La ofensiva rusa trata de llegar a Odesa para controlar el puerto y así quitarle toda oportunidad a Ucrania de contar con salida al Mar Negro. Foto: Especial

Cultura, daño colateral de la guerra entre Rusia y Ucrania

La destrucción del patrimonio cultural ucraniano a manos de los rusos, asegura experto de la UNAM, no ha sido una estrategia de Vladímir Putin para borrar la identidad de aquel país; sin embargo es preocupante que prioricen los intereses económicos y políticos

Ucrania y Rusia son pueblos hermanos que hoy mantienen una guerra por el poder político y el control económico; a su paso, miles de vidas se han perdido y cientos de monumentos históricos, museos, bibliotecas y demás recintos culturales han sido dañados o destruidos.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), desde la invasión rusa el 24 de febrero del año pasado, más de 240 lugares del patrimonio ucraniano han sufrido daños.

Mientras que para algunos expertos los ataques a estos lugares han sido intencionados y con el objetivo de borrar la historia y la identidad del pueblo ucraniano, para Genaro Beristaín Aguilar, maestro en Estudios en Relaciones Internacionales y doctorante en Seguridad Internacional, simplemente han sido daños colaterales.

“Destruir estos lugares no fue la estrategia de Vladímir Putin, quien pensó que podría llamar a los ucranianos a que derrocaran a su presidente, ese era su objetivo. Cuando da su discurso, les llama a los ucranianos ‘tovarichs’, que sería ‘camaradas’, para que renegaran del gobierno de Volodímir Zelenski”
Genaro BeristaínEspecialista de la UNAM

Aunque Zelenski contaba con una popularidad muy baja por las acusaciones que tenía sobre corrupción, la estrategia de Putin no funcionó y los ucranianos cerraron filas en torno a su presidente.

La ofensiva rusa trata de llegar a Odesa para controlar el puerto y así quitarle toda oportunidad a Ucrania de contar con salida al Mar Negro, pero, opina el experto, no para destruir la cultura. Así que, lamentablemente, por los embates y la logística de la guerra, se ha visto afectado el patrimonio cultural ucraniano.

“Digamos que no es una política impulsada por parte de los rusos, sino que el conflicto por sí mismo está generando daños en la infraestructura ucraniana y se van a ver afectados las piezas de museos o los museos mismos”, comenta Genaro Beristaín Aguilar.

Sin embargo, a través de una declaratoria, miembros de Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU expresaron su preocupación ante los ataques a lugares de significante importancia cultural en Ucrania, cuando deberían estar protegidas, de acuerdo con la ley internacional, especialmente por la convención de La Haya para la protección de la propiedades culturales de 1954.

¿Identidad en riesgo?

Rusia y Ucrania tienen un origen en común: la Rus de Kiev, un pequeño reinado, en donde sus habitantes, quienes vivían en casas de madera y se dedicaban al pastoreo y al monocultivo, pagaban un tributo a los canatos que estaban cerca, como el de Nóvgorod.

Por motivos de seguridad, los habitantes de la Rus de Kiev se tuvieron que mover a lo que actualmente es Moscú, convirtiéndola en la capital del Estado mientras que Kiev se quedaría como una ciudad importante. Es hasta la fragmentación de la Unión Soviética que Kiev se constituye como un Estado independiente con el nombre de Ucrania.

Así, estas dos naciones comparten rasgos lingüísticos, étnicos, históricos y culturales; por ejemplo, ambos países son cristianos ortodoxos.

“Hay rusoparlantes en Ucrania y ellos eran los que se estaban peleando con el gobierno de Ucrania, entonces, no hay como tal un exterminio cultural, sino una incomodidad en el sentido de que Ucrania busca su propia identidad, así que se empezó a separar de la rusa y eso molestó a los rusos que habitaban en Ucrania”, explica Genaro Beristaín Aguilar.

Incluso, esa búsqueda había ofendido a Vladímir Putin, quien acusaba a los ucranianos de parecerse más a los alemanes o franceses en lugar de rescatar lo que en un principio fue el principado de Kiev, la cristiandad ortodoxa y las costumbres heredadas del imperio Bizantino.

Desde la invasión rusa, más de 240 lugares del patrimonio ucraniano han sufrido daños

“Lo cierto es que Putin no puede negar la existencia de la cultura ucraniana, lo que dijo fue parte de su discurso, porque en su momento trató de jalar a los ucranianos y por eso lo dijo, para justificarse ante su población, pero la realidad es que si yo pudiera generar un ejemplo, podría decir que no existe una cultura chiapaneca, que somos una cultura mexicana y que los chiapanecos no existen como cultura sola, lo cual es falso. Hay rasgos y costumbres y lenguas que son solo de ellos, lo mismo se podría decir de Ucrania”, señala el experto de la UNAM.

Los expertos de la ONU también en la misiva aseguraron que los libros de historia y literatura de Ucrania considerados como “extremistas” han sido confiscados de bibliotecas públicas en las provincias de Lohansk, Donetsk, Chernihiv, y Sumy Oblasts y destruidos por el actual poder ocupante.

Para Beristaín Aguilar, el conflicto terminará cuando Volodímir Zelenski se dé cuenta de que están muriendo muchos ucranianos en algo que no vale la pena. “No quiero sonar fatalista o pro Putin, lo que estamos viendo en este conflicto es que los intereses de las grandes compañías productoras de armamento están sobre los de la población ucraniana”, finaliza.

Presión cultural

Como una forma de solidarizarse con el pueblo ucraniano, artistas rusos de la cultura y el entretenimiento han sido castigados, desde quitarles sus cargos hasta cancelarles sus presentaciones o no invitarlos a muestras y festivales; sin embargo, para el maestro Genaro Beristaín nada de eso afectará de manera significativa la estrategia militar de Vladimir Putin.

“El presidente de Rusia tiene muy claro cuáles son las metas que quiere alcanzar, si bien han tratado de presionarlo económicamente y no ha cedido, pues culturalmente no habrá presión que pueda doblegar a la ofensiva rusa”, opina el experto de la UNAM.

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