El grito de las universitarias

La falta de protocolos y medidas enérgicas contra la violencia de género ha ocasionado que estudiantes de diversas universidades del país se manifiesten visibilizando agresiones sexuales o creando plataformas de denuncia

Las universidades tienen una materia que no han podido aprobar: erradicar la violencia de género.

Casos de acoso y hostigamiento sexual son algunas de las principales situaciones a las que cada día se tienen que enfrentar no solo las estudiantes, sino también las académicas y las trabajadoras de las instituciones de nivel superior.

Ante la urgencia para que las escuelas ajusten o adopten protocolos de actuación para evitar hostigamiento y abuso sexual, alumnas universitarias han lanzado la campaña #LaCalleEsNuestra que ha convocado a marchas y a acciones en redes sociales.

Hechos de acosos u hostigamiento sexual son las conductas violentas más constantes, más reiteradas, pero no significa que sean las únicas
Socorro Damián EscobarDirectora del Programa de Género en UAM Iztapalapa

“Existen otras como la violencia psicológica, la económica, el abuso sexual e incluso violaciones”, explica la abogada feminista Socorro Damián Escobar, encargada del programa de género y derechos humanos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) plantel Iztapalapa.

Una de las últimas denuncias en instituciones de educación superior fue el de una catedrática de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, quien fue abusada sexualmente por cuatro de sus colegas el pasado 3 de mayo. La profesora presentó una denuncia ante la Fiscalía de la Mujer y la institución repudió el hecho.

Lamentablemente no es el único caso. El “Mee Too” mexicano exhibió que el tema del acoso y el abuso de poder son más frecuentes de lo que es reconocido en las universidades, pues decenas de testimonios de estudiantes fueron difundidos cuando el movimiento tomó fuerza en el país a principios de año.

De acuerdo con Damián Escobar, las universidades son entes jerárquicos donde predominan las relaciones de insubordinación y asimétricas, contexto en el que se dan agresiones tanto dentro como fuera de las aulas.

Aunque hay instituciones que tienen protocolos para que exista un ambiente libre de violencia, estos deben tener una estructura bien delimitada que defina qué tipo de agresiones se van a atender, explica.

Por ejemplo, si en los protocolos se habla de sanciones, se deben establecer los procedimientos de atención; es decir, cuáles van a ser las vías por las cuales las víctimas van a denunciar un acto de violencia de género y cuáles van a ser las instancias que atenderán esta situación, además de quiénes van a tener la facultad para resolver y aplicar las medidas, comenta.

“La UNAM el 29 de agosto de 2016 emitió un protocolo para atender las violencias, ya de ahí se van sumando también otras universidades: la Ibero, la UABJO (Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca). La Autónoma de Tabasco tiene la intención de elaborar un protocolo, en la UAM Iztapalapa también se tiene esa intención de hacer un protocolo con perspectiva de género”, asegura.

El movimiento #MeToo motivó a decenas de alumnas a difundir sus testimonios de abuso y acoso de los que fueron víctimas

La abogada explica que todas las universidades tienen que armonizar su legislación con base en tratados internacionales en materia de derechos humanos y establecer en los reglamentos y en los contratos colectivos como faltas graves la violencia de género.

La especialista señala que quien atiende los casos de violencia deben de ser órganos sensibilizados en esta problemática, pero además conformada por expertas y expertos en la materia. Socorro Damián agrega que se debe de combatir la red de complicidades y compadrazgos en las universidades para que se dé el cumplimiento eficaz de los protocolos que se están creando; además de realizar las diligencias necesarias en las investigaciones.

“La debida diligencia implica obligaciones como prevenir, investigar, sancionar y con ello evitar la impunidad, se tiene que terminar con la impunidad, y va en el sentido de que deben realizarse investigaciones claras en un tiempo menor”, explica.

Para la diputada federal Martha Tagle este tipo de situaciones es un reflejo de lo que sucede en la sociedad en un espacio más pequeño y la falta de protocolos para combatirlos, ya que aunque se denuncie muchas veces no sucede nada por la burocratización que hay en algunas escuelas.

“Desafortunadamente ahora no solamente estamos conociendo temas de acoso, sino de abuso sexual e incluso de muertes de mujeres universitarias, claro que nos preocupa y alarma mucho porque parece que el tema de los protocolos quedó muy por abajo de lo que requiere la comunidad universitaria”, expone Tagle

La legisladora aplaude las acciones que toman las estudiantes universitarias para exigir la implementación de protocolos y las acciones contundentes para prevenir estas situaciones.

“Es muy importante que las jóvenes estén manifestando su rechazo a esta forma de violencia, su sociedad ha cambiado, hay que apoyarles”, expresa Tagle.

La plataforma que visibiliza el acoso

“Acoso en la U” es una plataforma que visibiliza las denuncias de agresiones sexuales en las universidades y que inició en noviembre de 2017 como un blog.

Actualmente es una asociación civil que ha impulsado la implementación de protocolos para atender casos amenazas, acosos, maltratos, violencia física o psicológica y discriminación en universidades como el Tec de Monterrey, la Universidad de Monterrey (Udem) y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Para que las universidades adopten protocolos de actuación, la plataforma convocó el 23 de mayo —día internacional de las estudiantes—, a una manifestación nacional contra el acoso universitario que se llevó a cabo en once estados del país.

Monterrey, Ciudad de México, Jalisco, Estado de México, Tabasco, Puebla, Yucatán, Chiapas, Guanajuato, Querétaro y Sinaloa fueron las entidades donde se realizaron acciones.

“Si bien, en los últimos años se han creado protocolos de violencia de género, nos hemos encontrado con las mismas fallas de parte de las instituciones a lo largo del país.

“Ya que no hay transparencia en las resoluciones, ni rendición de cuentas a las sociedades de los casos; hay impunidad y simulación en los casos donde se les miente, se revictimiza e incluso se pone en riesgo a las víctimas con las resoluciones y, peor aún, siguen existiendo instituciones que siguen careciendo de protocolos de atención, dijo en un comunicado, “Acoso en la U”.