Próximamente, también se podrá consultar la Colección Artística del MUAC en línea. Foto: Especial

Por primera vez, el MUAC muestra su colección de arte

La nueva exposición permanente del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, Genealogías y disidencias, busca brindar a la ciudad un espacio de arte de patrimonio público

El Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) posee una colección de arte creada a partir de 1952, formada por piezas que ha obtenido en su década y media de existencia y en su nueva exposición Genealogías y disidencias las muestra al público.

Esta muestra no pretende ser un relato unificado, identitario o lineal, sino que busca ser una exploración de la forma múltiple y discontinua en la que se aprecia el arte y la cultura.

Debido a la falta de espacios, el MUAC fue creado con la intención expresa de ser un escaparate público para el arte contemporáneo, un lugar que pudiera reunir piezas que a los museos estatales escapaban y que la Universidad consideraba que contaban con valor artístico. Después de 15 años han decidido que esta colección sea vista de manera permanente.

La exposición abrió en el marco de la segunda edición del Festival Cultura UNAM, un esfuerzo de la Universidad para para mostrar la diversidad cultural, escénica y musical.

“Hemos decidido exhibirlas de manera continua en un espacio fijo, es un hecho que esta es una colección joven, 15 años en términos de una vida de museo es muy poco. Durante este primer periodo era prudente usar las colecciones de manera espaciada, asumiendo que el proceso de crecimiento de la colección requería esfuerzos específicos, así que la solución fue hacer exhibiciones puntuales y temáticas, por un lado, y expresiones de archivo, por otro”, señala Cuauhtémoc Medina, curador del MUAC.

El momento ideal

Para Medina, este es el momento para exhibir el arte que tiene el museo, ya que su colección ha crecido lo suficiente y el público está ávido de atestiguar arte contemporáneo. Si bien iban a comenzar hace tres años, la pandemia se atravesó.

“Asumimos que ya con el número de piezas, y el esfuerzo que se ha hecho para adquirirlas, y el momento en que el público ya tiene en la mente una serie de referencias de arte contemporáneo muy claro se vuelve necesario empezar a manejar la colección como una parte central del MUAC. Y esto es históricamente la manera en la que colecciones y museos se relacionan, es una característica de las exhibiciones de fines del siglo XX el haber invertido la relación para hacer que las exposiciones temporales sean el plato grueso de una institución”, comenta el curador del museo.

Esta propuesta no solo es muestra de una acumulación de piezas concienzudamente seleccionadas a lo largo de los años, también es un reflejo de la madurez alcanzada por el museo como espacio de exhibición y del público como visitantes del lugar; este desarrollo es parte de la misión del MUAC.

“Uno de los motivos de la creación del MUAC fue la falta de una colección referencial de arte contemporáneo en este país. Un problema para las generaciones nacidas antes de los años 80 es haber crecido en un tiempo en el que era imposible ver la obra de artistas posteriores a los años 50 en las paredes de alguna institución, entonces, esto es el cumplimiento del proyecto de tener una colección representativa del periodo reciente”, apunta Cuauhtémoc.

Las piezas obtenidas por el Museo tienen una fecha clara de corte, 1952 y 1968. “La colección está definida por dos fechas que son decisivas tanto para la Universidad como para la Nación como para la historia cultural de este país. Una es la construcción de Ciudad Universitaria, es un marcador para hablar de la modernidad y la obra modernista mexicana pues es el paso de un arte nacionalista a un arte con una visión más contemporánea. Por otro lado, el 68, pues es un gran momento de crisis, no solamente del movimiento estudiantil sino también de los círculos culturales y artísticos locales con el proyecto del Estado”, señala Medina.

Los núcleos de las genealogías

Una colección que reúne piezas de más de medio siglo de arte contemporáneo está imposibilitada de hacerlo como si este fuera un relato monofónico, por eso el MUAC lo ha llamado “un archipiélago”.

“La exposición está pensada para funcionar con núcleos cambiantes en el que cada uno se aísla del otro, de modo que no es una exposición tradicional que contenga un relato histórico, sino que estamos presentando cuatro o cinco relatos paralelos por eso lo describimos más que como una tierra continua como un archipiélago”, aclara el encargado de la exposición.

“No es una simple exposición. Los visitantes de la ciudad y los habitantes mismos reclaman un lugar en donde ver el tipo de obra que se produce en el México de hoy”
Cuauhtémoc MedinaCurador del MUAC

Durante los siguientes dos años las piezas que compondrán la muestra tendrán una condición dispar entre los núcleos que la componen y las disciplinas con las que fueron concebidas.

“En esta primera ocasión vamos a tener cuatro núcleos radicalmente diferenciados, la primera es una exposición histórica y monográfica sobre el Archivero y su colección. El Archivero fue el centro de distribución, exhibición y colección de libro de artista más importante que hubo en México durante los años 1980 y 1990 y marca un desarrollo importante en el arte mexicano”, comenta el curador.

Uno de los tres núcleos restantes corresponde a “Al ras del suelo”, una modalidad en clave escultórica que invita a pensar en las líneas que diferencian a la escultura de las estatuas. Estas intervenciones buscan explorar la horizontalidad, desafiando la lógica tradicional de una escultura y se encuentran distribuidas por todo el edificio. El MUAC utiliza otro núcleo de la exposición para exponer una pieza de Clemencia Echeverrí que en una instalación de video muestra el testimonio de ex sicarios colombianos.

“La pieza de Echeverrí nos planteó la idea de exhibir obras que hablan de la figura del poder y la fuerza e incluyen obra de Carlos Aguirre y Enrique Ježik, esta unidad toma el nombre de un cuento de Martín Luis Guzman  que se llama  La Fiesta de las Balas”, zanja Cuauhtémoc Medina.

El último de los cuatro núcleos que se presentarán esta temporada reúne obra de artistas contemporáneos que exploran la experiencia sexual no heteronormada. “Hay una pared de dibujos de Juan Soriano que solía enviar a Jorge López Paes, dos de los artistas de inclinación gay más importantes que hubo en México, y los dibujos de Soriano son una proclamación del placer homosexual, en torno a este muro hemos presentado obras que tienen que ver con una obra de experiencia sexual semi oculta”, remata el curador.

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