La ZMM se ha convertido en un lugar difícil de transitar para los ciudadanos, y las imágenes del día a día discrepan de la realidad que las autoridades muestran en sus anuncios sobre movilidad. Foto: Especial

Ciudad intransitable

Pese a que las autoridades locales y estatales presumen acciones para mejorar la movilidad en la entidad y en la Zona Metropolitana de Nuevo León, la realidad que viven los usuarios día a día es muy distinta

Miles de personas que trabajan y estudian en la metrópoli regia viven un viacrucis diariamente para poder transportarse, invirtiendo varias horas de su día en esperar y utilizar algún medio de transporte.

Sin importar si se desplazan por rutas urbanas, líneas del Metro o alternativas como la Ecovía o los llamados “ramales” del Transmetro, la población de la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) ve mermada diariamente su calidad de vida al utilizar medios de transporte público.

“El transporte no está en buenas condiciones, aparte ahorita ya tengo media hora esperando el camión; yo vivo en Villa de Juárez y al Centro de Monterrey hago dos horas, más quince minutos más a mi trabajo, más la espera hago aproximadamente cinco horas transportándome en camión al día”, expuso Cecilia Guerrero, una usuaria.

En promedio, quienes viven a una distancia de más de 20 kilómetros de su centro de trabajo o escuela invierten hasta cuatro horas o más del día en el traslado; es decir, pierden cuatro días de vida al mes en un automóvil o camión.

De la foto a la realidad

En los últimos meses tanto la Secretaría de Movilidad y Planeación Urbana estatal, como algunos ayuntamientos municipales, están realizando de manera simultánea un gran número de obras, lo que, aunado al extenso parque vehicular y las unidades de transporte que circulan por las calles, convierten las avenidas en un estacionamiento. Esto sin olvidar cambios en la ingeniería vial, que en ocasiones dificulta más la movilidad al eliminar carriles para colocar jardineras con poca o nula vegetación.

Respecto al Metro, el congestionamiento en las horas pico y los trabajos de reparación que se llevan a cabo en la Línea 2, los cuales han comprometido la efectividad del servicio, pues el tramo que va desde la Universidad Autónoma de Nuevo León hasta la estación Sendero no funciona desde hace siete meses, hacen difícil el tránsito por este sistema de transporte.

Hasta el momento, no se ve cercano el día en el que se reanuden las operaciones de esta línea, pues aún se realizan licitaciones para terminar los trabajos pendientes.

En cuanto al traslado en camiones urbanos, la situación es similar: el amontonamiento de personas tanto en las paradas como al interior de los camiones es cosa de todos los días.

El mal estado de las unidades que circulan pone en peligro a la ciudadanía que recurre a estas rutas para desplazarse por la metrópoli.

Recientemente en el municipio de Santa Catarina un camión se quedó sin frenos, lo que provocó que se estrellara contra cinco vehículos, dejando un saldo de 40 personas lesionadas.

La opción de utilizar un servicio de taxi o de aplicación de transporte privado es poco factible para el trabajador promedio y los estudiantes , pues los altos costos alejan a una parte de la ciudadanía de estas alternativas.

Por ejemplo, una persona que se tiene que trasladar desde el centro de Santa Catarina a la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), emplazada en San Nicolás, podría gastar en la ida y vuelta hasta 500 pesos en un taxi de aplicación, es decir 10 mil pesos mensuales, lo cual según los sueldos en el estado podría significar el gasto de todo su ingreso únicamente en transporte.

El conjunto de estas problemáticas ha convertido a la ZMM en un lugar difícil de transitar para los ciudadanos, y las imágenes del día a día discrepan de la realidad que las autoridades muestran en sus anuncios sobre movilidad.

Si los ciudadanos optan por desplazarse en bicicleta, a lo largo de los últimos años hemos visto alcaldes inaugurando ciclovías, pero la realidad es que estos carriles dedicados a los ciclistas tienen poca utilidad y en muchos casos terminan sin conectar con alguna otra vía segura para ellos.

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