Bullying: No tendría por qué existir

No ha pasado ni una semana desde la tragedia de Héctor Alejandro, un joven de 12 años que murió luego de que sus compañeros de clase lo azotaran contra la pared, y ya se conoce otro supuesto caso de bullying que ha llevado a un menor de nueve años, en Yucatán, Mérida, a ingresar al hospital por un traumatismo craneoencefálico moderado.

El joven fue empujado contra una pared por un compañero durante el recreo, lo que provocó que sufriera un fuerte golpe en la cabeza. 

"Creo que la manera de lidiar con el suicidio y la depresión es que necesitamos educar a todos. No solo a los padres"
John HalliganConferencista
https://www.youtube.com/watch?v=ctEOmQnS21I
Muchos padres no saben que sus hijos son víctimas de acoso escolar porque evitan ‘invadir’ su privacidad en redes sociales
https://www.youtube.com/watch?v=05iaSGKABHY

No ha pasado ni una semana desde la tragedia de Héctor Alejandro, un joven de 12 años que murió luego de que sus compañeros de clase lo azotaran contra la pared, y ya se conoce otro supuesto caso de bullying que ha llevado a un menor de nueve años, en Yucatán, Mérida, a ingresar al hospital por un traumatismo craneoencefálico moderado.

El joven fue empujado contra una pared por un compañero durante el recreo, lo que provocó que sufriera un fuerte golpe en la cabeza. 

Padres, si su hijo ha llegado a la casa quejándose de bullying, no reduzcan el problema a “una cosa de niños” y preste atención. ”Tienes que manejar la situación. No asumas que esto (el acoso escolar) no es para tanto. No des por sentado que esto va a desaparecer. No le digas a tu hijo ‘solo ignóralo’. Debes controlar esto y detenerlo tan pronto como comienza”.

Así lo sugirió en entrevista exclusiva para Reporte Indigo John Halligan, padre de familia estadounidense cuyo hijo, Ryan, quien se suicidó cuando tenía apenas 13 años de edad, y quien fue víctima de bullying y cyberbullying durante la secundaria. 

Pocos meses después del lamentable suceso, Halligan logró la aprobación de la “Ley de Prevención del Acoso”, en Vermont, donde se ha observado una reducción a la mitad del porcentaje de adolescentes con ideación suicida.

Halligan aludió a la promulgación de leyes contra el bullying en las escuelas de Estados Unidos como una estrategia eficaz que podría contribuir a aminorar el creciente problema de acoso escolar en México, donde, al menos en 2011, el 30 por ciento de los estudiantes de primaria declaró sufrir algún tipo de acoso. En 2013, dicho porcentaje subió a 40 por ciento, reportó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). 

“Lo que estamos haciendo en Estados Unidos es que hemos puesto más responsabilidad en las escuelas, para que al menos se aseguren de que los niños estén seguros durante un día escolar. Si una maestra es testigo de un acto de bullying, tiene que reportarlo. No es una opción”, precisó. Y aseguró que “en este momento, 49 de los 50 estados tienen implementada una ley contra la prevención de bullying (…)”.

Por ejemplo, Halligan aludió a una ley aprobada en el estado de Nueva Jersey, con la que “si una maestra observa bullying en su clase, tiene que reportar el caso a la administración escolar. Y la administración tiene que investigar, disciplinar, documentar y reportar que esto sucede. Es un proceso muy controlado”, apuntó. “No das la oportunidad de que se mire de otra forma o de no lidiar con ello. En Nueva Jersey, como adulto, tienes que lidiar con ello en el momento”.

El círculo del bullying

Al enfatizar la importancia de que se implementen programas de prevención en las escuelas –basados en investigación y evidencia científica– que reduzcan de manera eficaz las tasas de acoso escolar, Halligan destacó el “Programa Olweus”, desarrollado por Dan Olweus, docente de psicología sueco y reconocido experto mundial en décadas de investigación sobre el problema del bullying.

Explicó que el Olweus tiene un modelo denominado “el círculo del bullying”, en el que están implicados tres actores: el acosador (o bully), la víctima y los espectadores o la audiencia, que juega un papel clave el proceso de la agresión. Porque gran parte del acoso escolar que ocurre en la adolescencia, abundó, tiene a esta audiencia como motivación, como incentivo. 

“Ellos (los agresores) están recibiendo una reacción de las personas que están a su alrededor”, declaró Halligan. “Y tenemos que enseñar a ese grupo, la audiencia, que no sean una audiencia. Que tienen un rol que pueden jugar, en lugar de quedarse parados y permitir que alguien más sea acosado sin decir nada o incluso burlarse (…). Tienen mucho poder e influencia para decirle a esa persona (el bully), “oye, ya basta, déjalo en paz, cuál es tu problema”. 

Y es que es en la adolescencia cuando los jóvenes son más vulnerables a la presión social, por lo que si ésta se canaliza hacia una dirección positiva, la audiencia puede influir para que el bully se detenga. 

“Si un amigo me dijera ‘oye, vamos, deja a ese niño en paz, escucharía a mi amigo mucho más rápido que a cualquier otra persona porque esa amistad es importante para mí”, dijo. 

“Así que tenemos que tomar ese concepto y empezar a educar a los jóvenes en este proceso de pensamiento muy temprano. Puedes convencer a un niño de primer grado de primaria a que entienda este modelo y que se involucre en esto”, añadió John. 

Al llegar a séptimo, octavo o noveno de secundaria, el joven ya habrá entendido el modelo y podrá detener el problema por sí solo. 

John explicó que el común denominador de programas exitosos para prevenir el bullying en los planteles educativos, como el Olweus, es que el acoso escolar se trata como un “problema de comunidad, no como un problema aislado. “Es toda la comunidad escolar”, en la que se involucran “no solo niños, sino también a los maestros, a los administradores, los conductores del autobús, al trabajador de la cafetería, cualquier adulto que entre en contacto con el niño debe recibir un nivel de entrenamiento sobre este asunto, intervenir y encararlo”.

Y enfatizó la importancia de sumar la educación socioemocional a la lista de materias de educación básica. Por ejemplo, en Vermont, Halligan también logró que se aprobara otra ley de prevención de suicidio que hace obligatorio que los niños aprendan, en sus clases de salud, qué es la depresión –un factor de riesgo clave del suicidio–, cuáles son los signos y los riesgos de suicidio y cuáles son las maneras de pedir ayuda.

Focos rojos para los padres

John advirtió que los padres deben buscar maneras de monitorear la actividad en línea de sus hijos, como obtener sus contraseñas. “Eso no es opcional”. Porque la tecnología es una herramienta que en gran parte está facilitando el acoso que sufren los menores hoy en día.  “Es un tipo de tormento que ocurre 24 horas, los siete días de la semana”.

Tormento que agudizó la depresión que ya había desarrollado su hijo a causa del acoso escolar que sufrió de manera intermitente durante la escuela secundaria y que lo llevó a quitarse la vida.

“Muchos padres se preocupan sobre invadir la privacidad (de sus hijos)”, expresó. “Ellos (los adolescentes) no necesitan privacidad a esta edad. Necesitan mucha orientación, necesitan mucha ayuda para asegurarse de que están en el buen camino”. 

“Y el error que veo que los padres cometen todo el tiempo es que están permitiendo a sus niños tan pequeños tener smartphones, involucrarse en redes sociales. No son lo suficientemente mayores. No tienen las habilidades sociales y no son lo suficientemente maduros. Y sus amigos y compañeros tampoco lo son (…). Tenemos que desacelerar esa parte de su desarrollo. Sus cerebros no están lo suficientemente desarrollados para lidiar con esas cosas”, subrayó Halligan.  

Otra sugerencia: los padres deben establecer una comunicación profunda y constante con los hijos. Y hacer preguntas del tipo “si sufrieras de acoso en línea, ¿nos lo dirías? Sí o no. ¿No? ¿Por qué? Y entonces explicar al pequeño que no debe de tener miedo. Como padre, “no puedo ayudarte al menos que no me digas qué está pasando con tu vida, ¿cierto?”

“Una gran parte de esto es que debes de monitorear, debes de observar lo que están haciendo. Y hay formas. Existe software para la computadora (…). Como padre necesitas educarte. Estas son nuevas herramientas que los padres necesitan aprender ahora para asegurarse de que el niño tenga una vida segura de joven”, dijo Halligan. 

No todo ‘está bien’

Los padres también deben de educarse sobre qué es la depresión y aprender a reconocer los focos rojos. Como escribió Halligan en el sitio Web en memoria de Ryan Patrick Halligan: “trágicamente, la depresión de adolescentes por lo general no se detecta en el contexto de la angustia propia de la adolescencia. Y como la mayoría de nosotros nunca hemos recibido educación básica de los signos y la prevención del suicidio de adolescentes en ningún momento de nuestras vidas, los jóvenes que sufren de depresión tienen un mayor riesgo”.

De hecho, de acuerdo a datos del INEGI, 5 mil 718 personas personas se quitaron la vida en México en el 2011, en su mayoría jóvenes de entre 15 a 24 años. 

“Creo que la manera de lidiar con el suicidio y la depresión es que necesitamos educar a todos. No solo a los padres. Sino también a los maestros y a los mismos estudiantes”, afirmó John Halligan. 

Por ejemplo, en Vermont, Halligan también logró que se aprobara otra “Ley de Prevención de Suicidio” que hace obligatorio que los niños aprendan, en sus clases de salud, qué es la depresión, cuáles son los signos y los riesgos de suicidio y cuáles son las maneras de pedir ayuda.

“Yo les digo a los padres: debes estar al pendiente de tu hijo regularmente. Incluso si piensas que las cosas van bien. Y solo pregúntale: ¿cómo te sientes por dentro? No dejes de estar al tanto de sus emociones. Dales la oportunidad de expresarse si algo malo pasa”, advirtió John.

“Porque muchas veces los niños también son buenos actores. Ponen una cara feliz. Te hacen creer que no pasa nada malo y creo que muchas veces los padres se dejan engañar creyendo que todo está bien y no es así. (…) Solo pregúntale (…): ¿cómo va la escuela? ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes acerca de ti mismo? Inicia la conversación”.

No estás solo

Si estás sufriendo por bullying, toma en cuenta que “no eres el único que está siendo acosado en la escuela”, apuntó Halligan. “Muchas veces la víctima se siente avergonzado que hizo algo malo para ser acosado”. Y no es así. “Nunca te sientas avergonzado, nunca te sientas solo, no eres la única persona que se siente así. Pero debes de pedir ayuda”.  

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