Maquiavélicos sin leerlo

Para el académico Israel Covarrubias, Nicolás Maquiavelo sigue vigente y es necesario entenderlo para estar en sintonía con las fuerzas del poder y el Estado. Y considera que los precandidatos no lo han estudiado a fondo y se aprovechan de sus ideales
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_b3q00jq7″ responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Los orígenes de la democracia, la fundación de la República y el concepto de Estado, las bases de la política moderna que surgieron de distintos puntos del Viejo Mundo no pueden ser contados sin una piedra angular que sigue vigente hasta nuestros días: Nicolás Maquiavelo.

Tergiversado, prohibido e insurrecto es como se ha hecho famoso el filósofo de Florencia que vivió hace más de 500 años, cuyas ideas están plasmadas en ensayos como “El Príncipe”, “La mandrágora”, “Discursos sobre la Primera década de Tito Livio”, entre otros.

Hasta ahora, sus ideas sobre la política rondan entre los curules, las altas esferas del poder, tanto en México como en cualquier otra nación del mundo, el problema es que hay que desacralizarlo, sacarlo de las aulas y ponerlo en el mundo terrenal para las personas.

Nicolás Maquiavelo se hizo famoso por su trabajo tergiversado, prohibido e insurrecto

“Hay que sacar en gran medida a Maquiavelo de la universidad, hay que sacarlo de los centros de investigación y hay que ponerlo a jugar en las calles –literalmente– con los ciudadanos”, pronuncia Israel Covarrubias, doctor en ciencia política por la Universidad de Florencia, Italia y quien coordinó la publicación del libro “Maquiavelo, una guía contemporánea de lectura sobre lo político y el Estado”.

El compilado de ensayos pretende acercar a los lectores a los escritos del político florentino y hacer hincapié en el importante escenario electoral que se va a vivir en México este 2018.

De dientes para afuera

Tanto como en su momento como en el presente, sus palabras sólo son usadas sin saber el fondo de su significado, por lo que Covarrubias hace un llamado a que quienes van por la silla presidencial, realmente se comprometan a estudiar al florentino.

“Los precandidatos son muy maquiavélicos sin haber leído a Maquiavelo, es decir, todos están prometiendo ‘Yo prometo que voy a ayudar a los migrantes’, no es que tengas que prometer, es tú obligación como jefe de Estado”
Israel CovarrubiasInvestigador

El doctor califica los discursos de los pretendientes presidenciales de baja calidad, además indica que son un espejo de la realidad educativa nacional.

“No son otra cosa sino el reflejo del gran desastre educativo que tenemos en este país (…) primero, que lean a Maquiavelo, que no vayan al ‘Rincón del vago’ y que tampoco sus asesores piensen o se coloquen como si fueran los Maquiavelos del siglo 21, sino que sean más modestos”, aclara.

En la teoría y la práctica

¿Cómo funcionan mejor Nicolás Maquiavelo y “El Príncipe”?, ¿En la teoría o en la práctica?, ¿Por qué resulta tan vigente? Ante estas interrogantes, Covarrubias revela que los usos del maquiavelismo está aquí porque sí es práctico.

“El día de hoy digamos en la cuestión tecnológica nos está metiendo en un brete porque básicamente, tu ves a un político y le dicen ‘oye es que tienes que dar una frase inteligente, puedes citar frases célebres de Maquiavelo’ y entonces agarra y dice ‘pues como Maquiavelo decía’ y lanza una frase”, argumenta de cómo no se va al fondo del autor.

También apunta que la celebridad de Maquiavelo radica precisamente en eso, en los usos que se hacen y la manera en como se hace referencia a “El Príncipe” sin conocer la lectura y sólo apantallar con conocer al florentino.

“Líderes incluso mexicanos han hecho de Maquiavelo –dicen en algunos casos– de sus autores de cabecera, pero una cosa es que lo hayan hecho autor de cabecera y otra cosa es que en realidad lo pongan en práctica porque eso podríamos dudarlo significativamente de si lo han leído realmente”.

Su trabajo literario

El estudioso admite que hubo pasajes que tuvieron que quedar fuera de la publicación final, reflexiona que tal vez para una segunda instancia valdría la pena ahondar en otras letras del florentino, como lo son sus obras literarios y de teatro.

“Todo el trabajo literario de Maquiavelo, obras teatrales, poemas, digamos trabajo narrativo, donde hay un estilo de la ironía, de la sagacidad, de lo cómico, que es fundamental para entender, no nada más a Maquiavelo sino la lengua que los renacentistas usaban para digamos, contradecir al poder”, dice.

¿Cómo entenderlo?

Covarrubias ejemplifica que dependiendo de la edición varían las traducciones del italiano, de cómo acercarse al filósofo, él comenta que puede ser con cualquier versión, lo importante es tenerle paciencia.

“Por ejemplo en ‘El Príncipe’ Maquiavelo dice ‘El Príncipe debe de saber darle a aquellos que se le pueden subir a la cabeza o que le pueden dar un golpe de Estado su medicina justa’ y es como decir ‘El jefe de gobierno mandó a los granaderos a romper la manifestación’, punto”, enuncia de las metáforas políticas.

Retar al lector

El nivel de lenguaje que se manejan entre las líneas del compendio que reúne plumas estudiosas de todas partes de Latinoamérica, se siente en momentos con un nivel académico que rebasa la lectura ordinaria, Covarrubias justifica que hay que invitar a los leyentes a subirse al discurso de un mejor grado escolástico.

Covarrubias invita a que no sólo especialistas se acerquen a este manual, también los lectores que buscan contenido de todo tipo

“Hay que exigirnos como lectores, subir nuestra capacidad de comprensión de lo que estamos leyendo, entonces creo que en ese sentido es un libro que se abre al gran público, pero un libro especializado abierto a ese gran público, puede resultar paradójico”, exclama el también investigador.

E invita a que no sólo especialistas se acerquen a la lectura de este manual, ya que la discusión debe estar abierta a estudiantes de escuela media superior o universitarios que estén fuera de la política.

“Nuestro objetivo es llegar a estudiantes que no se ocupan de ciencias políticas, ni de ciencias sociales ni de humanidades, sino que son médicos, ingenieros, etcétera”, agrega Covarrubias.

Las lecturas obligadas

Covarrubias invita a que quienes en verdad deseen conocer los trabajos de Maquiavelo vayan más allá de “El Príncipe” y también opten por otras lecturas del autor.

“Discursos sobre la Primera década de Tito Livio”

(1512-1517)

“Epistolario”

 (1512-1527)

“Historias de florencia”

(1520-1525)

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