La pregunta que surge, si ambos planetas son los mismos que hemos observado siempre, ¿por qué cambiaron los colores entre finales de los años 80 y principios de los 2000? Foto: Stock.

Los colores de Neptuno y Urano no eran como creíamos; así son realmente los planetas gigantes de hielo

Un estudio reciente demostró que el color que pensábamos que tenían ambos planetas era un error, ¿cómo son en realidad?

Lo que conocemos sobre nuestro propio sistema solar todavía es muy poco. Muestra de ello es que la idea que teníamos respecto a los colores de Neptuno y Urano resultó no ser correcta, según una nueva investigación realizada por astrónomos británicos.

Hasta ahora se tenía la idea de que Neptuno era azul intenso y Urano verde pálido. Sin embargo, un estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society revelo que los dos gigantes de hielo en realidad son de un color muy parecido.

Al parecer Neptuno perdió intensidad en su azul luego de procesar correctamente las fotos del planeta. Asimismo, se descubrió que Urano cambia de color y se vuelve más verde en los solsticios.

¿Por qué cambiaron los colores de Neptuno y Urano?

La pregunta que surge, si ambos planetas son los mismos que hemos observado siempre, ¿por qué cambiaron los colores entre finales de los años 80 y principios de los 2000?

Lo que en realidad sucede es que las imágenes en color de los planetas están muy procesadas, según explica Patrick Gerard Joseph Irwin, profesor de Fìsica Planetaria en la Universidad de Oxford.

“Las naves espaciales suelen registrar por separado los componentes rojo, verde y azul. A continuación, se envían a la Tierra como imágenes en blanco y negro, donde pueden combinarse en color. Sin embargo, estas imágenes pueden no revelar el color real que vería el ojo humano”, detalla el profesor.

Entonces, para determinar el color más real de ambos planetas fue necesario combinar los datos del Hubble con observaciones más recientes realizadas en el Very Large Telescope, en Chile.

Ambos instrumentos registran imágenes en un espectro que cubre todos los colores que pueden verse con el ojo humano. Esto hace que sean más precisos con respecto a las naves espaciales en lo que se refiere al color.

“Esto nos permitió determinar sin ambigüedad el color real que el ojo humano percibiría en Urano y Neptuno. A continuación, pudimos reprocesar las observaciones realizadas por las cámaras de imagen de Voyager 2 y Hubble teniendo esto en cuenta”, explicó el investigador.

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