La pieza está dirigida por Araceli Guerrero y se presenta en la Casa Estudio de El Círculo Teatral. Foto: Especial

María del Carmen Félix lleva a escena  ¿Cuál es la mejor droga para mí? Y derrumba los estereotipos

La pieza teatral ofrece una exploración profunda de la maternidad y las adicciones, desafiando los estereotipos y abriendo una reflexión sobre la identidad femenina

Tras una pausa de diez años, la obra teatral ¿Cuál es la mejor droga para mí? regresa a los escenarios, revitalizada por las experiencias personales y las reflexiones sociales de su productora y actriz principal, María del Carmen Félix.

En este reestreno, que culminará el próximo 26 de mayo, en la Casa Estudio de El Círculo Teatral, Félix subraya el papel crucial de la mujer en la sociedad, basándose en su propia transformación al convertirse en madre y en los desafíos que esta nueva etapa le ha presentado.

“Cuando se estrenó hace una década, la obra llegaba por la inquietud de poner estos temas en el escenario, a los ojos del espectador. Ahora, el mayor resorte emocional que me llevó a producirla de nuevo es que me convertí en madre. Fue un parteaguas en mi decisión de hablar con la directora y decirle que necesito volver a contar la historia de Hanna”, comenta Félix sobre la pieza que cuenta con la  dramaturgia de Kai Hensel y dirección de Aracelia Guerrero.

En la última década, México ha experimentado un cambio significativo en su dinámica social, especialmente en el contexto digital y las redes sociales. “Era aparentemente otro México. Nos movíamos, quizá, con menor urgencia en cuanto a la fugacidad de las relaciones y las exigencias de las redes sociales. Ahora, las mujeres enfrentamos la presión de seguir ciertos moldes, especialmente hablando de la maternidad“, explica. Félix, quien lleva dos años en la maternidad, ve paralelismos con su personaje, Hanna, en cómo la obra aborda estos desafíos.

Otro lado de la maternidad

Uno de los temas centrales de la obra es la visibilización de los aspectos oscuros de la maternidad, las exigencias morales y sociales que recaen sobre las madres.

“Hanna y yo hemos enfrentado la pregunta de dónde queda nuestra identidad como mujeres al tener un hijo. Los primeros meses o el primer año son muy duros, y después de ese periodo, uno empieza a acomodar cosas y se da cuenta del duelo vivido, una parte de uno jamás vuelve a ser lo que fue”, reflexiona.

No te pierdas las últimas funciones de ¿Cuál es la mejor droga para mí? Se presenta en la Casa Estudio de El Círculo Teatral, todos los domingos de mayo, a las 17:00 horas

La obra también aborda la problemática de las drogas en México, en un contexto en el que a diario existen miles de muertes derivadas de los enfrentamientos por el negocio de las drogas. Félix señala que “Hanna pone sobre la mesa las verdades y los mitos de las drogas, así como las políticas en torno a ellas y las desigualdades económicas que generan”.

En ¿Cuál es la mejor droga para mí?, Hanna expone su vida, sus desafíos como ama de casa y madre, sus sueños rotos y su lucha contra la depresión y la desesperanza.

A pesar de todo, muestra una vulnerabilidad humana y un amor profundo por su hijo, buscando la reflexión sobre cómo se nos recordará cuando ya no estemos en este plano de la vida.

De acuerdo con María del Carmen Félix invita a una experiencia teatral inmersiva, llevada a cabo en la intimidad de su casa, donde el público puede sentarse en los muebles de Hanna y observar escenas de su vida cotidiana.

“Nos hemos enfrentado a críticas que sugieren que la obra incita al uso de drogas, pero es importante entender que el discurso de Hanna va más allá. Todos lidiamos con ciertas adicciones, ya sean sustancias químicas, el celular, la comida o el alcohol. Hanna quiere abrir los ojos a estas realidades y romper con las falsas morales que nos rodean.

“Me enfrento a paradigmas de mi propia familia, donde siempre hay un juicio. Si me dedico demasiado a mi profesión, me critican por no estar con mi hijo. Si dejo de trabajar para cuidar de mi hijo, me critican por no ejercer mi profesión. Siempre hay un juicio, y eso pone Hanna sobre la mesa”, añade.

A decir de la actriz, la pieza es una exploración de la condición humana, de las adicciones y de la búsqueda de la empatía y la compasión en un mundo cada vez más exigente y crítico.

 “La invitación está ahí. Queremos que el público reflexione y se vea reflejado en Hanna, en sus luchas y sus cuestionamientos. Es un viaje necesario y urgente en estos tiempos líquidos”, concluye María del Carmen Félix.

Te puede interesar