La entrega de los 65  Premios Ariel se realiza en Guadalajara, en donde se darán las estatuillas a lo mejor del cine mexicano: Foto: Especial

Una Perla Alfombrada

La entrega de los 65 Premios Ariel reunió en Guadalajara a rostros conocidos y poco afamados, a periodistas y fanáticos, en torno al cine mexicano en una alfombra roja que estuvo repleta de buen ambiente

El calor desciende sobre la ciudad, no hay nube que oscurezca ni sombra que calme a un sol jalisciense que no da tregua ni cuartel. A unas cuadras de la Catedral de una de las ciudades más representativas e importantes del país, Guadalajara, el cine mexicano se ha dado cita para una ceremonia con aires de festejo. La entrega 65 de los Premios Ariel, máximo galardón entregado por la Academía Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, ha sorteado muchos problemas para su realización; pero hoy todos han quedado atrás. Dentro de la fiesta no hay asomo ni recuerdo de dificultad pues Jalisco recibe al cine con una alfombra lista para desfilar.

El centro de la perla tapatía ha cambiado por completo, las calles se han asegurado, policías resguardan las avenidas y por sus plazas la gente se da cuenta que algo ha cambiado, que un aire diferente se respira, y no tiene nada que ver con quienes la visitan sino con el motivo de su llegada. El cine nacional, ese que parece estar oculto por las producciones de grandes estudios, amplía su presencia en Guadalajara.

Es el Teatro Degollado, con sus columnas que parecen sostener el cielo, es quien recibe a cada uno de los invitados. A sus faldas periodistas buscan colocarse lo más cerca de sus presas, cubiertos por una carpa que poco hace por tranquilizar el calor de la tarde despliegan lentes, cables y tripies para emboscar a quienes buscan ser cazados.

La gente se arremolina, curiosos buscan un asomo de algún director elusivo, un nominado esquivo cuya presencia no se confirmó. Las rejas los mantienen a raya, las mismas barreras que detienen el tráfico y enfurecen a algunos sirven de parapeto para otros , para aquellos que la fiesta de la cinematografía mexicana es un feliz accidente que ha llegado a la ciudad. Las luces, los flashes, los micrófonos y las preguntas empiezan en cuanto la primera camioneta con invitados llega a los pies de un encarpetado carmesí.

Rostros más o menos conocidos, desfilan, posan y continúan su camino mientras, ansiosos, los fotógrafos y periodistas los acribillan con peticiones y cuestionamientos. Por una esquina Alfonso Herrera aparece y los gritos de los comunicadores se confunden con los de los fanáticos. Quien presentará los premios hace una reverencia que se mezcla con un saludo e inicia su caminata por una terciopelo que lo detiene en cada paso con fotografías y alaridos. A su lado Fatima Molina, también presentadora, y Leticia Huijara, presidenta de la AMACC, lo acompañan, hacen lo propio y, para complacer un suplicio de la prensa, la triada se monta en el centro de la alfombra para tomar la foto del recuerdo

Los invitados continúan llegando. María Rojo, una actriz con tanto mérito como trayectoria baja de una camioneta, Ximena Romo, joven histrión con una carrera ya reconocida, da entrevistas y hace lo justo con las cámaras. Así, con goteo incesante y continuo la alfombra se comienza a llenar. Pronto llegan las grandes estrellas de la noche. El elenco de Huesera, la película con más nominaciones de la noche, acapara el espacio y todos buscan una pieza para su nota o su colección. Ruido, su directora y su actriz principal, hacen su aparición como un dueto inseparable y filial. La sorpresa hace su arribo cuando el rumor de un galardonado con el Oscar se esparce por entre la multitud. Bardo, su creador y el equipo que los acompañó en la travesía de de una falsa crónica se presentan y el público tras las rejas se vuelve loco.

El sol que unas horas antes parecía imbatible ha perdido la batalla y la noche se enfría mientras que el calor de la fiesta se enciende. Los invitados entran y por las calles el jolgorio continua . La fiesta del cine mexicano está a punto de comenzar, Jalisco los recibe y las estatuillas están a la espera de ser entregadas a las 24 personas que serán celebradas.

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