédito. Yo registro el celular de esta persona y yo me sentí un investigador privado profesional y me fui al Ministerio Público a levantar el acta”.

Los ladrones obtuvieron otras siete tarjetas de crédito y se gastaron un millón de pesos. Considera que son golpes delictivos verdaderamente maestros, pues obtienen muy buena cantidad de recursos, no utilizan la violencia y cometen sólo “una serie de fraudes”, porque el delito de robo de identidad no está tipificado.

“Habían pasado dos semanas y yo seguía recibiendo todo tipo de llamadas y de correos directos donde me llegaban mis tarjetas nuevas, de Movistar, de oro Banamex, Banorte, innumerable. Yo me empiezo a aterrar porque ya no le veía fin a los créditos que estaba recibiendo y en el MP en una de mis visitas pregunto y lo que encuentro es que el robo de identidad no está tipificado y al no estarlo no existe, sólo existe una serie de fraudes y una serie de suplantaciones, pero en ningún momento existe el robo de identidad. No hay un mecanismo legal para protegerte y hacer una sola denuncia donde digas ‘todo lo que suceda a mi nombre a partir de este momento no soy yo’”, afirma.

La cancelación del INE es muy importante en caso de ser víctima de robo de identidad, ya que esto evita que los maleantes continúen el trámite de créditos. Le hubiera gustado saber eso antes de saberse víctima de robo de identidad.

“Mi abogado me preguntó si había ido a cancelar mi INE y a sacar la nueva y ¡por supuesto que no! Porque todos los mexicanos pensamos que no necesitamos nuestro INE hasta que nos toca votar”, relata. 

“Los establecimientos buscan tus cosas, tu INE actualizada y tu buró de crédito. Si pierdes tu INE y vas y le dices al INE que perdiste el documento, pues ahí los frenas, y tu siguiente candado es el buró de crédito”.

El buró de crédito tiene un sistema de alertas que tiene un costo de 232 pesos por año y te avisa cuando alguna entidad crediticia revisa tu historial.

La cacería de los ladrones la tuvo que emprender Tita Guzmán con la ayuda de abogados porque en el MP no consideran que el robo de identidad sea un delito grave.

“De entrada el Ministerio Público no te pela porque no tienes un delito mayor, no eres el primero en la lista, hay muchos delitos que están sucediendo en esta ciudad y el tuyo es un robo de cuello blanco porque no te pasa nada, no me metieron a un coche y me llevaron a sacar dinero a mi cajero, más bien no vi de dónde salió y yo tenía un deudón de más de un millón de pesos en menos de tres meses. Ya con todas las demás tarjetas”, recuerda.

“Tramitaron unas siete tarjetas más de crédito en bancos como Banamex, tramitaron todas las tarjetas de tiendas departamentales y de ropa, como C&A, Viana, H&M, Palacio de Hierro, Liverpool, Fábricas de Francia, compraron un celular en Movistar a través de una oferta de Liverpool. Sacaron una tarjeta de Liverpool Premium de 100 mil pesos y se gastaron al tope mi tarjeta de Liverpool que yo tenía por unos 40 mil pesos”.

Las tarjetas de crédito se deslizaron como mantequilla en un sartén caliente. Pero no era ella quien las pasaba por las terminales bancarias.

“En mis sospechas, el banco estaba bastante involucrado en el tema, no sé si la ejecutiva de cuenta directamente o un mecanismo más grande dentro del banco porque era muy sospechoso que tuvieran mi información y que hicieran hasta una reposición de mi tarjeta”, cuenta.

Un día, dice, estuvo a punto de agarrar a los ladrones. Una ejecutiva de cuenta en HSBC le dijo que quien la había suplantado tendría que acudir a retirar la segunda mitad de un crédito por 250 mil pesos. Sabía la hora y la sucursal en que cobrarían. Acudió al Ministerio Público. 

“Los tenemos”, pensó.

“Tengo oro molido, pensé”, lo narra emocionada. “Ya sabemos quién es, ya sabemos con qué ejecutiva va, ya tenemos su número telefónico y sabemos que va a estar en esta sucursal tal día en tal fecha a tal horario sacando lo que falta de dinero. Vamos por ellos”

“Y por supuesto que no pasó, de entrada el Ministerio Público me dijo ‘nosotros no podemos detener a nadie en el banco, tenemos que esperar afuera a que salga para agarrarlo cuando salga con todo tu dinero. El banco no quería un escándalo y si la ejecutiva o alguien estaba coludida pues le había dicho ya no vengas.”

El ladrón de nombres no llegó para recoger la otra mitad del dinero.

Urge mecanismo legal

Es muy desgastante ser víctima de robo de identidad, ya que hay que demostrar que uno no es quien efectúa los trámites para estafar a las empresas y se autorizan créditos con un chasquido de dedos y no existe una entidad para la defensa de las víctimas de este fraude, alerta Martha Tagle, senadora de Movimiento Ciudadano que tiene una iniciativa en esta materia.

“Tenemos que retomar el problema del robo de identidad, por cómo se maneja, porque no existe un mecanismo legal para prevenir este tipo de hechos ilícitos.

“Aparte de todo lo que significa para una persona a la que le ha sido suplantada la identidad tener que verificar que efectivamente no fue ella quien usó esos datos. Es un calvario tener que comprobarlo ante los bancos y limpiar su historial crediticio”, afirma la legisladora.

Los bancos otorgan tarjetas hasta con una llamada telefónica, lo que vulnera a las personas que son víctimas de los malhechores que obtienen créditos en su nombre.

“No existe el mecanismo por el cual se pueda investigar este tipo de hechos ilícitos y sancionarlos, las personas simple y sencillamente quedan en impunidad.

“Por eso hemos propuesto una reforma al Código Penal Federal, para que así como en otros estados de la República ya se ha avanzado en este tema de penalizar en robo de identidad, exista a nivel nacional un tipo penal para sancionar a quienes cometan este tipo de ilícitos”, asegura la legisladora.

Un buen avance sería que el delito de robo de identidad se asiente en la ley.

“Sin duda el daño es muy grande y no lo hemos podido valorar en su justa dimensión y es un problema que se está manifestando de manera creciente en nuestro país, sobre todo a raíz de la actividad que tenemos de contar acceso a las redes sociales y a Internet y esto está poniendo cada vez más en riesgo la identidad de las personas”, afirma Martha Tagle.

Además, hace falta una campaña de las instancias involucradas para que los ciudadanos reconozcan el valor de los datos personales, sobre todo con la llegada de las nuevas tecnologías.

“Nosotros somos muy dados a dejar todos nuestros datos en los sitios de Internet, prácticamente nuestros datos completos, porque no hemos valorado lo que significa ese dato personal y las repercusiones que debe de tener, por eso a mí me parece que el INAI tiene que tomar medidas de prevención en este tema de suplantación de identidad.

“Los usuarios deben de tener claridad de que los datos que están ingresando en los sitios que cuenten con la seguridad de que no van a ser mal usados nuestros datos personales, como nombre completo, domicilio, teléfono, datos de las credenciales y de las tarjetas bancarias, se deben de tomar precauciones, pero los ciudadanos debemos de conocer esas precauciones”, asegura.

Tagle refiere que si bien las empresas ya han avanzado en el cuidado de datos personales, en la administración pública todavía hace falta trabajo al respecto.

“Recordemos que hay una denuncia que no conocemos cuál ha sido su fin con respecto al robo de la base de datos de los electores de este país y nuestros datos personales estuvieron prácticamente en manos de desconocidos fuera del país. 

“Me parece que son las instituciones las que deben proteger y resguardar los datos personales y mejorar sus sistemas de acceso para que estos efectivamente no caigan en manos ajenas”, alerta la representante de Movimiento Ciudadano.

El robo de identidad afecta en tu patrimonio, credibilidad e identidad de la víctima, que todavía, además de enfrentar el problema, deberá acreditar que no es quien utilizó los documentos.

“Cometen un ilícito en tu nombre y es muy difícil demostrar que tú no fuiste, mientras te la pasas tratando de comprobar que no eres la persona que cometió el ilícito puedes perder mucho, el trabajo, dinero, oportunidades, y hay otras situaciones que puede parecer más de la farándula, como cuestiones de tipo sentimental, porque también se da mucho esa suplantación de identidad en las redes sociales”, comenta la legisladora.

Para la senadora de Movimiento Ciudadano, tiene que haber mayor coordinación de diferentes instancias para atender la problemática, desde el INE, como entidad que expide las credenciales de elector, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la Condusef, el INAI —como entidad encargada de la protección de datos personales— y las entidades privadas involucradas en otorgamiento de créditos y manejo de datos personales.

“La Comisión Nacional Bancaria y de Valores se tiene que involucrar, la Condusef como la encargada de ver por los intereses de quienes acuden a las instituciones bancarias también tiene que implementar medidas que atiendan este tipo de problemas y tomar acuerdos con los bancos para ver cuáles son los documentos que se requieren para poder otorgar créditos o abrir tarjetas de crédito”, explica la funcionaria.

Destaca que el problema del robo de identidad no se puede entender sin la colusión de las autoridades y el sector privado en perjuicio de los usuarios.

“Sin duda, desde las autoridades mismas hasta los bancos y empresas privadas que están relacionadas. 

“Hoy en día hay bancos que pretenden con una llamada autorizarte tarjetas de crédito o las empresas, como Teléfonos de México, te autorizan créditos en tu línea telefónica y muchas veces ni siquiera está el recibo a nombre de la persona que está en ese domicilio”, destaca la legisladora de Movimiento Ciudadano, Martha Tagle.

Castiga INAI a empresas privadas

El Instituto Nacional de Acceso a la información y Protección de Datos Personales (INAI) castigó el año pasado con 140 millones de pesos a empresas privadas que no resguardaron adecuadamente los datos de los particulares.

“Durante 2015 tuvimos más de 140 millones de pesos en multas para entidades privadas que tienen que ver más con el sector de servicios y de telecomunicaciones, es una facultad que tenemos de tutelar también la Ley Federal de Protección de Datos Personales en posesión de los entes privados y con la facultad que tiene el Instituto de interposición de sanciones de hasta más de 320 mil salarios mínimos”, señaló la comisionada presidenta del INAI, Ximena Puente de la Mora.

En entrevista, la comisionada advierte que los ciudadanos debemos hacer conciencia de que cuando contratamos un servicio o recibimos una prestación, estamos autorizando en alguna medida la utilización de nuestros datos personales.

“Vivimos en una época dominada por la tecnología en la que es cada vez más vital hacer hincapié en la protección de datos personales, por ejemplo, en el uso de las redes sociales. Hay que tener mucho cuidado con lo que publicamos, mucho cuidado con la información que dejamos en los teléfonos inteligentes, en las aplicaciones que bajamos para estos teléfonos, debemos leer las condiciones de privacidad de la información de estas aplicaciones es fundamental”, aseguró Ximena Puente de la Mora.

“Es necesario incentivar a las personas a que lean los avisos de privacidad, lean las condiciones para las que se está transfiriendo la información personal y que estemos todos conscientes de que la información personal tiene un valor y eso nos toca protegerlo a cada uno de nosotros”, abundó.

Es común que la ciudadanía aprueba los contratos de protección de datos “en automático”, sobre todo cuando se trata de servicios contratados a través de Internet.

“Muchas veces con esa aceptación casi en automático estamos dando nuestra información para cualquier fin, entonces luego nos preguntamos por qué nos llegan ciertos correos electrónicos o por qué saben ciertos detalles de la información que nosotros mismos dimos la autorización para que así fuera”, alertó.

El INAI en un comunicado recordó que la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon) dio a conocer el caso de una joven de Nayarit, víctima de este delito, a la que le imputaron un adeudo fiscal por mil 800 millones de pesos. El monto más alto del que se tenga registro en el país.

En 2006, los delincuentes falsificaron la credencial de elector de la joven, en la que coinciden todos sus datos, con excepción de su foto y su firma. El nombre de la joven fue dado de alta en el RFC como comerciante al por mayor en productos farmacéuticos, con destilación y venta de grandes volúmenes de alcohol etílico, para lo cual proporcionaron un domicilio fiscal que le era totalmente ajeno.

Los delincuentes abrieron una cuenta de cheques en una institución bancaria y durante 2009 hicieron depósitos por cerca de 800 millones de pesos, conducta que fue observada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

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