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Felipe Leal, un funcionario en aprietos

Las cartas de los vecinos que denuncian construcciones irregulares en sus colonias se apilan en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi). Felipe Leal, titular de este área responsable de autorizar los cambios de uso de suelo, no las responde y simplemente ignora el malestar ciudadano.

Como no hay respuesta, los vecinos, desesperados, apelan a sus jefes delegacionales que se declaran incompetentes para sancionar a los infractores y proceder a la clausura.

 "Se pretende consolidar el proceso de transformación de la Ciudad de México en un territorio libre para (…) proyectos inmobiliarios privados"
Carta de uno de los habitantes de Álvaro Obregón

Las cartas de los vecinos que denuncian construcciones irregulares en sus colonias se apilan en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi). Felipe Leal, titular de este área responsable de autorizar los cambios de uso de suelo, no las responde y simplemente ignora el malestar ciudadano.

Como no hay respuesta, los vecinos, desesperados, apelan a sus jefes delegacionales que se declaran incompetentes para sancionar a los infractores y proceder a la clausura.

Ante esta impotencia, los ciudadanos buscan la ayuda de  otras autoridades. Recurren a la Consejera Jurídica y de Gobierno, Leticia Bonifaz, a quien le exponen el problema para que intervenga.

También acuden a los diputados locales de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que, por fin, se hacen eco de una de las peticiones más sentidas de la ciudadanía: poner un freno a la construcción sin control, ilegales, que violan toda norma.

La aprobación del nuevo Plan General de Desarrollo Urbano (PGDU) para la ciudad de México fue frenada de tajo por los asambleístas locales. 

En el fondo, lo que se busca es ganar tiempo para que Miguel Ángel Mancera Espinosa y su equipo tengan tiempo de leer el plan con detenimiento, modificarlo o, en su caso, avalar el proyecto que envió Marcelo Ebrard a través de Felipe Leal.

El titular de la Seduvi es el funcionario clave para entender que, durante la administración de Marcelo Ebrard Casaubón, se disparó el “boom” inmobiliario a partir de los cambios de uso de suelo, cuestionables ante la falta de transparencia y participación vecinal.

Fue él, precisamente a través de la Seduvi, quien publicó el pasado 3 de octubre de 2012 en la Gaceta oficial del DF, el Aviso de la Consulta Pública sobre el “Proyecto de Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal” que debería realizarse entre el 15 de octubre y 27 de noviembre y que al final fue suspendida.

“Con este hecho se pretende consolidar el proceso de transformación de la ciudad de México en un territorio libre para los grandes proyectos inmobiliarios privados”, acusan los vecinos de Álvaro Obregón en una de sus múltiples cartas de denuncia.

Los vecinos, sobre todo aquellos involucrados con la mejora y defensa de sus colonias, advierten que la nueva ley que propone Felipe Leal a escasos días de que concluya el cargo, “lo que deja claro es que la jefatura de gobierno del DF y la Seduvi decidirán lo que se puede en todos los casos”.

¿Qué hará Felipe Leal o su sucesor con los predios que ya tenían luz verde?

Uso de suelo: tema que acarrea dinero

Poner orden y aprobar las solicitudes para cambios de uso de suelo son sin duda unos de los grandes retos para el próximo jefe de gobierno.

Cambiar el uso de suelo a un predio puede incluso cambiar la forma de vida de toda una colonia o comunidad, se agota el agua, los espacios verdes y propicia en algunos casos, la necesidad de transporte público o de comercios. 

Pero esto es lo que parece importar menos. Cambiar el uso de suelo es una solicitud, un trámite, que se presta a múltiples contubernios entre las autoridades y los interesados, sobre todo cuando se trata de los voraces promotores inmobiliarios.

Pese a que las tareas son muchas, Mancera Espinosa no deberá descuidar este tema que se ha convertido en fundamental.

El ex procurador capitalino tendrá que definir si se mantiene la modificación indiscriminada y discrecional de usos de suelo, para continuar la línea de impulso a la construcción, como lo hizo Marcelo o bien se desmarca. La ALDF mandó ya una luz.

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