Fayad, cierre cuesta arriba

Con indicadores alarmantes en seguridad e irrelevantes en desarrollo, el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, se embarca en el último año de su gobierno

La detonación de tres coches bomba por parte de un comando en Tula, Hidalgo, exhibe el descuido por parte del gobierno de la entidad, encabezado por Omar Fayad, quien parece estar más preocupado por “quedar bien” con el presidente de la República que de gobernar con eficiencia.

Mientras se prepara para entregar el poder en septiembre de 2022, el priista ha perdido prácticamente influencia en su partido, en parte por su cercanía con el presidente y su Movimiento Regeneración Nacional. Además, los indicadores dejan de manifiesto el nulo impacto de Fayad para solucionar el rezago que tiene Hidalgo.

Asumiendo el cargo en septiembre de 2016, la violencia no ha parado durante el gobierno de Fayad. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dicho año cerró con un total de 179 homicidios dolosos. Para 2017, la cifra comenzó a aumentar, pues cerró con 185 casos.

A partir de este punto, Hidalgo no ha bajado de los dos centenares de homicidios dolosos por año. En 2018 se registran 203, disparándose hasta 287 en 2019 y continuando con 296 en 2020. La cifras de incidencia delictiva estatal del SESNSP hasta octubre pasado marcan que, este 2021, se han cometido otros 203 crímenes de esta índole en la entidad.

La principal razón para este incremento en la violencia es la disputa que el Cártel Jalisco Nueva Generación, facciones de Los Zetas y otras organizaciones criminales regionales mantienen en el estado por el robo de hidrocarburos o “huachicol”. Siendo que Hidalgo, junto a Puebla, se ha vuelto el epicentro de esta actividad delictiva.

Tras la explosión de un ducto perforado en Tlahuelilpan, dejando 137 muertos en enero de 2019, el gobierno de Fayad y las autoridades federales buscaron combatir estos actos. Aunque presumieron avances durante los siguientes dos años, Petróleos Mexicanos reportó que, entre enero y julio de 2021, hubo dos mil 554 perforaciones en el estado.

Lejos de contener el huachicoleo, las autoridades se han visto obligadas a buscar recuperar la mayor cantidad de combustible robado. Como informó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana al señalar que, entre enero de 2019 y octubre de 2021, se habían incautado más de dos millones 557 mil litros tan solo en el estado gobernado por Fayad.

Crisis de pobreza

Una de las principales problemáticas para enfrentar el arraigo del huachicol en Hidalgo ha sido el rezago que vive la entidad y el cual la administración de Fayad no ha podido atender a menos de un año de concluir. Como dan cuenta los informes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

De acuerdo con la Medición de la Pobreza 2020 de Coneval, un millón 570 mil de los tres millones 82 mil pobladores del estado viven en pobreza. Es decir, el 50 por ciento de los hidalguenses se encuentran en esta situación. Ocho por ciento vive en pobreza extrema, seis por ciento es vulnerable por ingresos y otro 26 más por carencias sociales.

Aunque se puede atribuir esto a la crisis sanitaria, el récord muestra que, en desarrollo, Fayad dejará el estado prácticamente como lo encontró. A su llegada en 2016, Coneval contabilizó 1.4 millones de pobres en Hidalgo, lo que incluso fue una modesta reducción con relación a 2014. Misma que se perdió para 2018 con la cifra que se mantiene hasta hoy.

Al cierre de 2019, es decir, meses antes de que la pandemia de COVID-19 y la crisis económica que generó azotaron México, poco más del 50 por ciento de los hidalguenses reportaron un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria básica. Esto mientras que, a nivel nacional, el promedio se encontraba en 37 por ciento.

Su prioridad

Con estas cifras poco alentadoras en materia de seguridad y desarrollo, la estrategia política de Omar Fayad de cara a entregar las llaves del Palacio de Gobierno de Hidalgo se ha enfocado en el acercamiento con el presidente Andrés Manuel López Obrador a costa de su presencia en el Partido Revolucionario Institucional. 

La primera muestra pública de distanciamiento partidista para ganar la simpatía de López Obrador se dio en agosto de 2019, cuando Fayad denunció a sus antecesores por las “clínicas y hospitales que, en el tema de corrupción, nos dejaron botadas”. Siendo que, desde hace casi un siglo, todos los mandatarios hidalguenses han salido del PRI.

A esto se suman los respaldos públicos que Fayad ha hecho a distintos proyectos del primer mandatario. Tales como la construcción del Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” en lugar del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, o la sustitución del extinto Seguro Popular por el nuevo Instituto Nacional de Salud para el Bienestar.

En un escenario similar al de Alejandro Murat en Oaxaca, Fayad fue testigo de cómo Morena le arrebató al PRI la mayoría en el Congreso de Hidalgo en las elecciones de 2018, donde el partido oficial arrasó con 17 de 18 distritos de mayoría, y de 2021. Si bien en 2020 el tricolor respondió ganando 32 de 82 presidencias municipales.

Habiendo iniciado el proceso electoral del que surgirá su relevo en 2022, Fayad parece cada vez más distante del partido que lo encumbró en Hidalgo. Al mismo tiempo que López Obrador ha premiado a priistas que le han mostrado su simpatía, como son los exgobernadores Quirino Ordaz, de Sinaloa, y Héctor Astudillo, de Guerrero.

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