El jefe antinarcóticos del Departamento de Estado, Todd Robinson, insistió en que en México sí se produce fentanilo. Foto: Especial

Fentanilo: la crisis de salud aumenta, mientras las estrategias se estancan

El consumo del opiáceo crece en la frontera entre México y Estados Unidos en tanto que las políticas públicas de ambos países se concentran en acciones punitivas

Mientras autoridades de México y Estados Unidos se enfrascan en una lluvia de acusaciones por la responsabilidad del trasiego, consumo y muertes por sobredosis de fentanilo, la crisis por este opiáceo crece en ambos lados de la frontera.

El gran problema, señalan especialistas, es que las políticas públicas para atender la crisis en ambos países están focalizadas en la criminalización de la droga, en la persecución con la fuerza del Estado y en el encarcelamiento masivo, en vez de reducir las consecuencias negativas relacionadas con el consumo del opiáceo.

El pasado jueves durante el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad entre México y Estados Unidos, el fiscal general del vecino del norte, Merrick Garland, acusó a los cárteles mexicanos de producir y traficar fentanilo.

“Estamos enfrentando a estos cárteles que son responsables por la muerte de ciudadanos mexicanos y de otras nacionalidades. Además, el fentanilo producido por los cárteles, es la peor droga que hayamos visto.

“Nosotros conocemos la cadena de suministro mundial del fentanilo. Los cárteles de Sinaloa y Jalisco, el fentanilo que están produciendo lo están traficando, esto lleva a lo que cruza por nuestra frontera y las organizaciones de narcotráfico relacionadas con los cárteles en los Estados Unidos”, dijo.

En ese mismo diálogo, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, respondió que en nuestro país no se procesa dicha droga sintética y recordó a su homólogo que en México se combate a todos los cárteles y que no tienen ningún tipo de pacto con nadie.

“Reiteramos la cuestión del seguimiento de los precursores químicos, ya que México no es un productor de fentanilo, es un país de tránsito y en el país no se han detectado laboratorios dedicados a ellos. Debe de haber algún tipo de llegada a México de fentanilo y, sí, efectivamente pasa hacia Estados Unidos, pero insisto en que México no produce fentanilo, lo quiero decir bien claro”, puntualizó.

La versión de Rosa Icela Rodríguez coincide con la del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha señalado que la droga llega directamente desde China a Estados Unidos y solo una pequeña parte entra desde México.

Al respecto, el jefe antinarcóticos del Departamento de Estado, Todd Robinson, insistió en que en México sí se produce fentanilo, pero sus precursores químicos vienen de China.

“Yo mismo he viajado a México y he visto lo que se fabrica allí, tanto las metafentaminas como el fentanilo”, afirmó.

El diálogo avanzó justamente en ese camino, sin que ninguno de los países ofreciera ninguna solución desde la perspectiva de un problema de salud pública. México se comprometió a combatir el tráfico de fentanilo, pero pidió a Estados Unidos frenar el trasiego de armas y dinero de ese país que terminan en posesión del crimen organizado en México.

¿De dónde llega el fentanilo a México?

Recientemente la Dirección General de Investigación Estratégica del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República publicó la investigación “Algunos aspectos sobre el fentanilo fabricado ilícitamente” coincide en la versión de que si bien los precursores de la droga vienen de Asia, se fabrica en laboratorios clandestinos que también podrían estar en México.

La investigación señala, además, con datos de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas, que la crisis de opioides en América del Norte no está asociada a un aumento considerable del número de consumidores, sino al elevado grado de mortalidad por sobredosis, como consecuencia, en parte, de la alta potencia del fentanilo fabricado ilegalmente.

En promedio, mueren en Estados Unidos unas 100 mil personas al año por sobredosis de esta droga.

“Las personas consideran su alta potencia, bajo precio, acción intensa y rápida. Y a medida en que en los consumidores aumenta la tolerancia al consumo de heroína cortada con fentanilo o solo fentanilo, otros opioides disponibles en el mercado les resultan insuficientes.

“En este sentido, la alta potencia del fentanilo es lo que puede provocar una sobredosis o la muerte, ya que es necesario solo una mínima cantidad para ocasionarla, 2 mg, es decir, lo equivalente a dos granos de sal”, agrega la investigación.

Sobre las políticas de atención del consumo de fentanilo, la investigación advierte que las penas más severas es una manera de atender la sobredosis de opioides, estrategia seguida por México y EU, pero el control de drogas a través de políticas punitivas, tienen poco efecto disuasorio sobre el uso de sustancias y puede empeorar los resultados de salud.

“Las políticas de criminalización de drogas están relacionadas directamente con la injusticia racial y el encarcelamiento masivo de hombres afroamericanos e hispanos”, agrega el texto.

Como solución, propone el estudio, generar esfuerzos para mejorar la atención y prevención del uso problemático de drogas como el uso de cannabis para reducir el uso de opioides y evitar la sobredosis de estos.

“Las políticas para enfrentar las consecuencias del consumo de fentanilo fabricado ilegalmente deben estar orientadas a la reducción de daños, es decir, reducir las consecuencias negativas relacionadas con el consumo de drogas”, concluye el estudio.

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