Actualmente, el estado cuenta con 13 metros cúbicos de agua por segundo y busca llegar a 16. Foto: Especial

Entre sequías e inundaciones

Mientras el almacenamiento en las presas del estado indica que la entidad volverá a enfrentar desabasto de agua como en 2022, las lluvias amenazan con hacer crecer el cauce del Río Santa Catarina y provocar inundaciones

Nuevo León pasa por constantes sequías que dejan a los ciudadanos sin agua durante horas o días, en espera de las precipitaciones que parecen una respuesta a la problemática, pero que se convierten a veces en otro problema debido a la mala planeación urbana: las inundaciones.

La situación actual de almacenamiento en las presas de Nuevo León da señales de alerta, pues son similares a las registradas hace un año, cuando comenzaron los cortes de agua en municipios.

El almacenamiento en las presas ha descendido, El Cuchillo se encuentra al 45.6 por ciento de su capacidad, la presa Cerro Prieto al 11.37 por ciento, mientras que el embalse La Boca está al 26.76 por ciento.

El gobierno de Nuevo León lanzó en mayo de 2022 el llamado Plan Maestro para Garantizar el Agua de Nuevo León Hasta el 2050, en el que establecieron tres fases de acción para llegar a los 16 metros cúbicos de agua por segundo de agua que se necesitan, lo que implica una inversión de 25 mil millones de pesos.

En el mismo documento, se informa que actualmente el estado cuenta con 13 metros cúbicos de agua por segundo.

Una de las principales medidas con las que se pretende llegar a esta meta es la construcción de 132 pozos someros (de baja profundidad) a lo largo de la Macroplaza y el Parque Fundidora, así como la creación de pozos profundos en la Huasteca y zona Santa Ana-San Roque, la edificación de la Presa Libertad, entre otros temas.

Un ejemplo de las metas establecidas por el gobierno es que, para julio de 2022, se construirían 132 pozos someros, a pesar de que en mayo de este año se informó que, hasta ese momento, se habían construido 42 pozos.

Estas medidas de mitigación no son suficientes y en la actualidad, no hay un registro a través del cual se puedan comparar las medidas y metas, como las incluidas en el plan maestro, con los avances reales.

Necesidades reales con fuentes superficiales

Desde inicios de 2022, el estado se convirtió en noticia nacional al quedarse sin agua en las presas, lo que llevó a la entidad a un desabasto generalizado del vital líquido, pues la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) se caracteriza por tener un régimen pluvial de escasa precipitación, acompañados de periodos secos.

Actualmente, la mayoría del suministro de agua proviene de fuentes superficiales como el Río Santa Catarina y las presas, sin embargo, esta dependencia es arriesgada debido a la variabilidad climática, como la sequía por falta de lluvia.

Recientemente, el Gobierno de Nuevo León enfrentó una controversia por anunciar, y poner en marcha, un programa para “limpiar” de basura y vegetación al Río Santa Catarina para prevenir inundaciones ante posibles huracanes. Los funcionarios aseguraron que el plan era para prevenir daños en un área de mil 200 hectáreas y proteger a 50 mil habitantes en zonas de riesgo.

De acuerdo con el asesor técnico y estratégico de Sociedad Sostenible AC (SOSAC), Adrián Lozano, el problema no radica en la vegetación, sino en donde se establecieron los asentamientos humanos, pues redujeron el cauce.

“El problema fue que construimos ahí una ciudad, que creemos que mantenerlo como canal va a darnos seguridad, pues no. La verdad es que no por haber construido así y haberle quitado tanto terreno y tantas funciones al río. Siempre vamos a tener riesgo, si queremos soluciones de verdad, tenemos que conversar con quienes viven en las edificaciones que están al lado del río y hacer algo, abrir áreas para inundación que, de hecho, nos servirían muchísimo como humedales artificiales donde podamos limpiar el agua”, declaró el biólogo.

El registro más antiguo de daños por lluvias cerca del río Santa Catarina data de 1919, cuando se registraron precipitaciones que rebasaron el canal hasta inundar la colonia Independencia, dejando a 5 mil familias sin hogar y cerca de 10 mil muertos.

La mala planeación pone en riesgo a la población, que en los últimos años ha crecido en estas áreas, debido a los riesgos hidrometeorológicos como el fenómeno El Niño.

La situación actual deja claras las necesidades y desafíos para crear las medidas de mitigación y adaptación, pues se requiere de una mejora en la infraestructura, así como el manejo de recursos naturales del estado.

Te puede interesar