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¡Que les bajen las faldas!

Antes del comienzo del tercer Gran Slam del año, la polémica ha hecho ya acto de presencia en la ciudad británica de Londres, no sólo por la situación política que atraviesa el país en torno al triunfo del “Brexit” (salida de la Unión Europea) sino también por la moda en la cancha de tenis de Wimbledon.

El motivo poco o nada tiene que ver con el mencionado deporte, sino más bien con el dress code que lucirían las jugadoras sobre la hierba del All England Club de Wimbledon.

Los vestidos, fabricados por Nike, serán retocados para alargarlos un poco más ante las quejas de las tenistas
“Tenemos que hacer un pequeño cambio en los vestidos debido a las reglas de Wimbledon. Devuélvalos, por favor, a la casa central de Wimbledon”
Nike
Ante las quejas, la multinacional americana ha tenido que retocar los trajes y alargarlos un poco más

Antes del comienzo del tercer Gran Slam del año, la polémica ha hecho ya acto de presencia en la ciudad británica de Londres, no sólo por la situación política que atraviesa el país en torno al triunfo del “Brexit” (salida de la Unión Europea) sino también por la moda en la cancha de tenis de Wimbledon.

El motivo poco o nada tiene que ver con el mencionado deporte, sino más bien con el dress code que lucirían las jugadoras sobre la hierba del All England Club de Wimbledon.

Las normas de este exclusivo club obligan a los participantes a ir vestidos única y exclusivamente de blanco.

Este requisito provoca que las firmas de ropa deportiva hagan unos diseños especiales para esta famosa cita, ya que las tenistas suelen lucir un vestuario muy colorido.

El origen del disgusto

La culpable: la conocida firma de ropa Nike, encargada de vestir a más de 20 jugadoras en el torneo británico, ha fabricado unos vestidos deportivos que, según han criticado varias de ellas, son excesivamente cortos y sueltos.

Varias jugadoras han mostrado su descontento con el modelo Nike Premier Slam, de 98 euros (100 dólares aproximadamente), del que aseguran “tiene una falda demasiado corta que vuela por encima de la cintura”.

Además argumentaron que “es tan diminuta que no les permite concentrarse en el juego porque ‘enseñan demasiada carne’ y las obliga a centrarse más en el uniforme”.

Nike no ha tardado en responder a las peticiones, a través de un correo electrónico, y ha solicitado a las jugadoras la devolución de los vestidos para poder retocarlos, según ha informado el diario Sportsmail.

“Tenemos que hacer un pequeño cambio en los vestidos debido a las reglas de Wimbledon. Devuélvalos, por favor, a la casa central de Wimbledon”.

Atuendo difícil

Durante los partidos de clasificación de la semana pasada, disputados en la ciudad de Roehampton, algunas tenistas se las ingeniaron como pudieron para jugar con los citados vestidos.

La británica Katie Boulter, por ejemplo, tuvo que asegurar su vestido con una cinta elástica en la cintura (accesorio para el cabello), para mantenerlo en su lugar y que no volara demasiado durante el partido.

La checa Lucie Hradecka fue un caso más llamativo pues llevaba leggins hasta la rodilla por debajo del vestido.

La evolución del traje

En un principio el tenis era sólo para gente rica que vestía de blanco, pero en 1884, cuando la jugadora Maud Watson gana el torneo femenil de Wimbledon lo hizo con un traje de ese color, por lo que su uso se volvió común y distintivo para este torneo.

Aunque en sus inicios las mujeres solían jugar con atuendos muy glamorosos y sombreros de estilo victoriano, a principios del sigo XX las jugadoras hicieron pequeños cambios al vestuario, deshaciéndose de corsés, sombreros y los estorbosos bustles.

En 1905 May Sutton escandalizó al mundo por mostrar mucha piel -los tobillos y las muñecas- al usar una falda amplia y una blusa de manga corta y holgada.

Pero fue hasta 1949 que la estadounidense Gertrud Moran compitió con un vestido blanco, como marca la regla, pero dejó ver en una jugada su ropa interior con encaje recortado, una especie de micro short bajo su corta falda y unas minicalcetas deportivas. De haber jugado en la época de la televisión, hubiera sido tan famosa como  Sharapova.

Esta última dio un giro a los vestuarios de las tenistas al presentarse al torneo con su “traje de cisne” con el que causó revuelo por su ingenio e innovación.

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