La autora considera vital visibilizar desde la literatura y el arte lo que sucede con el cuerpo femenino. Foto: Especial

“El cuerpo femenino incomoda”, Jessica Anaid Hernández

La narradora reúne en su libro Innecesárea poemas y haikus sobre este procedimiento quirúrgico que se usa de manera arbitraria en hospitales. Inspirados en su experiencia personal, sus textos se convirtieron en una manera de sanar sus cicatrices emocionales

En la narrativa judeocristiana y grecolatina los hombres se han apropiado del parto. Esa dimensión cultural sigue presente, principalmente en las estructuras médicas, donde profesionales en batas blancas deciden la hora de nacimiento de niñas y niños, muchas veces de manera arbitraria, para su beneficio personal o económico, a pesar de que organismos internacionales insisten en los riesgos que implica abusar de esta práctica médica.

“Creo que desde ahí viene,  desde que son ellos los que quieren tener el control y quienes den a luz. Hay como una envidia de los hombres hacia las mujeres; ahora lo vemos con los médicos que dicen ‘es que tú no puedes, yo lo voy a hacer’, y desde ahí se impone el machismo”, reflexiona la poeta y narradora Jessica Anaid Hernández (Saltillo, 1991) al hablar con Reporte Índigo sobre la manera en que algunos relatos bíblicos o de tradición grecolatina han atribuido el proceso de nacimiento a figuras masculinas.

En la mitología griega, refiere, Zeus se roba el embarazo de Metis para ser él quien dé a luz a Atenea, la diosa de la sabiduría y la guerra; lo mismo hace con Dionisio, el dios del vino y el placer, a quien termina de procrear en un muslo. En los relatos judeocristianos es Adán quien da vida a Eva, a partir de sus costillas.

“Aquí vemos la imagen de dos hombres que se quieren apropiar del parto”, reflexiona la autora de Innecesárea (Tierra Adentro/FCE, 2023), que reúne poemas, haikus y ensayos breves sobre este procedimiento quirúrgico que se ha vuelto cada vez más habitual y que suele dejar huellas en las madres, tanto a nivel físico como psicológico.

El volúmen, que la autora describe como su propio nacimiento, se originó a partir de su experiencia personal, de dos embarazos que terminaron en  cesáreas que, después de un proceso de autocuestionamiento y documentación, consideró que no eran necesarias.

“Mis cesáreas fueron programadas, no se me permitió sentir ni contracciones ni nada. Y cuando dije que quería experimentar un parto, me dijeron: ‘¿para qué quieres sentir dolor? Es muy doloroso, mejor la cesárea, es más rápido. Terminamos en 40 minutos y te vas a casa con tu bebé. Vamos a hacer la cesárea en el área del bikini, ni siquiera se va a notar’. Pero queda una herida, que no es invisible y es la herida emocional. Esto es lo que hizo preguntarme si realmente estamos tan mal hechas como para no poder parir”, cuenta la narradora, galardonada en 2022 con el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal.

Hernández comparte que tras los efectos físicos y psicológicos que le dejaron ambas cesáreas se refugió en la literatura para buscar eco en otras autoras, pero encontró pocas referencias.

Como narradora, en la escritura encontró una forma de aportar al tema y exorcizar sus emociones. “Fue una especie de sanación hacer este libro”,  expresa.

El quirófano como escenario teatral

Con referencias a la mitología griega, a la tradición judeocristiana, a los discursos obstétricos, a escritoras y artistas plásticas como Frida Kahlo y Louise Bourgeois, Hernández convierte el quirófano en un escenario teatral, al procedimiento con agujas que punzan la espina dorsal y bisturís que parten en dos el abdomen en poemas y haikus.

“La luz blanca del quirófano que llega como una sentencia, el bisturí que te parte como el rayo de Zeus. Utilicé estos instrumentos o imágenes para darle sentido, que entre lo terrible de estos escenarios también puede haber momentos poéticos, hallazgos que nos hacen entender sobre esta experiencia tan terrible para muchas mujeres porque sí pasa que te levantas y sientes que te partes en dos, que se te cae todo. Yo así lo experimenté, como una mujer partida en dos”, comparte la autora.

Como narradora, Jessica Anaid Hernández había centrado su escritura en explorar el erotismo, como la hace en su libro Los orgasmos en la tierra (2016). Sin embargo, como muchas otras escritoras, ha encontrado en la maternidad y crianza un rico universo para explorar desde la escritura.

Para ella, contrario a lo que algunos círculos literarios consideran, estos temas del espacio doméstico y femenino son necesarios porque son universales.

“Considero que es un tema universal la cuestión de nacer, no es solo de un nicho. A todos y a todas nos debe interesar este tema y debemos visibilizarlo porque la maternidad está muy romantizada y hay que hablar sobre esta ruptura del ideal materno”, dice.

Hablar del cuerpo femenino

Además de desmitificar la maternidad, la autora considera vital visibilizar desde la literatura y el arte lo que sucede con el cuerpo femenino, tanto en el proceso de dar a luz como en otros momentos de la vida.

“En el libro hablo sobre la madre títere porque es manipulada desde el sistema patriarcal, con los médicos que quieren tener el control sobre el cuerpo y no te dejan decidir. Se trata de anular el dolor. Los partos están siendo medicalizados para que tu cuerpo no tenga ninguna transformación, lo mismo te dicen con las cremas, que te las pones en la cicatriz y no se va a notar, pero claro que hay un cambio, a nivel físico y a nivel emocional y yo creo que sí hay que experimentarlo y no tratar de borrarlo”, comenta.

La autora aclara que no se trata de demonizar las cesáreas, pues en muchos casos sí son necesarias, pero sí hay que cuestionar su uso arbitrario, así como visibilizar las huellas físicas y emocionales que deja.

“Siempre se pone más enfoque en el niño o la niña que nació que en la madre. Es vista como un ser aparte, que no tiene que experimentar nada, ni siquiera debe quejarse de que le duele la cicatriz porque debe estar feliz de que ya tiene al hijo o hija. También se habla poco de la depresión posparto, estas emociones se callan, es un asunto de silenciar el cuerpo y las emociones porque nos incomoda. El cuerpo femenino incomoda, todo lo que siente una mujer incomoda a las personas, pero hay que visibilizarlo porque nuestro cuerpo sangra, pare, es sometido a una transformación”, dice.

Prepara novela

La narradora adelanta que ya trabaja en una novela sobre la maternidad, en la que explora los diversos procesos y sentimientos que implica esta etapa de la vida.

“Tengo una novela inédita que sigo trabajando, que tiene que ver con todo este mundo, desde la lactancia hasta la crianza, sobre todo cómo es para una madre criar dos hijos hombres para que no arrastren las ideas machistas que se les inculcan.  La crianza es algo que quiero seguir abordando, igual el erotismo, cómo cambia cuando eres madre”, dice.

La autora

  • Jessica Anaid Hernández nació en Saltillo, en 1991.
  • Es autora de los libros Los orgasmos de la tierra (Tintanueva ediciones, 2016) y de Han apagado ya las luces (Sangre Ediciones, 2021).
  • Fue ganadora del IV Concurso de Cuento Corto organizado por EscritorasMX.
  • En 2022 fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal.
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