El superpoder de un Nobel

Si fuera un superhéroe, Le Clézio "atravesaría murallas". Eso respondió sonriente y sin vacilar el escritor francés-mauritano a la pregunta ¿si tuvieras un superpoder, cuál sería? 

Aunque la cinta "Birdman" le pareció una película fantástica al Premio Nobel, su ilusión no es poder volar, sino romper fronteras. 

La confesión, hecha durante su visita a México para participar en la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2015, retumba en un país donde traspasar la gran muralla del vecino del norte parece ser la única alternativa para muchos.

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años vivió en México el escritor francés-mauritano. Escribió su tesis doctoral sobre los purépechas de Michoacán
"La literatura es una catarsis y si se aniquila la literatura, la violencia va a ser peor y creo que para la juventud es necesario enterarse de la importancia de los libros, de la ficción en la vida cotidiana"
Jean-Marie Gustave Le ClézioPremio Nobel de Literatura 2008
"Los norteamericanos tienen que darse cuenta de todo lo que la civilización latinoamericana aporta a la mezcla de culturas que es Estados Unidos. (Iñárritu) tiene perfectamente razón porque hay un mal tratamiento de la población emigrada, especialmente de los mexicanos"
"Los que viven en países que tienen grandes recursos pueden cruzar fronteras, pero los que viven del mal lado no pueden hacerlo"
https://www.youtube.com/watch?v=KO4jcaKd-do

Si fuera un superhéroe, Le Clézio “atravesaría murallas”. Eso respondió sonriente y sin vacilar el escritor francés-mauritano a la pregunta ¿si tuvieras un superpoder, cuál sería? 

Aunque la cinta “Birdman” le pareció una película fantástica al Premio Nobel, su ilusión no es poder volar, sino romper fronteras. 

La confesión, hecha durante su visita a México para participar en la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2015, retumba en un país donde traspasar la gran muralla del vecino del norte parece ser la única alternativa para muchos.

Sus palabras hacen eco siete años después de haber sido galardonado en Estocolmo por ser un “escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensibilidad extasiada; explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante”.

En su llegada a la que él llamó “la Ciudad de las Montañas”, el escritor condenó el estatus actual del ser humano.    

“Una de las grandes lástimas de nuestra época es que las ideas y los recursos económicos sí pueden cruzar las fronteras. Los acuerdos entre Estados permiten el cruce de fronteras por las ideas, por obras literarias y por el business. Pero los seres humanos no, son encerrados en sus fronteras”.

Le Clézio, que habla perfecto español, comprende que esta realidad no es ajena para los mexicanos. Vivió 12 años en México; conoce de cerca el fenómeno migratorio en el país.

Incluso coincide con el desafiante discurso pronunciado el mes pasado por el director mexicano Alejandro González Iñárritu en la ceremonia de los Premios Oscar.

“Los norteamericanos tienen que darse cuenta de todo lo que la civilización latinoamericana aporta a la mezcla de culturas que es Estados Unidos, y él tiene perfectamente razón porque hay un mal tratamiento de la población emigrada, especialmente de los mexicanos”, dijo en entrevista para Reporte Indigo.

Sin embargo, el también profesor en la Universidad de Nuevo México, en EU, contó que en Albuquerque, en donde reside actualmente, hay calles que tienen el nombre o el apellido de indocumentados a manera de homenaje, “así que hay más respeto en unas partes que en otras”, reconoció.  

Lo que continúa frustrando a J.M.G. Le Clézio es lo difícil que le resulta al hombre contemporáneo cruzar fronteras. 

“Los que viven en países que tienen grandes recursos pueden cruzar fronteras, pero los que viven del mal lado no pueden hacerlo”, precisó. 

Esta quebradura entre sociedades, civilizaciones y Estados no solo se refleja en los límites geográficos.

En México, considera el autor de obras como “El atestado”, “Desierto” y “Ritournelle de la faim” (Cantilena del hambre), hay barreras sociales, económicas y culturales que los mexicanos son capaces de superar. 

Las murallas mexicanas

Para Le Clézio, la violencia no es una fatalidad sino “una enfermedad que resulta de un desequilibrio entre las fuerzas”. 

Con base a este principio, en México la violencia tiene cura. Y el remedio está en manos de los propios mexicanos.

El oriundo de Niza, que dedicó su Nobel a los escritores mexicanos Juan Rulfo y Octavio Paz y en 1983 escribió su tesis doctoral sobre los purépechas de Michoacán, cree comprender el dilema que enfrentan los jóvenes en el México actual. 

“Yo me imagino que para un joven sin empleo que vive en poblaciones pobres de Michoacán, Jalisco y Guerrero es fácil entrar en el comercio de drogas porque da dinero y poder”,  advirtió.

Esta barrera social se mezcla con las limitantes económicas. 

“Lo que yo he visto cuando vivía en Michoacán es que hay pueblo que se vacían completamente de la población varonil. Todos los varones se van y tratan de pasar la frontera. Unos logran pasarla, otros se quedan a lo largo de la frontera, en esperanza de una vida mejor. Así que eso es un problema económico”, dijo en una conferencia. 

Durante la entrevista, Le Clézio agregó que una manera de “vacunarse” contra la violencia es recurrir a la ficción.

“Creo que una de las ventajas de la ficción de las novelas, pero también de la poesía, es que es una manera de expulsar a los demonios y leer un libro donde hay violencia es una manera de vacunarse contra la violencia.

“La literatura es una catarsis y si se aniquila la literatura, la violencia va a ser peor y creo que para la juventud es necesario enterarse de la importancia de los libros, de la ficción en la vida cotidiana”.

La vida de ‘Le Cle’

La bebida favorita de Jean-Marie Gustave Le Clézio dice mucho acerca de él. Ni café, ni té, ni tequila; el agua.

Y durante la entrevista, el Nobel demostró que su amor por la literatura y su pasión por México es transparente. 

El autor, un rubio alto, sencillo y padre de tres hijas, compartió un poco de su vida privada. 

Empezando por su complejo nombre, contó que su apellido es Celta y que de chico le decían “Le Cle”, porque su apellido es difícil de pronunciar en francés.

Después habló sobre su “patria chica”, la Isla Mauricio, ubicada en el Océano Índico en el sur de África. 

“Por mi familia pertenezco a esa cultura y cada año voy allá para distribuir libros a los niños pobres de escuelas desfavorecidas. 

“Es algo que me asombra, es algo que me conmueve muchísimo, el ver a un niño de seis, siete años que se va cargando un libro en sus manos… es la primera vez en su vida que posee un libro”, contó emocionado.

Sobre su vida docente, dijo que el oficio de enseñar es una de las cosas que más le gustan en la vida, porque así ha podido compartir su tiempo con la juventud y con los niños, experiencias que le han “aportado muchísimo”.

De México, lo que le cautivó cuando pisó por primera vez tierra azteca en la década de los 60 fue su cultura y sus raíces.

Considera que los conocimientos de las civilizaciones prehispánicas, como los Mayas y los Aztecas, están a la altura de la filosofía griega y que deberían enseñarla en las escuelas alrededor del mundo.

Pero lo que hoy le intriga más de la sociedad mexicana es su complejidad.

“Es una sociedad mestiza y cuando decimos mestiza quiere decir del porvenir, porque el porvenir es el mestizaje”.

¿Te gustaría volver a vivir en México?, le pregunté casi al final de la charla. “Estoy dispuesto a pasar los próximos 12 años en México”, respondió gustoso.

Su última confesión, revelada en las primeras líneas del presente artículo, fue su deseo inalcanzable de atravesar murallas. Algo que –sin superpoderes, ayudado de su imaginación– Le Clézio ya logró con su literatura.

Su nueva obra será sobre México

La obra de Le Clézio es tan basta, que resulta imposible englobarla o sintetizarla. Su tesis sobre los indígenas en lo que ahora es Michoacán, un ensayo sobre los pintores y amantes Diego y Frida, y una guía de viaje de México son algunos de los escritos que el francés ha dedicado a nuestro país.

No conforme con esto, el Nobel de Literatura 2008 está trabajando actualmente en un ensayo sobre tres escritores mexicanos que para él simbolizan la historia de la nación.

“La primera escritora es Sor Juana Inés de la Cruz, que se dedicó a un arte que a mi me gusta mucho, que por parte es arte indígena, que es el arte de los enigmas”, adelantó.

El segundo escritor es Juan Rulfo quien, para Le Clézio, es el “inventor de la novela moderna, el modelo que inspiró después a García Márquez”. 

El último es el historiador Luis González González, el autor de “El pueblo en vilo”.  

 

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