‘Muerte’ censurada

La toxina botulínica es una de las sustancias más peligrosas que se conocen, pues se requiere en cantidades muy pequeñas para ocasionar la muerte del ser humano.

Una nueva variante de esta toxina botulínica fue descubierta recientemente, pero su secuencia de ADN permanecerá oculta por razones de seguridad, pues inhalar 13 billonésimas partes de un gramo es suficiente para matar a un adulto. Si la sustancia es inyectada, basta con 2 billonésimas partes.

Esta es la primera ocasión en la que información de este tipo se ha mantenido en secreto y así continuará hasta que se desarrolle un antídoto para esta variación, conocida como “tipo H”.

Los anticuerpos monoclonales, que funcionan con los tipos A al G de la toxina, ocasionaron solamente una reacción leve en el recién descubierto octavo tipo de botulismo. Este se encontró en los restos fecales de un bebé que presentaba síntomas típicos de la enfermedad.

Los investigadores estudiaron el código genético de la toxina y descubrieron que forma parte de una rama separada de botulismo.

“Como no se han desarrollado antitoxinas para contrarrestar a la nueva sustancia, los autores han consultado con numerosos representantes de las agencias gubernamentales apropiadas (en Estados Unidos)”, explica la Revista de Enfermedades Infecciosas, donde se publicó el descubrimiento.

Entre estas organizaciones se encuentran el laboratorio de enfermedades infecciosas de la Armada estadounidense, el Departamento de Seguridad Nacional y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de ese país.

En cantidades muy pequeñas y diluida, la toxina botulínica tipo A es usada para fines cosméticos (eliminación de arrugas, principalmente) y se conoce como botox. Como la sustancia provoca parálisis, los músculos del área inyectada dejan de contraerse.

Pero su uso puede variar, en este espacio se ha hablado acerca de sus beneficios como antidepresivo.