Otis dejó una huella imborrable en Guerrero, por ser uno de los huracanes de rápida intensificación más grandes del mundo. Foto: Especial

El puerto, colapsado por Otis

Otis, el huracán más poderoso que haya tocado la costa del Pacífico mexicano deja a su paso, además de destrucción, una deuda por parte de las autoridades y la alerta de que estos fenómenos cada vez serán más recurrentes por el calentamiento global

Acapulco, otrora el destino turístico más importante del país, amaneció el día de ayer devastado tras el paso del huracán Otis. Gran parte de los habitantes, así como visitantes, continúan aislados, incomunicados, sin energía eléctrica.

Al cierre de esta edición aún no era posible cuantificar ni dimensionar el daño que dejó y las secuelas que derivarán del paso de este fenómeno natural que aún ayer hacía estragos en las costas de Guerrero.

El emblemático puerto tiene por delante un largo camino para levantarse, entre un cúmulo de dudas por la extinción de fideicomisos que estaban destinados para atender este tipo de desastres. Asfixiado por la violencia y la inseguridad en los últimos años y con signos de abandono oficial, el huracán le asestó un golpe del que será difícil levantarse sin dificultad.

Conforme el tiempo comenzó a pasar y la fuerza del huracán a ceder, grabaciones y reportes en redes sociales comenzaron a difundirse. Acapulco parecía zona de guerra.

Palmeras, techos, cableado tirado por las calles, mezclados entre agua y lodo se podía apreciar en la Costera Miguel Alemán mientras se veía a turistas con maletas deambular de un lado a otro.

El hotel Princess, uno de los emblemas de Acapulco, lucía destruído con varios de sus pisos completamente inutilizables.

“Acaba de pasar lo más cañón, literal estuve en el ojo del huracán. Me acaban de rescatar, se fue la luz y los vientos estuvieron a más de 260 kilómetros. Me escondí en el clóset y comencé a rezar, el pánico se apoderó de mi que lo único que pedía era otra oportunidad. (…) Está completamente destruido, en mi cuarto se cayó el techo, los vidrios se quebraron, los pisos estaban inundados, sin luz”, narró una turista que se encontraba hospedada en el hotel Princess tras el paso de Otis.

Una catástrofe histórica

Otis dejó una huella imborrable en Guerrero, por ser uno de los huracanes de rápida intensificación más grandes del mundo, dejando de lado al huracán Pauline, que azotó a Acapulco, siendo categoría 4, en 1997.

Fue el primer huracán categoría 5 en tocar tierra en alguna costa del Pacífico Nororiental y su rápida intensificación lo convirtió en un fenómeno meteorológico sin precedentes en la región.

Un caso similar ocurrió en 1992 con el huracán Andrew que azotó a Florida también siendo categoría 5.

La tragedia fue mayor ya que Otis tocó tierra en una ciudad con más de un millón de habitantes. En total, 2 millones de personas fueron las afectadas, contando a los habitantes de los municipios aledaños.

Especialistas meteorológicos además coincidieron en que ningún modelo de pronóstico pudo prever con anticipación que Otis crecería de intensidad tan aceleradamente.

“Entre los factores que dificultaron las predicciones precisas sobre la intensidad de Otis el martes se encuentran: hubo solo un vuelo de los Cazadores de Huracanes (con solo dos penetraciones) en Otis, y no se contó con un radar meteorológico Doppler, ya sea terrestre o desde vuelos de reconocimiento. Además, en los días previos a Otis, los modelos de pronóstico tuvieron dificultades para determinar si Otis tocaría tierra en absoluto. Algunos de los principales modelos mantuvieron a Otis en el mar durante días, lo cual coincide mucho más con el comportamiento típico de los huracanes en esta región en lugar de lo que realmente sucedió”, escribió al respecto la Universidad de Yale.

Un motivo del crecimiento es que las aguas donde se desarrolló tenían temperaturas entre 30 y 31 grados centígrados cuando la temperatura mínima necesaria para su formación es de 26.5 grados centígrados.

A la par de Otis, en el Pacífico se está desarrollando una nueva zona de baja presión, que se encuentra ubicada frente a la costa de Centroamérica pero que se desplaza hacia el sur del Golfo de Tehuantepec que podría impactar en las próximas horas de las costas de Chiapas hasta las de Guerrero.

Poco tiempo para prepararse

De acuerdo con el sitio de noticias meteorológicas de la Universidad de Yale “Climate Connections”, en un artículo llamado “Escenario de pesadilla: Huracán Otis arrasa Acapulco”, escrito por Bob Henson y Jeff Maters, la intensificación rápida de Otis es extremadamente peligrosa porque deja a las personas con poco tiempo para prepararse.

Lamentablemente, alertan, escenarios como el de Acapulco, serán más recurrentes, por el calentamiento global.

“El factor clave en la rápida intensificación de Otis fue la presencia de una fuerte banda de vientos, conocida como una corriente en chorro (jet streak), incrustada en la corriente de aire de la corriente en chorro que fluía rápidamente al norte de Otis. Mientras Otis tomaba aire cálido y húmedo desde la superficie y lo elevaba en su pared del ojo, los fuertes vientos de esta corriente en chorro actuaron como un sistema de ventilación para el huracán. Este es un proceso similar a cuando se ventila un fuego”, explica el artículo.

Los científicos alertan que estos fenómenos serán cada vez más frecuentes, muestra de esto es que de los huracanes más poderosos que han tocado el Pacífico, dos de ellos ocurrieron este año: Lidia y Otis.

Habrá un antes y un después tras el paso de Otis por las costas de Guerrero.

El papel de las autoridades

El presidente Andrés Manuel López Obrador y su Gabinete de Seguridad se trasladaron por carretera al estado de Guerrero tras el paso del huracán Otis por la costa de Acapulco. Informando que por el momento no ha recibido datos de personas fallecidas y que se buscará reabrir las carreteras lo más antes posible.

Tras ofrecer su conferencia mañanera el día de ayer en Palacio Nacional, donde habló del impacto de Otis y dijo que era posible que asistiera a la zona damnificada, López Obrador salió del recinto pasadas las 10:00 de la mañana a bordo de una de las camionetas Suburban que utiliza para viajar por carretera.

Cerca de las 3:00 de la tarde, el primer mandatario y la caravana de su equipo de colaboradores fueron vistos cargando gasolina mientras cruzaban el estado de Morelos para acercarse a Acapulco.

“Vamos allá ahora, eso es lo que les puedo decir”, respondió a reporteros del medio local Central de Noticias MX.

Al ser cuestionado sobre si se había confirmado la pérdida de vidas humanas en la zona de Acapulco o la Costa Grande por el impacto del huracán, que ayer por la tarde se degradó hasta tormenta tropical, López Obrador se limitó a responder que todavía no tenía el reporte de fallecidos, puesto que la región estaba incomunicada desde la madrugada.

También se refirió al cierre de la autopista y la carretera libre de peaje México-Acapulco por los derrumbes y daños que dejó Otis.

“Vamos a dejar ya maquinaria. Trae el Ejército maquinaria, Comunicaciones y Transportes. Vamos a buscar que se reabra lo más pronto posible la autopista”, refirió sobre los esfuerzos para volver a comunicar la zona.

Acompañando al presidente López Obrador se vio al general Luis Cresencio Sandoval y al almirante José Rafael Ojeda, secretarios de Defensa Nacional y Marina. Así como a Jorge Nuño, secretario de Infraestructura, a quien se le vio dándole instrucciones sobre cómo proceder con el despeje de vías.

Más tarde en el municipio de Juan R. Escudero, pasando Chilpancingo, una funcionaria de Presidencia dijo que con dirección a Acapulco el camino estaba completamente cerrado y que comenzarían a liberar la vialidad rumbo a la Ciudad de México.

“Está totalmente cerrado, no hay manera de pasar, solo que sea con maquinaria”, dijo.

Los planes DN-III y GN-A

Con un estado de fuerza de 8 mil 391 efectivos el Ejército y la Fuerza Aérea, así como personal de la Guardia Nacional activaron los planes DN-III-E y GN-A en apoyo de la población afectada por el huracán Otis.

Se trata de 7 mil 671 elementos de las Fuerzas Armadas y 720 de la Guardia Nacional, además de seis aeronaves y seis helicópteros.

También se trasladaron vía terrestre 3 mil despensas y 3 mil litros de agua embotellada del Centro Estratégico de Acopio de la Base Aérea Militar Número 1 ubicada en Santa Lucía, Estado de México para ser distribuidas a la población de los municipios afectados.

Lamentan falta de recursos

El coordinador de los senadores del PRI, Manuel Añorve Baños, se solidarizó con los habitantes del Puerto de Acapulco por el devastador paso del huracán Otis y lamentó la falta de recursos disponibles para estados y municipios que se requieren para enfrentar los daños causados por fenómenos naturales con la desaparición del Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden) por parte del Gobierno federal.

“Sin duda alguna, la desaparición del Fonden es un lastre más en el largo camino de decadencias que ha promovido el Gobierno de Morena”, condenó el legislador al asegurar que esta mala decisión ha dejado desamparada la atención de desastres naturales.

El legislador guerrerense señaló que este tema no debe subestimarse, por lo que destacó la importancia del Fonden como un fondo crucial para hacer frente a las necesidades derivadas de fenómenos hidrometeorológicos y otros desastres, como terremotos.

“La desaparición del Fonden dejó a estados y municipios en una situación precaria frente a los fenómenos hidrometeorológicos, y la población se encuentra desamparada sin la posibilidad de recibir apoyo adecuado en momentos de necesidad”.

Gran parte de Acapulco, con cerca de 780 mil habitantes, sigue sin energía eléctrica y las comunicaciones son inestables por el paso de Otis, refirió el legislador al comentar que es lamentable que a ello se suma que Guerrero es uno de los estados más pobres y que padece altos índices de inseguridad.

“Los guerrerenses no nos doblamos ante las adversidades”, indicó al recordar que, gracias al Fonden, en el sismo de 2017 se pudo llevar a cabo la reconstrucción de Chiapas, Oaxaca, Morelos y municipios de Guerrero que resultaron afectados, especialmente aquellos cercanos a Puebla.

Sin embargo, dijo que hoy la situación se complica con la desaparición del Fonden, porque los apoyos a estados y municipios se redujeron, lo que afecta directamente a la población.

“No podemos permitir que decisiones políticas dejen en vulnerabilidad a nuestros ciudadanos; por ello, es necesario exhortar a las autoridades competentes a que se garantice la pronta respuesta y apoyo a las comunidades afectadas por desastres naturales. Es nuestro deber moral y ético asegurar el bienestar y seguridad de todos los mexicanos”.

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