Quizá sea hora de deshacernos de nuestras mascotas

El ataque de un perro tipo pitbull a otro perro más pequeño en la colonia Tabacalera de la Ciudad de México dejó heridas al dueño del can de menor tamaño, luego de morderlo también en el pecho y en la mano.

El video de la agresión circuló en redes sociales y muestra cómo el pitbull lastima al perro chico y luego a su dueño, que intenta meterse en defensa de su mascota.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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"Hay una ilusión de que las mascotas tienen más voz que en el pasado, pero es más bien que les estamos poniendo palabras en su boca. Tal vez los humanizamos en una manera que los hace invisibles"
Jessica PierceEticista y autora de "Corre, Spot, Corre".

El ataque de un perro tipo pitbull a otro perro más pequeño en la colonia Tabacalera de la Ciudad de México dejó heridas al dueño del can de menor tamaño, luego de morderlo también en el pecho y en la mano.

El video de la agresión circuló en redes sociales y muestra cómo el pitbull lastima al perro chico y luego a su dueño, que intenta meterse en defensa de su mascota.

El hombre presentó heridas en el pecho y en la mano, además que denunció que el dueño del pitbull no se ha hecho responsable de los gastos médicos que hizo para atenderse. Por otro lado, también se aprecia cómo él golpea al pitbull con un bat.

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“Una vez más la inconsciencia y la irresponsabilidad de estás bestias humanas que preparan a estos animales para el ataque y a pesar de ello, los traen sueltos sin correa y sin bosal, siendo un constante peligro para cualquier persona o animal que se cruce en su camino”, denunció el usuario.

Ante los diversos encuentros que se dan entre humanos y animales en diversas partes del mundo, algunos bioeticistas se preguntan si tener a estos animales como mascotas es lo mejor para ellos.

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¿Deberíamos quedárnoslos?

Cuando los gatos se quedan mirando por la ventana de las casas sin poder salir o los peces dan vueltas en una esfera de cristal, es cuando surge la pregunta ¿hacemos bien en mantener a estos seres independientes encerrados y sujetos a nuestro control? ¿Tener mascotas es bueno para ellos? Esas son dos de las preguntas que la bioeticista Jessica Pierce se pregunta al presentar su libro “Corre, Spot, Corre”.

Los humanos son conscientes de que un animal de compañía tiene una inteligencia que sorprende cuando más los necesitamos. Tener mascotas puede traer mucha felicidad a un hogar, también agiliza la economía global por lo equivalente de esta industria y en ocasiones, las personas dicen querer más a sus mascotas (12%) que a sus propias parejas afectivas y hasta sus mejores amigos (24%), según una encuesta realizada en Reino Unido.

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Pierce también plantea, según el periódico inglés The Guardian, que tener mascotas es problemático porque niega los derechos de los animales para su autodeterminación, ya que son los humanos quienes deciden lo que comen, cómo actúan, donde viven, cómo lucen e incluso si pueden tener sus propios órganos sexuales. Otro profesor de la Universidad de Carolina del Oeste, Hal Herzog, explica que es una problemática moral contemplar a los animales como personas.

El fenómeno de tener mascotas es uno muy reciente y al alza, pues hasta el siglo 19, la mayoría de los animales en casa eran animales que “trabajaban” y vivían con los humanos, pero sin relacionarse de manera tan emocional. Según el veterinario y filósofo, Bernard Rollin, recuerda en “Corre, Spot, Corre”, que en la década de 1960 cuando las familias estadounidenses salían de vacaciones, dormían por siempre a sus perros porque era más fácil y barato conseguir otro que llevarlo con ellos.

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“Hay una ilusión de que las mascotas tienen más voz que en el pasado, pero es más bien que les estamos poniendo palabras en su boca. Tal vez los humanizamos en una manera que los hace invisibles”, consideró Pierce ante el diario.

Herzog por su parte, opinó que tener mascotas podría tratarse lamentablemente solo de una moda que pasará cuando sean sustituidos por robors, o que resulte una responsabilidad solo para un pequeño grupo de personas. “Las modas culturales vienen y van. Entre más veamos a las mascotas como personas, es menos ético conservarlas”, finalizó.  

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