A 25 años del día que descalabraron a AMLO por bloquear pozos petroleros en Tabasco
Este viernes se cumplen 25 años del día en que López Obrador encabezó manifestaciones y bloqueos en pozos de Pemex, en Tabasco, y donde resultó descalabrado
Indigo StaffEra lunes 5 de febrero de 1996, cuando el entonces perredista Andrés Manuel López Obrador arribó a la plaza del Centro Integrador Simón Sarlat, en Tabasco, para iniciar una serie de movilizaciones en los pozos de Petróleos Mexicanos (Pemex), pues sus obras estaban perjudicando el hábitat de los tabasqueños.
El conflicto inició el 29 de enero de ese año, cuando un grupo de perredistas, encabezados por López Obrador, bloquearon 18 pozos petroleros en cinco municipios para demandar una indemnización a más de 40 mil campesinos y pescadores por los daños que Pemex había causado en sus comunidades.
Protestaban también por la presunta privatización de plantas petroquímicas que, dicen, promovía el entonces presidente Ernesto Zedillo.
Así lo describieron activistas a través de publicaciones locales en ese año:
El actual presidente de México era excandidato a gobernador de Tabasco por el Partido Revolucionario Institucional (PRD).
Según narra él mismo en su libro autobiográfico Este soy, las protestas iniciaron de forma pacífica, cuando los perredistas comenzaron a impedir el tránsito de vehículos de las compañías petroleras en las comunidades tabasqueñas.
Desde el 2 de febrero, el gobierno Federal ordenó al Ejército y la policía desalojar los bloqueos con uso de la fuerza.
Fue el 7 de febrero, durante el bloqueo del campo petrolero Sen, en Nacajuca, cuando López Obrador recibió un macanazo en la cabeza durante el desalojo.
Para el viernes 9 de febrero, el bloqueo ya estaba en 59 instalaciones de la paraestatal y había alrededor de 72 perredistas detenidos tras ocho desalojos.
El Ministerio Público los acusó entonces de sabotaje, daño a propiedad ajena, asociación delictuosa, conspiración contra el consumo y la riqueza nacionales y oposición a que se ejecutara una obra o trabajo público.
A López Obrador también se le imputaron los cargos de provocación de un delito y apología del mismo, según documentó la revista Proceso en febrero de 1996.
Tras los conflictos, narra en su libro, el gobierno “volteó a ver a las comunidades, desarrolló algunos programas de ayuda… y Zedillo no pudo modificar la Constitución para entregar la petroquímica”.