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Picasso y Rivera se reconcilian en Bellas Artes

Diego Rivera visitó un día en su taller a Pablo Picasso y mientras miraba sus cuadros, notó que uno que estaba en la parte alta de la pared era muy similar a una obra cubista suya. Al preguntarle por ese cuadro, Picasso respondió que lo había pintado desde 1906 (anticipándose al cubismo), sin embargo, la curiosidad de Rivera lo llevó a colocar una silla para bajarlo y posteriormente darse cuenta de la mentira. Cuando lo tocó, sus manos se llenaron de pintura fresca.

Ante el hecho, Rivera salió molesto del taller y a partir de entonces terminó la amistad que tenían de dos años.

Diego Rivera visitó un día en su taller a Pablo Picasso y mientras miraba sus cuadros, notó que uno que estaba en la parte alta de la pared era muy similar a una obra cubista suya. Al preguntarle por ese cuadro, Picasso respondió que lo había pintado desde 1906 (anticipándose al cubismo), sin embargo, la curiosidad de Rivera lo llevó a colocar una silla para bajarlo y posteriormente darse cuenta de la mentira. Cuando lo tocó, sus manos se llenaron de pintura fresca.

Ante el hecho, Rivera salió molesto del taller y a partir de entonces terminó la amistad que tenían de dos años.

Hoy, a más de 100 años de esa ruptura, se volvieron a reunir con sus obras en la exposición “Picasso y Rivera: Conversaciones a través del tiempo” en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

Con más de 147 obras, 19 de instituciones internacionales, 26 de instituciones nacionales –entre ellas el Museo de Antropología e Historia– y algunas de coleccionistas particulares, la exposición causante del reencuentro estará presente hasta el 10 de septiembre de este año.

Con más similitudes que diferencias, la muestra sobre la obra de los contemporáneos Pablo Picasso y Diego Rivera revela más de una historia personal.

Dentro del recorrido se encuentran célebres frases del muralista mexicano y del pintor español, tal como la que se lee junto a una de las tantas obras de Rivera en la exposición: “La pintura y el dibujo han formado parte de mi propia vida, han sido toda mi vida”.

O de la irreverencia de Picasso, que cuestiona sobre lo que representa el concepto de arte: “¿Hay algo que prohíba pintar una nariz de perfil en un rostro de frente?”.

Al territorio de Rivera llegó la obra de un Picasso, por quien expresó admiración y a quien el arte de la descomposición de la realidad con figuras geométricas (cubismo) logró vincular en algo más que una amistad.

DeL LACMA a Bellas Artes

El reflejo de la Academia, los años cubistas, América y Europa y el espacio y el tiempo, son el resultado de “Picasso y Rivera: Conversaciones a través del tiempo”, un trabajo realizado entre el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA) y el Museo del Palacio de Bellas Artes.

“‘Picasso y Rivera’ llega a través de una larga investigación que se propusieron el LACMA de Los Ángeles y el Museo del Palacio de Bellas Artes. En un punto de encuentro, ambos museos estaban pensando en una exposición similar pero en diferentes espacios y tiempos. Al final lograron coincidir y hacer de los dos grandes artistas un interesante diálogo”, comenta Lidia Camacho, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Y explica que gracias a la coincidencia y a los esfuerzos entre ambos museos es que se logra dar esta extraordinaria exposición.

La curaduría de “Picasso y Rivera” fue realizada por el director del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, Michael Govan, Diana Magaloni y Juan Coronel Rivera.

La serie de diálogos en esta exposición muestra las obras de ambos creadores dejando al descubierto el acercamiento y el entendimiento entre la modernidad y la antigüedad.

“Se quiere mostrar por un lado un trabajo visual histórico, de alguna manera comparativo de 1900 a 1950, la influencia del mundo clásico y grecorromano de las culturas mediterráneas, de cómo van a influir en la obra y en la producción de estos dos grandes artistas”, dice Lidia Camacho.

De hecho, el núcleo temático de ‘Picasso y Rivera: Conversaciones a través del tiempo’ es el contraste de América y Europa.

Dividida en cuatro secciones, la exhibición muestra su formación artística, las divergencias en los contextos sociales y lo aprendido en la Academia, el contexto rural y paisajista y, finalmente, los años cubistas.

“‘Conversaciones a través del tiempo’, habla de cómo Picasso y Rivera parten de un principio común, del estudio de la Academia y de la influencia del arte grecorromano. Cómo van transitando y cómo se encuentran justamente en París, en donde Picasso se encontraba trabajando en una nueva expresividad de representación de su entorno y la naturaleza a través del cubismo y la influencia de Diego Rivera”, agrega.

Juntos de nuevo

Para tener más información sobre los horarios y los costos entra a: 
museopalaciodebellasartes.gob.mx

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