La Línea 12 representa el sistema de movilidad  más importante para la zona suroriente de la ciudad al conectar  las alcaldías de Iztapalapa, Coyoacán y Tláhuac. Foto: Especial

Entre contrastes, manifestaciones y opiniones encontradas, así fue la reapertura de la Línea 12 del Metro

Tras más de dos años del cierre de la también llamada Línea Dorada, los habitantes de la zona oriente de la Ciudad de México vivieron un sábado de optimismo por la reapertura de cinco estaciones

El sábado 15 de julio un nuevo tramo de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro volvió a operar tras 26 meses de cierre; no obstante, durante el evento de reapertura y en los primeros recorridos hubo claroscuros importantes.

Minutos antes de las 7:00 de la mañana, sobre la avenida Tláhuac clareaba el día, poco a poco, la actividad cotidiana comenzaba en la principal vía que conecta el suroriente con el centro de la Ciudad de México; personas con mochilas apresuraban el paso y los microbuses de transporte concesionado iban semillenos hacia Tasqueña.

Manifestantes, entre ellos comerciantes, protestaron por la presunta falta de apoyos por parte de las autoridades durante el tiempo que tardó en reabrir la Línea 12. Foto: Especial
Manifestantes, entre ellos comerciantes, protestaron por la presunta falta de apoyos por parte de las autoridades durante el tiempo que tardó en reabrir la Línea 12. Foto: Especial

A esa hora, de las estaciones Culhuacán a Periférico Oriente de la Línea 12, ya no había servicio de autobuses de la Red de Transporte Público (RTP) que transportara a los pasajeros que esperaban en las entradas para llegar a sus centros de trabajo, algunos aguardaban sentados en jardineras o escalones mientras otros miraban sus relojes para ver si aún llegaban a tiempo a sus destinos.

La también llamada “Línea Dorada” cerró después de que el 3 de mayo de 2021 una trabe colapsó en el tramo interestacion Olivos-Tezonco.

Inauguración agridulce para el nuevo jefe de Gobierno

Un par de kilómetros más adelante, a la altura de la estación Periférico Oriente, entre patrullas y elementos de la Policía capitalina, el arribo de funcionarios públicos daba señales de que algo importante estaba por suceder.

Dentro de la estación, figuras importantes de la política local como la alcaldesa de Iztapalapa y aspirante a ocupar la Jefatura de Gobierno en 2024, Clara Brugada, el director del Metro, Guillermo Calderón, y el secretario de Movilidad, Andrés Lajous, se encontraban a la espera de la llegada del  jefe de Gobierno, Martí Batres, quien abordaría el primer tren con pasajeros para recorrer el tramo recién abierto.

Minutos después, llegó Batres Guadarrama pero, para su sorpresa, decenas de manifestantes, entre ellos, comerciantes inconformes por las obras de rehabilitación, también lo estaban esperando.

Sin embargo, el mandatario local subió las escaleras de acceso a la estación con una ligera sonrisa en su rostro.

Mientras los funcionarios hablaban, los gritos de la gente que se encontraba al exterior se hacían cada vez más fuertes, su descontento se debía a que, según argumentaron, no han recibido apoyos durante las obras de reconstrucción que han durado más de 14 meses y aún no concluyen totalmente.

Incluso, alguien del staff de Gobierno hizo la seña a las personas de audio para que subieran el volumen del micrófono porque el ruido externo sobresalía. “Nosotros también somos víctimas”, “Batres no resuelve”, eran algunas de las consignas mostradas en los carteles de los inconformes.

Así se vivió el primer recorrido tras la reapertura

Tras informar los pormenores y asegurar que no se volvería a caer la Línea luego de la remodelación, Martí Batres concluyó su discurso y todos se dirigieron a los andenes de la estación, ahí ya esperaba con las puertas abiertas –como de bienvenida– un tren marca CAF, color naranja con verde.

Cabe recordar que la Línea 12 ha sido tan controversial desde su apertura que, incluso, los trenes han sido tema de debate: en 2014 se encontró que dichos trenes no eran los adecuados y corrían el riesgo de descarrilarse, por lo que se realizó una intervención que también implicó un cese de operaciones.

Al vagón subieron funcionarios, periodistas, personal de Protección Civil, policías, alcaldes y el jefe de Gobierno.

Mientras todos se acomodaban, el tren cerró sus puertas y, tan solo segundos después, llegó el momento más esperado por todos: que los vagones iniciaran su marcha y volvieran a correr por el viaducto elevado de la Línea Dorada.

Un pequeño momento de incertidumbre ocurrió luego de que el tren se detuvo por unos segundos a solo metros de salir de Periférico Oriente, después continuó su marcha y, por primera vez en mucho tiempo, se observaron los cerros de cantera que caracterizan el paisaje del suroriente de la ciudad.

Al salir de Culhuacán, enseguida de que el mandatario capitalino concluyó su recorrido, decenas de personas se mostraron impacientes por entrar al Metro y continuar su camino.

Habitantes de Tláhuac, los más afectados

Sin duda, los principales afectados por el cierre y el accidente de la Línea 12 fueron los habitantes de Tláhuac e Iztapalapa, quienes, en sus propias palabras, vieron que sus traslados cotidianos aumentaron hasta el doble de tiempo.

“Tláhuac estaba saturada tanto de coches como de transporte, hacía como una hora u hora y media en llegar a Zapata”, contó en entrevista Rogelio Martínez, quien fue de los primeros usuarios en ingresar a la Línea 12 tras su reapertura parcial.

El hombre llevaba un uniforme de seguridad privada porque, dijo, iba a cubrir su turno en una tienda departamental en la zona centro de Coyoacán.

Afirmó que, gracias a la reapertura, ya puede estar más tranquilo: “La verdad ya quería que reabriera, era muy necesario, la pasamos muy mal sin el Metro”.

Mientras iba sentado en el vagón, aseguró no temer porque suceda otra desgracia como la del 3 de mayo de 2021.

“Da miedo por lo que pasó, pero ya cuando te pones a pensar que en cualquier lugar te expones, por ejemplo, en el microbús, te pueden asaltar o en bici, atropellar, entonces está mejor el Metro y lo bueno es que ya lo arreglaron, se ve que quedó bien”, indica.

Para las 9:30 de la mañana el Metro estaba en calma, trabajaba con normalidad, el sonido de los trenes llegando y la sirena de advertencia de cierre de puertas se convirtieron otra vez en lo cotidiano.

Sin embargo, para la señora Ofelia, también habitante de Tláhuac, la sensación era distinta.

“Ojalá ahora sí lo hayan hecho bien, porque resulta que si los políticos hacen sus tranzas, lo más afectados somos los que usamos el transporte”, acusó.

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