La obra en la que está basada, Tragasueños, fue publicada originalmente en 1978. Foto: Especial

Trágame sueño, las paternidades a escena

Con una adaptación libre de una novela del alemán Michael Ende, Erika Méndez presenta una obra que explora temas de paternidad y abandono, en el Centro Cultural del Bosque, sábados y domingos, desde el 25 de noviembre

Un mundo donde  cohabitan una madre soñadora,  una niña, cuyas pesadillas  la mantienen despierta y un padre que por las noches no imagina nada es la premisa de Trágame sueño, la nueva producción de Erika Méndez y Lagú Danza. Esta nueva pieza dancística tiene como base el libro Tragasueños de  Michael Ende; sin embargo, la adaptación a cargo de Méndez traslada el mágico reino de Dormilandia a la Ciudad de México para hacer de su versión un relato contemporáneo en donde las familias no tradicionales están al centro de la narrativa.

Para Erika esta adaptación se volvió como algo personal, pues, además de su pasión por la danza, también se incorpora su pasión por la obra de Ende, escritor alemán cuyos libros atesora en los estantes de su biblioteca personal.

“Hay algo que conecta ese cuento de Michael Ende con mi vida: las pesadillas, desde niña he tenido sueños feos que determinan cómo me voy a sentir todo el día. Al crecer y platicar con varias personas me di cuenta que esto no es tan raro, pero también hay quien no sueña nada, yo quisiera ser así, entonces quise hablar sobre ello”, detalla Erika, quien confiesa haber tenido la inspiración con el final del libro de Ende.

“Al ver Trágame sueño pueden llevar una reflexión acerca de la salud mental, de los ambientes sanos y, quizá, una solución imaginaria para los niños que tienen pesadillas o miedo en la noche”
Erika MéndezProductora y bailarina

Esta conexión con el autor de La Historia Interminable no es pasajera, Erika dejó de usar reloj después de leer Momo en la adolescencia. “Cuando lo lees dices ‘esto no creo que sea literatura para niños’, es para todo el público, chicos y grandes, porque tiene una forma de escribir tan filosófica y sensible a la humanidad”, comparte.

De la página al escenario

Erika no es ajena a adaptar literatura a otros soportes, también adaptó a Moby Dick a una obra de fomento a la lectura. Para hacerlo conserva los textos de las obras y con ayuda de Gabriel Pingarrón, narra los eventos que son representados con la danza a través del cuerpo.

“En el caso de Tragame sueño, empezamos un poquito apuntando a Dormilandia, de la obra original, y después lo trasladamos a la Ciudad de México para crear una historia urbana y humana tomando como base la misma situación, con una niña que no quiere dormir por tener pesadillas. Pero después las cosas cambian, Domitila se encuentra a una tribu de soñadores lúcidos y cuando ellos se meten a sus pesadillas se convierte en una aventura lúdica, mágica y divertida para que Domitila ya no tenga pesadillas”, cuenta la productora de la obra.

La anécdota de la puesta en escena es una excusa para hablar de temas profundos e incómodos como la desintegración familiar. Esto surgió a raíz del desarrollo del montaje para explicar los motivos por los que una niña es atormentada por pesadillas. En la obra, los sueños que mantienen despierta al personaje surgen a raíz de que su madre sale en busca de los suyos; sin embargo, la productora adelanta que parte del mensaje a transmitir es que hay que ir por los sueños despiertos.

Los niños que asistan los sábados y domingos al Centro Cultural del Bosque, del 25 de noviembre al 11 de diciembre, podrán ver aventuras, magia y terror, adelanta Méndez.

Trágame sueño se presenta en el escenario con Mecánica de vuelo, una técnica creada por la misma Erika Méndez utilizando sus conocimientos de física clásica, que impulsa el cuerpo con las manos para crear una experiencia inmersiva

“Yo creo que se van a llevar un momento de diversión, de reflexión y de magia. Lo que tratamos de hacer en Lagú Danza es usar las teorías de la física cuántica para meter al público dentro de la obra, y nos ha funcionado. Queremos meter a toda la audiencia a esa atmósfera de sueños, pesadillas, diversión y reflexión. Creo que se pueden llevar un momento muy agradable”, invita Erika al público.

Ella considera que las expresiones artísticas contribuyen a un pensamiento más complejo, algo que puede aprenderse de forma lúdica si se entiende al arte también como un momento de recreación.

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