No es la sociedad, eres tú

Artistas, modelos, revistas, publicidad… la combinación perfecta para ser señalados como culpables del constante deseo por querer adelgazar. 

En parte tienen “la culpa” porque desde la portada de sus revistas y demás escaparates colocan en el ojo público sus ejemplos de estética y belleza, forjan los estándares y la sociedad los absorbe y adopta como una esponja, sobre todo las mujeres y con mayor ahínco las jovencitas.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
Comparte esta nota

La genética juega un papel crucial a la hora de determinar que solo algunas mujeres tengan esa predisposición y susceptibilidad a la presión social que significa querer estar delgado
"Todos estamos bombardeados diariamente con mensajes que exaltan las virtudes de ser delgada, pero curiosamente solo algunas mujeres desarrollan lo que denominamos ‘interiorización del ideal de delgadez’”
Jessica Suisman Psicóloga

Artistas, modelos, revistas, publicidad… la combinación perfecta para ser señalados como culpables del constante deseo por querer adelgazar. 

En parte tienen “la culpa” porque desde la portada de sus revistas y demás escaparates colocan en el ojo público sus ejemplos de estética y belleza, forjan los estándares y la sociedad los absorbe y adopta como una esponja, sobre todo las mujeres y con mayor ahínco las jovencitas.

El deseo de adelgazar no solamente se trata de estética, moda o belleza, en muchos casos es el primer paso hacia padecer bulimia o anorexia y, por otro lado, depresión, ansiedad y estrés. 

Esto sin contar el desbalance que también puede terminar en desnutrición o anemia.

¿Qué pasaría si te dijera que gran parte de esa culpa puede dejar de recaer en la cultura pop y los medios de comunicación, para inclinarse a la carga genética de cada persona?

Así es. Los medios pueden tener culpa en gran parte, la publicidad también, incluso la sociedad, pero según un estudio algunas mujeres desarrollan esa “obsesión” y esto se puede deber a un factor interno, no solamente el externo.

“Todos estamos bombardeados diariamente con mensajes que exaltan las virtudes de ser delgada, pero curiosamente solo algunas mujeres desarrollan lo que denominamos ‘interiorización del ideal de delgadez’”, señala Jessica Suisman, investigadora de la Universidad Estatal de Michigan y autora del estudio.

La genética juega un papel crucial a la hora de determinar que solo algunas mujeres tengan esa predisposición y susceptibilidad a la presión social que significa querer estar delgado.

Para realizar la investigación que comprueba esta teoría, Suisman y su equipo llevaron a cabo un estudio con 300 gemelas (de entre 12 y 22 años, edad clave para determinar este tipo de información), quienes contestaron cuestionarios sobre si tenían el deseo de parecerse físicamente a personajes del cine, la televisión y el mundo de la moda.

Los resultados de los cuestionarios fueron comparados con los de parejas de gemelas idénticas (con información genética idéntica), con las que compartían la mitad (50 por ciento) de su carga genética.

Las gemelas idénticas mostraron en sus resultados, niveles similares de “idealización de la delgadez”, en comparación con el resto de la población del estudio.

Después, los expertos hicieron un análisis cuyos resultados señalaron que el factor hereditario en la “idealización de la delgadez” es del 43 por ciento. 

Comprobando la teoría de que casi la mitad de las diferencias entre mujeres en esta circunstancia es debido a una causa genética.

El equipo de científicos de este estudio señala que “a la hora de estudiar la obsesión por la delgadez hay que tener en cuenta tanto los factores ambientales como los genéticos”.

Claro, también hay una influencia de agentes externos como la alimentación, el entorno que rodea a la persona y los tan mencionados mensajes directos, indirectos, subliminales, etc., provenientes de los medios de comunicación, la moda y la publicidad.

Este estudio fue publicado en la revista International Journal of Eating Disorders.

Estamos gorditos mexicanos

Seguramente la teoría del estudio de Suisman se podría comprobar nuevamente si se realiza un estudio en México, aunque, solamente el 10.4 por ciento de los mexicanos se somete a una dieta para adelgazar, esto según una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE).

A pesar de que existe ese deseo por adelgazar en el mundo la “idealización de la delgadez”, en nuestro país no se acostumbra a tener un régimen de alimentación saludable, pues la gran mayoría dice que la obesidad se debe a la alimentación, más que a otras causas o factores como los que  se han mencionado a lo largo de este artículo.

No en vano nos encontramos en el segundo lugar del ranking mundial de mayor población con sobrepeso u obesidad.

En la encuesta realizada por la GCE, el 38.5 por ciento dijo que se debe a la mala alimentación, el 24.2 por ciento a la mala educación nutrimental, el 16.6 a una vida sedentaria, el 7.3 a la “Dieta de la T” (Tortas, Tacos y Tamales), solo el 4.1 por ciento a la publicidad televisiva y tan solo el 0.5 por ciento por cuestión de genética o factores hereditarios.

El 88 por ciento de las mujeres de la encuesta aseguró no someterse a una dieta, de igual manera el 89 por ciento de los hombres.

Siete de cada 10 mexicanos padece de obesidad o sobrepeso, pues nuestro país es el segundo en el ranking mundial, después de Estados Unidos, de acuerdo al informe sobre Obesidad y la Economía de la Prevención del 2010, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Según el informe de la OCDE, el 70.7 por ciento dice que los factores que influyen y provocan la obesidad en niños están relacionados a la responsabilidad de los papás, el 6.8 por ciento “culpa” a la publicidad en la televisión, sobre todo en programas infantiles, en los que las marcas de productos con alto contenido de azúcar abundan,  el 5.0 por ciento asegura que esto recae en la responsabilidad del Gobierno, el 2.9 a los maestros de los niños y el 0.1 a las amistades o el entorno que los rodea.

México ocupa el cuarto lugar mundial en sobrepeso y obesidad infantil, alrededor de cuatro millones de niños sufren de este padecimiento, de acuerdo al informe mencionado.

Esto solo comprueba, además de nuestra falta de conciencia y de buenos hábitos alimenticios, que pocos consideran a la genética como un factor determinante, en términos de influencia hacia la “idealización de la delgadez”.

No estaría nada mal realizar un estudio como el de Jessica Suisman y averiguar si en México también saldría una cifra de 43 por ciento en el factor hereditario en la “idealización de la delgadez”.

Hace falta implementar más medidas para combatir los problemas de salud y nutrición, además de la Ley Antiobesidad, aprobada por el Senado de la República y de la que solo el 72.1 de las personas que encuestaron para el informe de la OCDE tiene conocimiento. 

La relación con el cigarro

El deseo de adelgazar no solo se traduce en padecimientos alarmantes como anorexia y bulimia o en depresión y estrés, o en malos hábitos alimenticios y desnutrición, también puede inducir a adicciones o vicios tales como fumar. Y esto se da en mayor medida en una mujer.

De acuerdo a un estudio de la Organización para el Control del Tabaco en Estados Unidos, publicado en el British Medical Journal, las mujeres que desean estar delgadas tienden –cuatro veces más– a fumar.

El equipo de investigadores examinó y comprobó que durante la primera fase del estudio, en la que realizaron encuestas, las jovencitas consideraban importante el hecho de estar delgadas y las que lo consideraban como altamente importante, mostraron una intrínseca relación con el mal hábito de fumar.

Sin embargo, el 80 por ciento de la población de este estudio cree que el tabaco no es la solución para bajar de peso.

Es común escuchar “la leyenda urbana” de que el cigarro quita el hambre, pero esto solamente se trata de reemplazar lo que buscamos para saciar y controlar la ansiedad que surge al estar bajo un régimen de dieta.

Carlos Markmann, jefe de Nutrición del Hospital Marie Curie y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición, dice que “cuando una adolescente deja de comer para bajar de peso y empieza a fumar, lo hace porque ‘sustituye un objeto de adicción por otro’”.

En 2011, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, publicaron un estudio en la revista Science, el cual señala que el cigarro quita el apetito (y las personas que lo dejan suben considerablemente de peso) porque la nicotina estimula neuronas ubicadas en la región cerebral llamada hipotálamo; estas neuronas tienen como función indicarle a nuestro cerebro que la persona ya está satisfecha cuando come.

Markmann finalizó diciendo que “el sabor del cigarrillo sustituye el deseo de comer. Si la persona tenía una tendencia solapada a fumar, la restricción en las comida le provocará un deseo descontrolado por el tabaco”.

La influencia de la genética
Estudio en International Journal of Eating Disorders

Show Player
Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil