En un periodo de apenas siete años, la metrópoli de Guadalajara acabó con áreas de recarga de acuíferos que equivalen a haber arrasado por completo con “El Bajío”. Foto: Especial

Agua en el subsuelo de Guadalajara: en peligro por urbanización

Los acuíferos, distribuidos en más de 19 mil hectáreas, pueden desaparecer pues están en zonas catalogadas por las autoridades como propicias para nuevas construcciones

El Área Metropolitana de Guadalajara, conformada por nueve municipios, podría perder en los próximos años zonas de recarga de mantos acuíferos tan extensas que será tanto como eliminar 19 superficies del tamaño de “El Bajío”, el área ubicada en Zapopan que cuenta con medidas jurídicas de protección por su capacidad de infiltración de agua hacia el subsuelo.

Aunque la atención política y mediática ha estado centrada particularmente en la zona de “El Bajío”, por ser ahí donde se desarrollaron proyectos de grandes dimensiones como el estadio de “Las Chivas” y la Villa Panamericana, las autoridades metropolitanas han detectado que la urbe está por despedirse de decenas de miles de hectáreas que también son aptas para alimentar los mantos acuíferos.

En concreto, es el Instituto de Planeación y Gestión del Desarrollo del Área Metropolitana de Guadalajara (Imeplan), la instancia que ha identificado que los municipios de la metrópoli mantienen clasificadas como “reservas potenciales para urbanizar” un total de 19 mil 55.89 hectáreas, a pesar de que son zonas propicias para la recarga de los acuíferos, justo como “El Bajío”.

Inclusive, según lo muestran los registros del Imeplan, obtenidos vía transparencia, 370.91 hectáreas de estas reservas urbanas se consideran con una “aptitud de infiltración alta”; mientras que las 18 mil 684.98 hectáreas restantes se consideran con una “aptitud de infiltración media”.

La distribución de estas zonas de recarga de los acuíferos que desaparecerán ante la expansión de la mancha urbana es la siguiente: la superficie de mayores dimensiones está en Tlajomulco de Zúñiga, con 6 mil 433.18 hectáreas; en el segundo puesto está Zapotlanejo, con 4 mil 688.38 hectáreas; en el tercer escaño aparece Zapopan, con 3 mil 322.71 hectáreas; el cuarto sitio es para Tonalá, con mil 819.27 hectáreas; mientras que el quinto es para El Salto, con mil 331.10 hectáreas.

Los municipios restantes de la metrópoli presentan superficies con estas características que ya no alcanzan las mil hectáreas; en el sexto lugar está Ixtlahuacán de los Membrillos, con 709.11 hectáreas; en el séptimo escaño está Tlaquepaque, con 586.78 hectáreas; en el octavo aparece Juanacatlán, con 96.00 hectáreas; y finalmente, en el noveno, Guadalajara, con 69.30 hectáreas.

En el “Informe de Evaluación del POTmet (Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano del AMG)” de este 2023, el Instituto advirtió sobre estas zonas de recarga de acuíferos que se están eliminando y las que pueden desaparecer bajo la plancha de concreto de la urbe.

“Respecto a la recarga de aguas subterráneas se observó que se urbanizaron zonas con una aptitud de infiltración media y alta según el Atlas Metropolitano de Riesgos; y que existen un gran número de hectáreas de reservas urbanas potenciales para urbanizar con una actitud de infiltración media y alta. (…) es necesario que se actualicen los criterios para determinar zonificación primaria y considerar el valor de aptitud para la infiltración para determinar las zonas urbanizables“, se lee en el informe.

La plancha de concreto

En efecto, como se señala en el “Informe de Evaluación del POTmet”, además de las decenas de miles de hectáreas para la recarga de acuíferos que siguen clasificadas por los ayuntamientos como reservas urbanas –propiciando así su eliminación futura-, se detectó también que una parte de estas áreas de infiltración ya fueron consumidas por la mancha urbana en los últimos años.

Según los registros del Instituto proporcionados vía transparencia (recurso de Revisión 3349/2023), se trata en total de mil 223.18 hectáreas que fueron devoradas recientemente por el crecimiento urbano, no obstante que proveían de ese servicio ambiental específico: la infiltración de agua hacia los mantos acuíferos de la ciudad.

La información que entregó el organismo precisa que estas “áreas urbanizadas corresponden al periodo de 2016 al 2022″, y que 21.35 hectáreas de estas “reservas consumidas” presentaban una “aptitud de infiltración Alta”, mientras que las mil 201.83 hectáreas restantes ofrecían una “aptitud de infiltración Media”.

El decreto que emitió el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, el 3 de septiembre de 2019, para proteger “El Bajío”, señala en su artículo Primero: “Se declara como Zona de Recuperación Ambiental la zona denominada ‘El Bajío’, conformada por un polígono de 980.89 novecientas ochenta punto ochenta y nueve hectáreas correspondientes al municipio de Zapopan”.

Por lo tanto, y como puede verse en dicho decreto de protección, lo que el Imeplan descubrió es que en un periodo de apenas siete años, la metrópoli de Guadalajara acabó con áreas de recarga de acuíferos que equivalen a haber arrasado por completo con “El Bajío” e incluso un poco más; todo fuera de los reflectores políticos y mediáticos.

Zonas consumidas

El análisis que elaboró el Imeplan sobre la pérdida de áreas de recarga de acuíferos en la metrópoli, como parte del “Informe de Evaluación del POTmet”, también permite conocer cuáles fueron los Ayuntamientos que auspiciaron en una mayor y menor medida este crecimiento de la urbe a costa de esas zonas que proveían de ese servicio ambiental.

La mayor problemática se encontró en el municipio de Tlajomulco, pues ahí la metrópoli perdió 417.49 hectáreas de zonas de recarga de los acuíferos, a causa de un crecimiento urbano que no priorizó la conservación de este tipo de áreas para la ciudad. El segundo municipio donde más se presentó este mismo fenómeno fue Zapopan, con 373.88 hectáreas.

El tercer gobierno municipal que más áreas de recarga de acuíferos cubrió de concreto fue Tlaquepaque, con 113.41 hectáreas, seguido muy de cerca en el cuarto sitio por las autoridades municipales de Tonalá, con 113.14 hectáreas que se eliminaron en las mismas condiciones.

En el quinto lugar aparece Zapotlanejo, con 88.26 hectáreas; en el sexto, El Salto, con 74.69 hectáreas; en el séptimo, Ixtlahuacán de los Membrillos, con 35.11 hectáreas; mientras que los dos últimos Gobiernos aparecen ya con superficies muy menores: Juanacatlán, con 4.92 hectáreas; y Guadalajara, con 2.24 hectáreas.

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