Los restos de Hernán Cortés, olvidados en una iglesia de la CDMX

Los restos de Hernán Cortés yacen –casi de forma anónima– en una iglesia de CDMX, pero la historia de cómo llegaron ahí es tan dramática como la conquista

Horas antes de morir, Hernán Cortés pidió a su familia que construyeran un Convento al sur de la Nueva España para que fuera enterrado ahí; No ocurrió así. Sin embargo, tarde o temprano los restos del conquistador llegaron a nuestro país, y ahora yacen–casi de forma anónima– en la Iglesia Jesús de Nazareno, ubicada en el corazón de la Ciudad de México (CDMX).

La historia de cómo los restos de Hernán Cortés llegaron a ese templo es tan dramática como la propia conquista.

La distancia que separa la iglesia y el zócalo capitalino no es muy grande.

El templo se halla a un costado del Hospital de Jesús, y fue construido con piedras de los antiguos templos aztecas, según Jorge Pedro Uribe, cronista de la Ciudad de México.

Junto al altar principal, en un punto casi imperceptible, sobresale una austera placa roja con letras color oro para indicar que en ese lugar reposan los restos del conquistador español.

MUERTE HERNÁN CORTÉS

Cuando Cortés desembarcó en el Nuevo Mundo, decidió destruir sus propios navíos (para no tener más opción que quedarse), y con ayuda de algunos grupos de indígenas aliados, inició la conquista.

Lo consiguió: en 1521 derrotó al imperio azteca y encabezó la nueva colonia, que gobernaría durante varios años.

Pero su rebeldía ante el poder le ocasionó malas relaciones con la nobleza, las cuales sostuvo hasta sus últimos días en España, donde perdió la vida a los 62 años, con varias deudas y enfermo.

EL CONVENTO Y LA NUEVA ESPAÑA

Construir un convento en el sur de la Ciudad de México, para que fuera enterrado en ese lugar, fue el último deseo del conquistador; sin embargo, su familia no pudo cumplirlo.

En 1566, los restos fueron enviados a una iglesia al norte de la Nueva España, para que fueran enterrados junto a su madre, narró el cronista y periodista Héctor de Mauleón a AFP.

Cuando el último heredero varón de Cortés murió, se ordenó que fuera enterrado con el conquistador español en un monasterio franciscano de la CDMX, lugar donde más tarde los restos de Hernán fueron puestos bajo llave en el altar principal.

Una iglesia adyacente al Hospital de Jesús (el primero en América y fundado por el propio Cortés), fue el destino siguiente de los restos.

En 1810, México inició su batalla por la independencia de España, y tras 11 años de lucha la consiguió.

En medio de la libertad obtenida, la Ciudad de México quería perseguir a todos los españoles, por lo que los restos de Hernán corrían peligro.

Por más de un siglo –según Mauleón– el destino de los restos de Cortés fue un misterio, pues el escritor e historiador Lucas Alamán decidió esconderlos luego de notar el ánimo de los recién independizados.

Según la agencia AFP, el historiador Francisco de la Maza fue invitado a una junta en 1946 por un refugiado de la guerra civil española y un estudiante cubano, quienes le revelaron que Alemán dejó una carta con un mapa que llevaba hacia los restos de Hernán. 

Habían quedado dentro de la misma iglesia, ocultos detrás de un muro del templo, en la que hoy se conoce como Iglesia Jesús de Nazareno, en el corazón de la Ciudad de México. 

Esta última ubicación tampoco era casual, pues se cree que fue en este sitio donde en 1519 se dio el primer encuentro entre el tlatoani mexica Moctezuma II y Hernán Cortés. 

Al menos así lo confirma un mural que se halla fuera de este templo, sin embargo para el cronista Jorge Pedro Uribe este dato es erróneo pues “se encuentra demasiado cerca del centro ceremonial de Tenochtitlan”.

Entonces se realizó una excavación secreta y un grupo de expertos confirmó que eran los restos del conquistador español. 

Fue devuelto al mismo lugar por órdenes del gobierno, con una austera placa, que aún permanece y que reza: “Hernán Cortés, 1485-1547”.

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