De cerebral a viral

Que un video, una foto o incluso un meme se vuelva viral en la Red no solamente se debe a que se comparte de manera masiva, sino que puede ser producto de la activación de una región cerebral.

O al menos así lo creen psicólogos de la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles, quienes después de haber realizado una investigación, llegaron a la conclusión de que esta identificación del área cerebral que se activa puede ayudar a que los científicos predigan el éxito de la difusión de ideas, según publica Psych Central.

"Las buenas ideas encienden el sistema de mentalización. Lo que nos hace querer compartirlas con la gente”
Matthew Lieberman Autor de la investigación
Identificar el área cerebral que se activa con las ideas que creemos interesantes (y virales) mejorará la capacidad de persuasión
Así como en Internet, las personas están conectadas para compartir información importante con otras personas
http://www.youtube.com/watch?v=W-AAmfaZS_8

Que un video, una foto o incluso un meme se vuelva viral en la Red no solamente se debe a que se comparte de manera masiva, sino que puede ser producto de la activación de una región cerebral.

O al menos así lo creen psicólogos de la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles, quienes después de haber realizado una investigación, llegaron a la conclusión de que esta identificación del área cerebral que se activa puede ayudar a que los científicos predigan el éxito de la difusión de ideas, según publica Psych Central.

Se trata de la unión temporoparietal (TPJ, por sus siglas en inglés), la región cerebral que se caracteriza por hacer la diferencia entre el yo y los demás. Además, esta área del cerebro es fundamental para hacer juicios morales.

Matthew Lieberman, quien es el autor principal de la investigación, dice que los resultados sugieren que “regularmente, las personas están en sintonía con cómo van a ser útiles o interesantes las cosas que estamos viendo, no para ellos mismos, sino también para los demás”.

Constantemente “estamos expuestos a la información en Twitter, Facebook y así sucesivamente”, apunta Matthew, “parte de la información la compartimos y muchos otros datos se nos pasan de largo”.

Lieberman y su equipo de científicos subrayan que al identificar estas áreas del cerebro se podrían hacer mejores campañas de salud pública (y de todo tipo).

Incluso se podría llegar mejor al mercado meta en la publicidad y la persuasión sería aún más efectiva. Y en la educación, los maestros tendrían más eficacia al transmitir el material en clase.

Y es que antes de este estudio, “no sabíamos qué regiones del cerebro se asociaban con las ideas que llegan a ser contagiosas”, menciona Emily Falk, otra de las autoras. Y tampoco se tenía conocimiento de “qué regiones están asociadas con ser un comunicador eficaz de las ideas”.

Al igual que en Internet, las personas “están conectadas (y “programadas”) para compartir información con otras personas”, dice el estudio de UCLA, publicado en Psychological Science.

Matthew añade que esta identificación es “una declaración profunda sobre la naturaleza social de nuestras mentes”.

Y ahora que se ha hecho ese mapeo específico de las regiones cerebrales que están relacionadas con las ideas que suelen ser contagiosas (y eventualmente virales), en el futuro, “nos gustaría ser capaces de utilizar estos mapas cerebrales para pronosticar lo que es probable que tenga éxito y lo que es probable que sea eficaz en la difusión de ideas”, establece Falk.

El esparcimiento de las ideas

Para el estudio, 19 estudiantes de UCLA –de 21 años en promedio– fueron sometidos a escáneres cerebrales por resonancia magnética funcional. Esto mientras veían y escuchaban información sobre 24 programas piloto (ficticios) de televisión.

La trama de estos supuestos pilotos era trillada. Exreinas de belleza que querían que sus hijas siguieran su ejemplo, telenovelas y reality shows. Incluso historias de vampiros y adolescentes.

Lo único que tenían que hacer los estudiantes era determinar si recomendaban estas ideas a productores, que también eran ficticios, ya que eran otros 79 estudiantes de UCLA.

Fue aquí en donde Lieberman y su equipo de expertos pudieron identificar qué regiones del cerebro se activaron cuando les presentaron las historias de los pilotos potenciales para la TV. Antes de que éstos se las propusieran, o no, a sus productores.

Los resultados señalaron que los estudiantes que mejor trataron de persuadir a sus productores, tuvieron mayor activación en la TPJ.

Esta región cerebral se activó más en los estudiantes mencionados, que en los que fueron menos convincentes y persuasivos. La psicología identifica este fenómeno como “el efecto del vendedor”.

Lieberman dice que se podría creer que la memoria era trascendental en este tipo de experimentos, pero solo la TPJ mostró activación durante el estudio.

Después de estos hallazgos, el equipo de UCLA quiso encontrar en dónde radica la diferencia entre las ideas que no se esparcen y las que se vuelven virales.

Falk dice que “entre más actividad haya en la TPJ, más habilidad hay para contagiar a los demás con las ideas que les parecen interesantes”.

Un comunicado de la UCLA indica que podría parecer que las personas se emocionan y opinan más sobre ideas que les parecen interesantes, pero según los escáneres cerebrales, las ideas que se  consideran interesantes para los demás, es mucho más trascendental a nivel cerebral. 

Razón por la que hay contenido que se vuelve viral en cuestión de minutos en Internet, y en algunos casos, hasta en segundos.

El cerebro y lo viral: ¿Qué es la TPJ?

La unión temporoparietal (TPJ, por sus siglas en inglés), se encuentra en la superficie externa del cerebro. Forma parte de la “red de mentalización” y es fundamental para reflexionar y discernir entre lo que piensan y sienten los demás. Aquí es en donde hacemos los juicios morales. Y según este estudio, en donde también identificamos las ideas que creemos que se deben compartir a los demás.

Mentalizarse y compartir

Además de la activación de la TPJ, la mentalización es un factor muy importante a la hora de querer compartir ideas con los demás.

Por ejemplo, “cuando estamos leyendo ficción o viendo una película, entramos en la mente de los personajes, es decir nos mentalizamos”, dice Matthew Lieberman, “En cuanto escuchamos una buena broma, piensas ‘¿a quién puedo decirle esto?’”. Ese tipo de ejercicios activan la TPJ y nos hace mentalizarnos.

Es lo mismo que cuando vemos una idea buena o que nos parece interesante, en ese momento ya estamos pensando qué pensarán otras personas (si se la compartiéramos). Un ejercicio diario en Internet y su difusión de ideas y contenido en las redes sociales.

Esto podría ayudar a que los psicólogos determinen qué contenido es viable para viralizarse y cuál será la manera más efectiva para propagar esa idea.

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