Voluntarias Judeo-Mexicanas A.C. tienen 28 años apoyando a hospitales y escuelas

Voluntarias Judeo-Mexicanas, detrás de la buena voluntad

Las integrantes de la organización Voluntarias Judeo-Mexicanas A.C. tienen 28 años apoyando a hospitales y escuelas a través de diferentes donativos, y aunque generalmente reciben agradecimientos, Alicia Amigo, una de sus representantes, asegura que también se han enfrentado a rechazos y a la falta de compromiso por parte de la gente

Las integrantes de la organización Voluntarias Judeo-Mexicanas A.C. tienen 28 años apoyando a hospitales y escuelas a través de diferentes donativos.

En el Hospital General de México, una niña de cuatro años estuvo en observación por días, y aunque su madre estaba con ella en cada momento intentando animarla, los resultados no eran favorables, su rostro mostraba cómo iba decayendo.

Sin embargo, en una ocasión, mientras la niña se encontraba en su cuarto respirando gracias a tubos de oxígeno en su nariz, una mujer que no conocía entró en la habitación y le dio un gorro tejido color morado para cubrir su cabeza. Al tenerlo, la sonrisa de la menor no se hizo esperar, comenzando a reír.

La mujer que se acercó a ella y a su madre era Alicia Amiga, una de las integrantes de Voluntarias Judeo-Mexicanas A.C., organización que busca apoyar a los mexicanos que más lo necesitan a través de diferentes donativos, como gorros tejidos por personas de la tercera edad, alimentos y material médico necesario, entre otras cosas.

Aunque desde 1992 esta organización ha intentado ayudar a diferentes hospitales, a la Cruz Roja, a centros de desarrollo infantil y a escuelas de educación especial, por su trabajo no sólo han recibido agradecimientos y sonrisas, sino también malos tratos.

Cuando llaman por teléfono para hablar con la gente sobre la organización y la manera en que trabajan, les cuelgan sin haber intercambiado siquiera un par de palabras.

“Hace pocos días esto me pasó, un señor me colgó el teléfono y mi única reacción fue decirle a mi esposo: ‘¡Me sentí como la del banco!’. No me dio la oportunidad de escucharme”, comparte Amiga.

Para ella, la parte más difícil de trabajar en este tipo de organizaciones es cuando deben pedir donativos, pues cada día cuesta más que las personas accedan a escuchar lo que hacen y acepten dar su dinero para cubrir cualquier causa, como cuando llevan obsequios del Día del Niño a las escuelas de educación especial.

Lo más agotador es también encontrarse con personas que no tienen el compromiso de trabajar, que al escuchar que estarán visitando diferentes instituciones de manera continua y personal se desaparece su interés de ayudar.

En entrevista con Reporte Índigo, Alicia menciona que es gene- la buena voluntad ralmente la gente joven quien en un inicio con ánimos se contacta con ellas, pero al tener la primera junta dejan de asistir, abandonando su participación.

Actualmente son 25 mujeres de la comunidad judía las que integran esta organización, pero sólo 18 trabajan de forma activa, las demás, por su edad, dejaron de participar de manera tan interactiva

‘Conocemos las dos versiones del ser humano’

Alicia Amiga, además de ser parte de la mesa directiva de Voluntarias Judeo-Mexicanas A.C., es también voluntaria en la Cruz Roja, donde cada miércoles les entrega a las personas un vale de despensa para que recojan los viernes una canasta básica junto con un kit de limpieza.

Después de años de hacer estas labores, Amiga se ha percatado de una cosa en específico, que hay dos tipos de personas, las que a pesar de tener en casa los alimentos y los utensilios necesarios, van a recoger más productos; y las que aunque saben que tienen prefieren rechazar la ayuda de las voluntarias y dejar que se la den a quienes de verdad la necesitan.

“Siempre está la persona que es un poco más abusiva y que te dice ‘no tengo ni jabón ni pasta ni cepillo ni nada’, pero también están quienes nos contestan ‘no gracias, yo no necesito, dénselo a alguien que sí’. Así conocemos las dos versiones del ser humano”, menciona Amiga.

De acuerdo con Alicia, a pesar de todo es sin duda la gente solidaria la que más se han encontrado a lo largo de los años, aquella que sin avisar se comunica con ellas para preguntar en qué puede ayudar o que simplemente les abonan o apoyan sin pedir permiso.

El pasado 16 de julio, por ejemplo, publicaron en su cuenta de Instagram que por cada comentario a una imagen, ellas donarían cinco pesos al Hospital General de México. Al final juntaron 25 mil pesos y con ese dinero decidieron armar una sala de espera con televisores y videojuegos, con el objetivo de entretener a las personas que aguardan noticias médicas por días.

“Después de que publicamos esa especie de giveaway un hombre nos llamó y dijo que también quería cooperar. Con ese dinero logramos conseguirle a una niña una prótesis ocular y donar laringoscopios al Hospital de Naucalpan”, dice Alicia.

Para las voluntarias, lo más agotador es encontrarse con personas que no tienen el compromiso de trabajar

Sé parte de la comunidad de Voluntarias Judeo-Mexicanas

Debido a la pandemia por COVID-19, las integrantes de Voluntarias Judeo-Mexicanas A.C. dejaron de visitar los hospitales y escuelas que apoyan; sin embargo, aún envían donativos, como sillas de ruedas, juguetes y material médico.

Si deseas ser parte de esta organización y ayudar a la comunidad a darle una mano a los más necesitados, vista su página oficial (voluntarias-judeo-mexicanas.federacionfemenina.org) o contacta directamente a Alicia Amigo a través del teléfono 55 2276-4970 o en voluntariasjudeomexicanas@ gmail.com.