Desde 2022 hasta julio de 2023, se habían contabilizado 25 casos graves de violencia escolar en planteles de la entidad. Foto: Especial

Armas, derecho de piso y bullying ganan terreno en escuelas de Nuevo León

Niñas, niños y adolescentes ejercen el acoso escolar a diario contra sus compañeros, mientras que algunos de los menores de edad portan armas o cobran derecho de piso a compañeros y maestros

La violencia que impera en Nuevo León migró a las escuelas de la entidad.

Durante los últimos meses, las situaciones de riesgo registradas en planteles educativos han sido una preocupación constante para las autoridades: desde la introducción de armas de fuego en los salones de clase hasta el cobro de piso por parte de alumnos a sus propios compañeros, el problema alcanzó niveles que difícilmente serían imaginados en el pasado.

Lo ocurrido el pasado 26 de enero en el CIDEB, una de las preparatorias de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), en donde Alfonso “N”, de 16 años, apuñaló repetidamente a una de sus compañeras de clase en la cabeza y los brazos, provocándole heridas de consideración, conmocionó a la ciudadanía y terminó por visibilizar una realidad difícil de aceptar: las escuelas de la entidad están reprobadas en materia de prevención y seguridad.

Aunque el episodio ocurrió hace apenas un par de semanas, diversos organismos y fundaciones de prevención a la violencia llevan tiempo vaticinando este tipo de escenarios.

En julio de 2023, el Consejo Cívico de Nuevo León informó que, durante el último año y medio, desde 2022, se habían contabilizado 25 casos graves de violencia escolar en planteles de la entidad.

‘’Los resultados del monitoreo de medios realizado por el Consejo Cívico en impresos, web, radio y televisión, muestran que en 18 meses se han publicado 25 notas informativas relacionadas con amenazas, portación de arma blanca, de fuego o drogas, acoso por parte de docentes, suicidio, agresiones físicas y retos virales que atentan contra la salud’’, afirmó Alejandra González, miembro del organismo.

De la misma forma, se aseguró que tanto los casos como los tipos de violencia escolar se dispararon luego de la pandemia por Covid-19, por lo que es urgente generar un cambio cultural ante la normalización de estas problemáticas.

“Es indispensable ver los incidentes y episodios de violencia desde todas las perspectivas, ofreciendo apoyo socio emocional entre las partes involucradas y promoviendo así una cultura de paz para enfocarnos en la prevención’’, aseguró.

Se disparan casos de acoso escolar

Por su parte, Sandrine Molinard, directora del organismo, señaló que, con base en registros periodísticos, la Secretaría de Educación tuvo constancia de más de 400 casos de ‘bullying’ en escuelas de la Zona Metropolitana de Monterrey durante el año pasado.

Molinard remarcó la dificultad de llevar un conteo acertado acerca de este fenómeno, ya que no existe información oficial estadística al respecto, por lo que el número real podría ser mucho mayor.

“La violencia también se vive de una manera cotidiana en diferentes espacios; ahorita estamos hablando de ‘bullying’, que es un fenómeno que se ha ido visibilizando en los últimos meses, donde ha habido casos muy trágicos (…) Es difícil saber si ha crecido o no, porque realmente no hay mucha información estadística o histórica; algunas encuestas que hace el INEGI aquí en Nuevo León hablan de 440 casos que están reportados por las autoridades escolares”, puntualizó.

Los ejemplos de este tipo de violencia no han sido escasos.

En julio de 2022, Andrea “N”, quien estudiaba en la Escuela Secundaria Técnica #30 del municipio de Monterrey, fue sometida a una presión tan extrema a causa del bullying recibido por parte de sus propios compañeros que tomó la decisión de atentar contra su vida.

Su padre la encontró colgada del cuello al interior del baño de su vivienda, ubicada en la colonia San Ángel Sur; aunque fue trasladada de inmediato a una clínica del Seguro Social para recibir atención médica, Andrea terminó falleciendo a causa del episodio. Contaba con apenas 13 años de edad.

Aunque este tipo de situaciones son más notorias en secundarias y preparatorias, la educación primaria no se queda atrás.

En estos planteles, donde estudian niños de entre seis y 12 años de edad, se tiene constancia de que algunos menores logran introducir todo tipo de armas, incluidas algunas de fuego, además de exhibir conductas muy parecidas a las del crimen organizado.

El pasado 10 de enero, en la Escuela Primaria Alfonso de León, ubicada en la colonia Barrio del Prado, al norte de Monterrey, trascendió el caso de un grupo de estudiantes de quinto año, quienes además de amedrentar a sus compañeros con armas punzocortantes, fueron sorprendidos cargando con sustancias ilícitas en sus mochilas.

Algo parecido se vivió en un plantel de Escobedo, en donde un grupo de adolescentes aplicó un cobro de piso a estudiantes y maestros por igual, exigiéndoles entre 20 y 100 pesos por ingresar al plantel bajo amenaza de violencia.

En otro episodio, registrado en una escuela de la colonia Independencia, se reportó que un alumno de primaria ingresaba al plantel portando un arma de fuego, misma que, aseguraba, le había proporcionado su padre, a quien citaba como presunto líder de un grupo delictivo.

La amenazas no sólo incluían a su compañeros, ya que el menor extorsionaba a los propios maestros del centro educativo para conseguir el pase en sus materias. Tiempo después, se reportó que el menor había muerto en una balacera.

Aunque se tiene constancia de algunos de estos hechos, los organismos de la sociedad civil consideran que gran parte de ellos no se denuncian por temor a represalias. Mientras tanto, la estadística sigue creciendo.

‘’Probablemente el problema es mayor pero no está reportado o denunciado; muchos de los niños sufren en silencio y no se acercan a demandar, por lo que el reto para el Estado es dimensionar el problema que se tiene en este sentido”, opinó Sandrine Molinard.

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