Los nombres de mujeres muertas o desaparecidas no dejaron de resonar entre las asistentes ataviadas con tonos morados y verdes. Foto: Especial

‘La policía no me cuida, me cuidan mis amigas’, la consigna del 8M

Como cada 8 de marzo, grupos de mujeres tomaron las calles de la capital del país, para protestar en contra de la violencia machista, los feminicidios, el abuso sexual, entre otros males que aquejan a las mujeres

“¿Te puedo ofrecer un plátano para tu bebé?”, preguntó una mujer a una madre acompañada de su pequeña hija de poco más de un año de edad, mientras al fondo, cientos de mujeres coreaban: “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”.

Desde la mañana del 8 de marzo la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México dispuso un fuerte dispositivo desde Paseo de la Reforma, a la altura de la Glorieta de las Mujeres que Luchan, hasta el Zócalo capitalino.

Fue precisamente desde esa misma glorieta que los últimos contingentes de mujeres partieron hacia el corazón de la capital del país.

Con las consignas de siempre, porque 11 mujeres siguen siendo asesinadas en México cada día, niñas, adolescentes y mujeres de todas las edades partieron en punto de las 16:00 horas y caminaron sobre Reforma.

Jóvenes que portaban carteles en los que aseguraban que no querían ser valientes, sino vivir seguras afirmaron: “Justo como hoy, que me siento arropada por estas mujeres y no tengo miedo de marchar”.

Durante el paso de los diversos contingentes que salieron de la Glorieta de las Mujeres que Luchan, los nombres de mujeres muertas o desaparecidas no dejaron de resonar entre las asistentes ataviadas con tonos morados y verdes.

Falta Karen, falta Karen”, gritó un grupo de cinco jóvenes. Una de ellas no pudo más con el peso de los recuerdos y se quebró. En ese mismo instante fue rodeada por varias mujeres, quienes incluso llegaron a derramar lágrimas ante su dolor.

“Karen era mi mejor amiga, fue asesinada por su novio, a mí me violaron, ¿cómo no voy a marchar? Por eso estoy aquí, porque estoy harta, porque no conozco una mujer que no haya sido agredida de una u otra forma por un hombre”, refirió la joven quien prefirió conservar el anonimato.

Un zepelín, un útero gigante, cientos de pancartas y humo verde y morado surcaban el cielo mientras el contingente avanzaba de manera lenta.

Varios puños en el aire, un gesto adoptado por los rescatistas durante el 19S, indicaron a las demás asistentes que debían guardar silencio, a la vez que otras pedían alcohol o un botiquín porque una joven se había desmayado.

Tras atender el incidente, el contingente siguió su paso para incorporarse a Avenida Juárez, donde las muestras de solidaridad entre las mujeres no dejaron de verse.

Mujeres ofrecían a otras agua, dulces, comida, a la vez que vitoreaban a las trabajadoras de un restaurante de comida rápida de esta vialidad, quienes salieron a blandir pañuelos morados.

“Ese apoyo sí se ve” y “esas morras sí me representan”, fueron las consignas que los contingentes gritaron en este punto.

La marcha que no se ve

En Avenida Juárez todo era fiesta. Una batucada tocaba al ritmo de las arengas, mientras las mujeres compartían historias, abrazos, provisiones y fuego para cigarros y bombas de humo, las cuales al ser encendidas provocaban el entusiasmo de las presentes.

Mientras una adulta mayor aseguraba: “Soy la abuela de la niña que no vas a tocar”, una bolsa de bombones pasaba de mano en mano.

“Si un día desaparezco, búscame en la música de BTS”, rezaba el cartel de una adolescente de apenas 13 años de edad, quien ya se ha enfrentado al acoso sexual.

Tras tres horas de marcha, el cansancio no venció a las asistentes, quienes se incorporaron a Eje Central en medio de aplausos, mientras la batucada sonaba y otras tantas bailaban.

“Cuidado, está lleno de puercos”, alertaba una joven a las mujeres del contingente, mientras los primeros grupos llegaban a la calle 5 de mayo. El cielo se comenzaba a oscurecer.

Huéspedes de hoteles se asomaron junto a una pequeña bebé, quien provocó una gran respuesta de las niñas, adolescentes y mujeres que se hallaban en la marcha.

Las niñas no se tocan”, “Esa morra sí me representa” y “arriba las niñas” fueron los gritos que se escucharon en este punto de la marcha, los cuales fueron acompañados de aplausos y abrazos a las menores de edad presentes en el contingente.

Una falsa alarma hizo retroceder a las colectivas cuando estaban a punto de llegar a la meta. Más puños arriba. Sin embargo, tras ver que nada impedía su paso, en medio de la oscuridad, el contingente llegó hasta la plancha del Zócalo, donde otros grupos de mujeres las recibieron entre aplausos y consignas.

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