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Del exilio al Cervantes

Un transgresor del lenguaje, un explorador de palabras y un rebelde que tiene una primera e inolvidable etapa de novelista como exiliado de la Guerra Civil española, fue reconocido con el Premio Cervantes de literatura. 

El galardón más apreciado por los creadores en lengua española fue anunciado para Juan Goytisolo, quien recibió la noticia en su casa de Marruecos. 

Un transgresor del lenguaje, un explorador de palabras y un rebelde que tiene una primera e inolvidable etapa de novelista como exiliado de la Guerra Civil española, fue reconocido con el Premio Cervantes de literatura. 

El galardón más apreciado por los creadores en lengua española fue anunciado para Juan Goytisolo, quien recibió la noticia en su casa de Marruecos. 

Ahora el premio regresa a España después de un viaje por México al haber reconocido a Elena Poniatowska en 2014. Goytisolo lo recibirá en abril de 2015 por primera vez de manos de los nuevos reyes Felipe y Leticia, en el aniversario del autor de “El Quijote”.  

El autor catalán, tan español como Cervantes, ha vivido en el exilio desde que a los 25 años decidió dejar una España que dolía durante una dictadura que limitaba, y llegó a París a seguir creando en aquella primera época realista y cruda de los 50. 

Desde el principio lucha por un diálogo cultural y muestra la decepción que le provoca el final de una lucha que cobraba víctimas aún mucho después de terminada. 

En Francia trabaja para Gallimard mientras que el rencor franquista prohíbe sus obras en territorio ibérico desde los 50 hasta la muerte de Franco. 

Sus novelas se vuelven clásicos de postguerra aunque sus libros circularon en la clandestina resistencia en su España que ahora celebra con orgullo su atrevimiento y le da el Cervantes después de sus 80 años, cuando ha decidido regresar por temporadas, aunque formalmente reside en Marruecos.  

Su estilo, según los críticos, cae en el realismo social de los 50 con sus novelas “Juegos de manos” (1954) y “Duelo en el paraíso” (1955). 

La trilogía que incluye “El circo” (1947), “Fiestas” (1958) y “La resaca” (1958), destaca su lucha por la izquierda y el liberalismo. Sigue contra la burguesía con “Campos de Níjar” (1960).

Desde su exilio francés Goytisolo viaja a Estados Unidos como profesor de literatura en California, Nueva York y Boston y desde los 70 se muda a Marruecos en donde el estudio del árabe le concede la excusa para ser un disidente hasta del idioma y la cultura purista que prevalecía en la España de la época. 

Empieza a pugnar por la multiculturalidad, por la amalgama de lenguas, por las influencias que convierten a los seres humanos en nacionales de muchas latitudes, en hombres sin patria.  

“Reivindicación del conde don Julián” (1970), es sobre el exilio y sobre el mismo tema, una herida abierta que arrastran muchos españoles por el mundo hasta que muere el caudillo, como último grito antes del regreso lanza Juan sin tierra que concluye con una página en árabe que manifiesta el desacuerdo con la historia reciente de su patria. 

El mundo moro que vivió también en España por siglos lo vemos en “El problema del Sahara” (1979), “Crónicas sarracinas” (1981) y “Estambul otomano” (1989) y  “Makbara” (1979). 

La postguerra aparece en la novela que le dio popularidad universal, “Paisaje después de la batalla” (1982) y en la autobiografía “Coto vedado” (1985).

Otras obras son “Las virtudes del pájaro solitario” (1988), “La cuarentena” (1991) y “Las semanas del jardín” (1998). Sus artículos periodísticos fueron recogidos en “Disidencias” (1977) y en “Contracorrientes” (1986). Recibió el Premio de Ensayo y Poesía Octavio Paz (2002) y el Juan Rulfo (2004).

El Cervantes que ahora le otorgan incluye 125 mil euros y según el acta del jurado el motivo es, sobre todo, “por su capacidad indagatoria en el lenguaje y propuestas estilísticas complejas, desarrolladas en diversos géneros literarios; por su voluntad de integrar a las dos orillas, a la tradición heterodoxa española y por su apuesta permanente por el dialogo intercultural”.

En 2008 Goytisolo anunció que dejaría la narrativa: “es definitivo, no escribo para ganar dinero ni al dictado de los editores. No tengo nada que decir y es mejor que me calle”.   

Continúa con los ensayos literarios y sus colaboraciones periódicas en El País. Por primera vez escribe poesía y publicará su primer poemario: “Cuando dejé la narrativa pasaron por mi cabeza como bandas de cigüeñas que me dejaron esos poemas”.

Su obra es inmensa, su trascendencia en la cultura, indiscutible, y como en una reconciliación por la censura a sus obras, y un reconocimiento a su valor, que nunca debió haberse discutido, Juan Goytisolo recibirá en Madrid el Cervantes que ha sido preámbulo del Nobel para muchos otros autores de lengua española. 

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