Un hombre de letras

El mostacho poblado le hace distintivo y le refrenda como intelectual. Para quien lo vea caminar por las calles de Querétaro le podría confundir con un pintor, algún artista de carpa o como músico bandoneonista que seguro hará uso de sus habilidades por algunas monedas.

 

El problema es el miedo de los editores, creen que trabajan para lectores que no leen, es una raza rara, un lector se define por el hecho de leer, un lector que no lee es un animal poco indefinido”
Martín CaparrósNovelista
Siempre tuve un lugar que pensé que quería ir y nunca había ido, que es una ciudad medio mítica que se llama Tombuctú y que está en Malí” 
Martín CaparrósEscritor

El mostacho poblado le hace distintivo y le refrenda como intelectual. Para quien lo vea caminar por las calles de Querétaro le podría confundir con un pintor, algún artista de carpa o como músico bandoneonista que seguro hará uso de sus habilidades por algunas monedas.

 

Pero nadie, o muy poca gente, podría imaginar que es un tundeteclas, amante de la tinta y cazador de ideas ante la pluma y el papel.

 

La simpleza y genio de Martín Caparrós inundan por su magia al pronunciarse de su oficio la escritura como arma para esclarecer la verdad en la actualidad, en este mundo salvaje llamado humanidad y que guarda un atisbo de civilización.

 

“No tenemos un proyecto de renovación política clara, política social, pensamos en el progreso como un dato técnico. Se habla de cambio, pensamos en los trenes de mil kilómetros por hora, las células madre que van a curar no se qué cosa, la realidad virtual que vaya a saber qué, la inteligencia artificial que esto y lo otro, pero no estamos pensando en formas sociales, políticas distintas”, acota en respecto al mundo moderno el escritor.

 

Martín Caparrós conversó en el Hay Festival de Querétaro acerca de su libro “El hambre” y cómo las políticas económicas actuales, pueden sostener la alimentación mundial, solo falta más voluntad política para lograrlo.

 

El hambre de Caparrós

 

El argentino nacido en Buenos Aires publicó en 2014 “El hambre”, en el cual habla de los déficits a nivel mundial, de cómo no se logra combatir este mal que aqueja a millones de personas con recursos limitados.

 

En el libro, Caparrós documenta los viajes realizados por Bangladesh, Nigeria, Sudán entre más países y elabora un discurso en torno a qué se necesita para hacer un cambio.

 

¿Cuándo se va a acabar el hambre?, se le preguntó al escritor durante la entrevista.

 

Cuando nos importe. No hay problemas técnicos para que se acabe el hambre–, respondió de 

manera clara y tajante.

 

Esta excusa técnica es inexistente hoy en día para Caparrós, quien devela que en algún momento no se producía comida suficiente en el mundo, pero en la modernidad, “Somos unos siete mil 300 (millones) y se supone que el mundo produce comida que podría alimentar a 12 mil millones de personas, entonces lo único que falta es que haya la decisión política”.

 

Tombuctú: un mítico destino por visitar

 

Al preguntarle al viajero “pata de perro”, empedernido por conocer los confines del mundo, cuál pudiera ser su último viaje, se mostró asombrado al no identificar un destino certero, pero recordó que siempre ha estado en su mente un paraje africano para explorar a futuro.

 

“Siempre tuve un lugar que pensé que quería ir y nunca había ido, que es una ciudad medio mítica que se llama Tombuctú que está en Malí, y que ahora está medio ocupada por Al Qaeda y está en una zona difícil”, narra el autor.

 

Curiosamente Caparrós estuvo en Malí a principios de año haciendo un trabajo acerca de pastores nómadas y estuvo bastante cerca, “a 200 o 300 kilómetros  de Tombuctú y no se podía llegar porque las carreteras estaban cortadas porque había mucha actividad del grupo Al Qaeda y entonces dije ‘quizás sea mejor no ir a todos los lugares a los que uno pensó que quería ir, dejarse siempre uno para que haya un objetivo por cumplir’”, comentó el letrado.

 

La computadora, como el segundo hogar

 

Hablando de viajes, el exilio en destinos paradisíacos y de la analogía “Casa es donde está el corazón”, el argentino duda en primero pensar si es que tiene un miocardio en su pecho.

 

“Ay… tendría que tener un corazón para saber como es eso (risas) yo digo que mi casa es donde está la pantalla de mi computadora, no se si ese es mi corazón, espero que no porque las pantallas de la computadora de Apple no duran más de año y medio o dos, si ese fuera mi corazón estaría jodido”, siguió rompiendo entre carcajadas, “Abro la pantalla de mi computadora y digo ‘ah ya estoy en casa’”.

 

Caparrós se está adaptado a las nuevas tecnologías a sus 59 años de edad, porta un iPhone, lee mayoritariamente en Kindle y desaprueba que sea incómodo leer en formato digital, ya sea libros, revistas o periódicos.

 

“El problema es el miedo de los editores, creen que trabajan para lectores que no leen, es una raza rara, un lector se define por el hecho de que lee, un lector que no lee es un animal poco indefinido”, comentó.

 

La lectura de Martín

 

Confiesa que tiene amnesia para retener los nombres de obras que le gustan, entonces, al momento de preguntarle que lee actualmente, domina su iPhone y hace una búsqueda rápida en Google para acordarse del título del libro.

 

“Es un libro muy curioso. Patricia Nieto es una cronista de Medellín, que escribió un libro sobre la zona del río Magdalena que es el río que cruza Colombia, en él llegaban muchos cadáveres por la violencia en Colombia, y ahí los recogían y los enterraban, cada familia se quedaba con un muerto, lo enterraba, lo cuidaba y le ponía un nombre sin saber quien era y a cambio le pedían que le protegiera. Tenías como tu muertito guardián”, explicó.

 

En momentos el título brincó en la pantalla del celular, “Los escogidos”, publicado en 2012 y acreedor al Premio al Mejor Libro de Periodismo del mismo año del Círculo de Periodistas de Bogotá, es la lectura en la que Caparrós se hunde actualmente.

 

El buen mañana

 

Para Caparrós el progreso en la humanidad es inevitable, ya que a pesar que haya conflictos bélicos, desasosiego económico y falta de empatía social, estamos destinados a mejorar.

 

“El devenir histórico va hacia la mejora, en el mediano plazo es absolutamente optimista, por supuesto, cada día nos enfrentamos a cosas horribles que nos parecen el final de todo, la catástrofe… Pero también son hitos en ese avance. Yo he vuelto a creer en el progreso después de negarlo durante mucho tiempo”.

 

Vuelve ‘La historia’

 

“No tengo futuro, tengo una especie de presente continuo”, así se definió el literato en torno a lo que vendrá, especificando que de escritor no piensa jubilarse, al contrario, desea seguir en el camino de la tinta.

 

“Ahora mismo estoy revisando una novela mía que se llama ‘La historia’, que es una novela que publiqué en 1999 que es como mi libro que más me importa haber escrito. El año que viene la va a volver a publicar Anagrama, en mayo próximo”, develó.

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