Divorcio Pedro Infante

El divorcio de Pedro Infante que llegó hasta la Suprema Corte

El divorcio de Pedro Infante es una historia con matices de corrupción, bigamia y falsificación de firmas, una historia digna de ser llevada a la pantalla grande

Amado por millones de mexicanos, Pedro Infante se convirtió prácticamente una deidad del cine y la cultura nacional; sin embargo, hubo una persona que sufrió con el éxito del artista, se trata María Luisa León, su primera esposa, quien conoció el lado más oscuro del actor.

La relación entre Pedro y María Luisa se tornó tan compleja que incluso tuvo que llegar hasta el máximo tribunal del país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por un caso de bigamia, corrupción y falsificación de firmas, del cual el cantante resultó perdedor.

Pedro y María Luisa, quien era 10 años mayor que él, se conocieron en Sinaloa, ella lo convenció de mudarse a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades de trabajo y contrajeron nupcias en la capital del país en 1939, justo cuando la carrera del actor comenzaba a despegar.

La pareja nunca pudo tener hijos, por lo que adoptaron a Dora Luisa Infante, la hija de María del Carmen, una de las hermanas de Pedro Infante.

El actor comenzó a tener mayor presencia en la pantalla grande, allí conoció a un sinfín de actrices y bailarinas, una de ellas fue Lupita Torrentera, con quien procreó tres hijos.

Aunque Torrentera era la madre de sus hijos, Infante se negó a divorciarse de María Luisa, incluso comenzó una tercera relación con la actriz Irma Dorantes.

“Yo dije no, aguanté a doña María Luisa y con la promesa de que el día de mañana se divorciaría y se casaría conmigo, pero a otra persona ya no”, contó Torrentera hace tiempo en entrevista para el Canal Judicial.

Fue allí donde la vida de Pedro comenzó a enturbiarse, pues el actor quería casarse con Dorantes y comenzó en Morelos un proceso de divorcio de María Luisa. En 1951, un juez del municipio de Tetecala dio la razón a Pedro y disolvió el matrimonio.

Pero un hubo un pequeño detalle, la firma de María Luisa que aparecía en el acta de divorcio no era de ella, sino que alguien la había falsificado, pues la sinaloense nunca se enteró que estaba divorciada de Pedro hasta varios meses después.

María Luisa interpone un amparo, alegando que alguien falsificó su firma y un juez anula el divorcio de la pareja, por lo que legalmente seguían casados. La justicia mexicana le notificó a Pedro de esta situación y de todas formas decide casarse con Dorantes.

Llama la atención que viviendo los dos en la Ciudad de México, Infante y Dorantes hayan decido casarse en Mérida, Yucatán, en 1953. Pedro al saber que su divorcio había sido invalidado, al casarse estaba cometiendo el delito de bigamia.

“Y como mi papa tenía todas las palancas habidas y por haber, pues él lo habrá visto muy fácil, ‘lo arreglo aquí, lo arregló acá”, narró la hija de Pedro, Lupita Infante Torrentera, en un especial del canal Judicial, dedicado al ‘Ídolo de Guamúchil’.

En aquellos tiempos, la comunicación entre un estado y otro era muy poca, por lo que era común que una persona estuviera casada en dos entidades distintas a la vez, sin que la otra parte lo supiera nunca, sin embargo, la popularidad de Infante rompió dicha barrera.

Al enterarse del matrimonio, María Luisa interpone una demanda de anulación, la cual gana, pero Irma Dorantes apela, lo que hace que el juicio se extienda más y que el caso termine en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los ministros de la Corte declararon a favor de María Luisa, anularon el matrimonio Infante/Dorantes, es decir, confirmaron que Pedro había incurrido en el delito federal de bigamia, el cual era penado, en ese entonces, con cinco años de cárcel o 5 mil pesos de multa.

La Corte anuló el matrimonio Infante/Dorantes el 9 de abril de 1957, sólo días antes de que Pedro Infante perdiera la vida en un accidente aéreo en la ciudad de Mérida el día 15 del mismo mes, por lo que legalmente murió como el esposo de María Luisa León.

Sin duda, la historia de Pedro y sus múltiples parejas habría sido digna de ser contada en la pantalla grande.

 

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