El día que Michael Jackson traicionó a Paul McCartney

La lucha por el catálogo de The Beatles sepultó lo que apuntaba a ser uno de los vínculos musicales más interesantes de la etapa final del siglo XX

La relación entre Michael Jackson y Paul McCartney pintaba para ser una de las más prolíficas de la música moderna, sin embargo, esas expectativas se apagaron rápidamente a mediados de la década de los 80 con un pleito entre ambos artistas que finalizó con serias acusaciones de traición.

La historia comienza en 1982, cuando McCartney intentaba adquirir los derechos de las canciones de The Beatles al empresario Lew Grade, quien se negaba a la venta a menos que el músico adquiriera todo el sello ATV Music por 40 millones de dólares, algo a lo que el artista se negaba.

Para abril de ese año, Jackson y McCartney publicaron el exitoso sencillo The girl is mine, a partir de allí, los músicos mantuvieron una buena relación, por lo que el 2 de febrero de 1983, el exbeatle recibió unos días al cantante en su graja de Sussex, en Inglaterra.

McCartney le contó a Jackson que el gran negocio de la música estaba en adquirir los derechos editoriales de grandes artistas, incluso le sugirió que hiciera lo mismo, pues era una forma de hacer buen dinero, al mismo tiempo que se preservaba y difundía el talento de los más grandes.

McCartney le explicó al cantante que él había adquirido los derechos sobre las obras de Buddy Holly y Carl Perkins. Quizá el gran error McCartney consistió en contarle a Jackson que estaba teniendo problemas para adquirir los derechos de las canciones de The Beatles   

El estadounidense regresó a su hogar e hizo caso al consejo de Paul, primero se hizo de los derechos del catálogo de Sly the Family Stone, uno de sus grandes ídolos, luego adquirió toda la editoriales de Soul Survivor y algunas canciones de Dion, pero Jackson llevaría su nuevo negocio un pasó más allá.

En octubre de 1983, ambos músicos publicaron un nuevo sencillo titulado Say say say.

Un año después, los abogados de Jackson comenzaron la cacería por el catálogo de The Beatles sin dar ningún aviso a McCartney, quien seguía intentando por todos los medios hacer lo propio.

Las canciones ya habían sido venidas por Lew Grade a la empresa Holmes a Court, la cual era famosa por su agresiva forma de hacer negocios, a Jackson eso no le importó y comenzó a presionar cada vez más para hacerse con los derechos, por lo que puso 46 millones de dólares sobre la mesa.

Pero los empresario de Holmes a Court no dijeron sí a la primera, sino que llamaron a la viuda de Lennon, Yoko Ono, y McCartney para avisarles que Jackson había ofrecido dicha cantidad por los derechos; el objetivo era encarecer aún más el catálogo de The Beatles.

Así, McCartney se enteró de la peor forma que la persona que consideraba su amigo estaba intentando hacerse de su objeto del deseo. El músico intentó todas las maneras posibles para superar la oferta de Jackson, pero al final tuvo que resignarse.

Jackson aumentó la oferta a 47 millones en efectivo y de contado por las canciones del cuarteto de Liverpool y finalmente la gente de Holmes a Court le vendió los derechos al cantante, quien dijo en entrevista haber hecho esa adquisición porque las canciones de The Beatles son obras invaluables.

En distintas entrevistas, McCartney calificó la compra como alta traición, incluso llamó a Jackson “perro sarnoso”. “Crees que alguien es tu amigo, y de repente, llega y te roba la misma alfombra en la que te sentabas con él”, indicó el músico.

A mediados de los 90, Jackson comenzó a experimentar una serie de problemas financieros, por los gastos excesivos del parque Neverland, además del dinero que tuvo que pagar en abogados y reparaciones por sus constantes escándalos, lo cuales incluían acusaciones de abuso a menores.

El 7 de abril de 1995, Michael tuvo que vender el catálogo de The Beatles a Sony Corporation, su propia compañía discográfica, por 95 millones de dólares, para intentar aminorar la bancarrota en la que se encontraba sumido.

Durante los años siguientes, McCartney no ha dejado de intentar comprar el catálogo a Sony, pero la compañía se ha negado, pues éste es uno de los que mayores ganancias le deja al año, por lo que el músico sigue en una constante lucha.

Dato curioso

Pese a que la mayoría de las canciones de The Beatles fueron escritas por Lennon y McCartney, los derechos de éstas nunca pertenecieron a ellos, pues su manager Brian Epstein las vendió en 1963 en un mal movimiento financiero.

 

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