Triunfo ciudadano

Detrás de la decisión de la máxima casa de estudios de dejar de utilizar animales vivos en sus prácticas, está la lucha de un grupo de alumnas que tuvo que enfrentar hasta amenazas de represalias con tal de defender sus ideales

La decisión de la UNAM de no realizar prácticas con animales vivos es un triunfo ciudadano, ya que un grupo de alumnas le ganó la batalla a la máxima casa de estudios.

La historia se remonta a hace casi cuatro años, cuando estudiantes de la carrera de Medicina acudieron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) —después de haber tocado todas las puertas dentro de la UNAM— para tratar de impedir que se utilizaran animales vivos en sus prácticas.

El argumento fue que no se les permitía ejercer objeción de conciencia para no hacer esos procedimientos por considerarlos crueles, pues no se garantizaban sus derechos como animales-pacientes ni se cumplían ciertas normas para hacer dichas prácticas.

Procedimientos sin anestesia, extracción de órganos y cirugías sin procurar la recuperación de conejos y otros animales utilizados, fueron los motivos que llevaron al grupo de alumnas a levantar la voz y quejarse formalmente ante la CNDH, en 2017.

La semana pasada, el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, anunció que los alumnos de la carrera de Medicina ya no utilizarían animales vivos para sus prácticas, sino sesiones de realidad virtual.

Rubén Argüero, jefe del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNAM, celebró que ahora serán utilizados simuladores y aparatos de realidad virtual.

“Es un cambio trascendental en el programa de enseñanza de Introducción a la Cirugía, pues tras 45 años de usar modelos biológicos se sustituyen por estos simuladores inertes que permiten reproducir los procedimientos indispensables para la formación del médico general que requiere el país”
Rubén ArgüeroJefe del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNAM

Sin embargo, detrás de la decisión de la máxima casa de estudios, está la lucha de las alumnas que tuvieron que enfrentar hasta amenazas de represalias con tal de defender sus ideales.

Procedimientos sin anestesia

En junio de 2017, estudiantes de la carrera de Medicina de la UNAM presentaron una queja ante la CNDH buscando que se les respetara su derecho a la objeción de conciencia para no realizar prácticas en animales vivos. Antes de ese recurso legal, las alumnas ya habían acudido a varias instancias dentro de la máxima casa de estudios, sin que fueran escuchadas.

La de la CNDH se trató de una queja en la que no sólo se oponían a utilizar animales vivos, sino que acusaban que la UNAM no cumplía con las normas oficiales para las prácticas.

Esto porque, según su queja —de la cual Reporte Índigo tiene copia—, las intervenciones quirúrgicas se realizaban en “aulas inapropiadas e insalubres”; que en ocasiones algunos procedimientos se hacían sin anestesia; se extraían órganos de los animales, a pesar de estar prohibido; o que a veces, incluso, se programaban operaciones por ocio; y no se vigilaba el bienestar posterior del animal.

En uno de los testimonios presentados a la CNDH, las estudiantes refirieron que en una ocasión removieron un riñón a tres conejos; los tres fallecieron.

“Se hizo de su conocimiento la intervención quirúrgica de tres conejos, a los cuales se les quitó un riñón bajo motivaciones de ocio, ya que los pasantes consideraron que se trataba de una operación ‘muy padre’”, refiere el escrito entregado a la CNDH el 20 de junio de 2017.

En otra narración, se relata un procedimiento realizado sin anestesia, para lo que se amarró a un conejo por media hora.

“Durante el presente ciclo escolar, Claudia Ambrocio, estudiante del segundo año de Medicina, recopiló información respecto a la canalización de una vena del conejo sin anestesia; esto es, pinchar la vena del animal con una aguja con el propósito de dejar un catéter en su interior, lo cual se intentó realizar durante cuatro ocasiones siendo hasta la quinta vez que se logró el objetivo, ante lo cual, el médico titular del grupo ordenó que eso tenía que realizarse por cada uno de los integrantes del equipo.

45
años se utilizaron modelos biológicos en la Facultad de Medicina

“Para la intervención del conejo se llevó acabo su sometimiento a través de restricciones físicas; es decir, con cordones se le amarraron las cuatro patas a la mesa sin usar anestesia, aspecto que propició diversas lesiones en el físico del animal, ya que estuvo amarrado en dichas condiciones por más de 30 minutos, en forma contraria a lo indicado por el manual de prácticas del Departamento de Cirugía y la mayoría del tiempo luchó por soltarse”, describen en el documento.

Otras irregularidades que se presentaban eran la utilización de quirófanos sucios; el no seguimiento de la salud de los animales-pacientes; y hasta la opacidad en el manejo de los recursos que aportaban los alumnos para la compra de material (incluidos los conejos), pues cada año se acumulan más de 100 mil pesos de cooperación, que nadie sabe a quién se entregaban.

Malas prácticas, ¿malos médicos?

Para Lucía de los Ángeles Ambriz, la estudiantes y promotora principal de los recursos para impedir el uso de animales vivos en las prácticas de Cirugía, la decisión de la UNAM de terminar con estos procedimientos es un triunfo que no sólo salvará la vida de los animales, sino la formación de los médicos del futuro.

En entrevista, la estudiante se dice convencida que llevar a cabo malas prácticas en la formación impacta directamente en la forma en que los futuros médicos aprenden a hacer las cosas.

“Creo que muchas de las conductas que tenemos son aprendidas y, por ejemplo en este caso, si vemos que los profesores, los instructores, los pasantes, no seguían estos protocolos, que no se preocupaban por los animales, pues también eso se va aprendiendo. Siento que uno va entendiendo que no importa si las cosas se hacen mal y eso es un problema”, reflexionó.

Ambriz se encuentra realizando su servicio social y fue uno de los promedios más altos de su carrera.

Enrique Carpizo, abogado y representante de las estudiantes, lamentó que el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, presuma el gran logro de dejar a un lado la práctica con animales vivos, pero no dé el reconocimiento que se merecen los estudiantes que lucharon porque esto ocurriera.

“Nos llama mucho la atención que se actúe con deshonestidad, que no se puede tolerar en un rector, en una persona que se supone representa la universalidad de nuestro país, que ni siquiera le dé el reconocimiento adecuado a la lucha de estas jóvenes que fueron perseguidas, insultadas, amenazadas de que les iban a dar de baja de la Facultad; pero que como son promedios de 10, son súper aplicados, la verdad es que no pudieron hacerles absolutamente nada”, expuso en entrevista.

Carpizo acusó que detrás de las prácticas con animales se escondía también un asunto de recursos económicos.

100
mil pesos se juntaban al año para la compra de material

“Había toda una mafia, porque vendían el conejo, que tenía que ser de una granja que manejaban algunos profesores”, dijo Carpizo.

El jurista insistió en que este avance en la UNAM es producto de la lucha de sus propios estudiantes y como tal debe ser reconocido.