Con su llegada a la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López Hernández consolidó un grupo de poder

Gobernación, la casa de Adán Augusto López

Con su llegada a la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto López Hernández consolidó un grupo de poder conformado por familiares y allegados que ocupan diversos cargos públicos, los cuales van desde gubernaturas hasta puestos clave en la Secretaría de Hacienda o Pemex

Adán Augusto López Hernández saltó a planos estelares de la política nacional cuando asumió la Secretaría de Gobernación, lo que de inmediato lo puso en la contienda rumbo a 2024.

Desde su llegada a Bucareli, le ha dado un perfil político más alto a la dependencia, y se ha involucrado directamente en la mediación de algunos conflictos, destacando siempre su buen trato.

Asimismo, ha generado canales positivos de comunicación no solo con partidos políticos, sino con la iniciativa privada y los medios de comunicación, lo que lo ha posicionado también como el principal interlocutor de la administración federal y, por extensión, como un perfil muy aventajado para la sucesión presidencial.

Pero esta plataforma no es sino la consolidación de una discreta, pero constante, acumulación de cargos y puestos para la casa de los López.

La posibilidad de ver al secretario de Gobernación en la contienda interna del partido oficial para 2024 sigue a debate, dado que tanto él como el presidente Andrés Manuel López Obrador han rechazado que sea precandidato, pero, por lo pronto, ya se ha posicionado a la cabeza de un grupo muy bien acomodado políticamente.

Además de Tabasco y Chiapas, hoy bajo el mando del grupo de los López Hernández, los estados de Oaxaca, Campeche y Quintana Roo también tienen gobernadores surgidos de influyentes familias del sureste de la República

Desde las elecciones de 2018 se dieron los primeros indicios de esta estrategia. Pues, mientras López Hernández ganó la gubernatura de su natal Tabasco, en el vecino estado de Chiapas fue electo su cuñado, Rutilio Escandón, con lo que ambas entidades del sureste quedaron en manos de una misma familia política abanderada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Rosalinda López Hernández, hermana de Adán Augusto López y esposa de Rutilio, duró seis días como primera dama de Chiapas, pues el 14 de diciembre de 2018 llegó a la Auditoría Fiscal del Servicio de Administración Tributaria.

Un año después, al renunciar la hoy ministra Margarita Ríos-Farjat a la dirección del SAT, su hermano la candidateó públicamente para el puesto.

Los López Hernández son una familia inmersa en la política, tanto que Silvia, hermana de Adán y Rosalinda, está casada con Humberto Mayans Canabal, político de trayectoria que ostentó secretarías en cuatro gobiernos de Tabasco, así como puestos en la regencia de Carlos Hank González y la Presidencia de Carlos Salinas de Gortari.

En octubre de 2019, el presidente López Obrador postuló a Mayans Canabal como consejero independiente de Petróleos Mexicanos, cargo que asumió para el mes de diciembre, siendo que, desde enero de ese mismo año, su hermano Fernando se incorporó al gabinete de Adán como titular del Instituto de Seguridad Social del Estado de Tabasco.

Al asumir como secretario de Gobernación, Adán pudo sumar otra pieza a su rompecabezas, pues dejó la gubernatura de Tabasco a Carlos Manuel Merino, quien también lo suplió en el Senado de la República en 2015, cuando dejó la Cámara alta para comenzar a preparar su candidatura y posteriormente fue superdelegado de López Obrador en el estado.

Prácticas heredadas de Adán Augusto López

Sobre el grupo que hoy encabeza López Hernández, Reporte Índigo entrevistó a Ricardo Tapia Basurto, maestro en Gobierno por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien considera que, si bien puede resultar escandaloso, no es novedoso ni al interior de esta administración ni en otras pasadas.

“Esto no es novedoso ni exclusivo de este Gobierno en particular. Si recordamos lo que pasó en el sexenio anterior, donde el secretario Osorio Chong era el líder del Grupo Hidalgo, vemos que ha sido tradición que los secretarios de Gobernación tengan amplia influencia y, teniendo un cargo tan relevante, desde luego que tendrán personas que se identifiquen con ellos”.

Sin embargo, señala que “es evidente que el Presidente está auxiliándose en aquellos que le garantizan mayor lealtad. Adán Augusto no era uno de los políticos más relevantes, no había construido un grupo tan fuerte como, por ejemplo, Ricardo Monreal, pero es un hombre de lealtad absoluta desde hace más de tres décadas al presidente López Obrador”.

El académico observa que, desde su llegada a la Segob, Adán Augusto López Hernández ha cobrado mayor influencia al desplazar al senador Monreal como interlocutor -como ocurrió en las mesas con los panistas opositores– así como ha asumido las tareas que dejaron Julio Scherer y Alfonso Romo al salir de la Oficina de la Presidencia de la República.

Dado el intempestivo ascenso del secretario de Gobernación en la política nacional, Tapia recuerda que el mismo López Obrador “era una figura local hasta que llegó a la dirigencia nacional del PRD, de la que brincó a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal”, por lo que no duda que López Hernández logre un lugar privilegiado rumbo a la siguiente administración.

En esto coincide el doctor Edgar Ortiz Arellano, presidente de Bismarek Consultoría, quien recapitula que el uso de las relaciones familiares para obtener posiciones políticas son parte de la cultura política mexicana, teniendo algunas de sus expresiones más evidentes en el sureste de la República, precisamente de donde es originario el grupo del secretario de Gobernación.

“En la política mexicana siempre han existido camarillas cuya base y fundamento son las relaciones familiares. Son un componente importante para entender a las élites mexicanas, es un fenómeno que, prácticamente todo el siglo XX y hasta la fecha, se repite de manera constante sin importar las posturas partidistas o posiciones de carácter ideológico”.

Para esto señala que actualmente en el sureste, además de la familia López Hernández, gobiernan tanto Alejandro Murat en Oaxaca como Layda Sansores en Campeche, ambos hijos de exgobernadores, caso similar al de Quintana Roo, donde el mandatario Carlos Joaquín González es parte de una influyente familia de empresarios y políticos.

“En el sureste mexicano es muy común que su fundamento sean las relaciones familiares y que existan clanes políticos que se apropian del poder público. A nivel federal, por la magnitud y tamaño del aparato administrativo, es mucho más complicado que una sola familia se apodere de todo, pero a nivel local es más sencillo”.

Si bien recalca que “por el tipo de posiciones que ocupan, no se puede tipificar que se esté violentando la Ley General de Responsabilidades Administrativas”, el doctor en Gestión Estratégica advierte que siempre habrá suspicacia sobre si estos funcionarios llegaron a los puestos por capacidades o por mera relación con una figura de tal influencia.

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