Bebedores y antisociales

A quienes les cuesta abrirse con las personas suelen beber unas copas de más para que, una vez que el alcohol surta efecto, logren desinhibirse y volverse más “sociales”. Pero esta estrategia resulta contraproducente. 

Según un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de Chicago de la Universidad de Illinois, la intoxicación con alcohol reduce la comunicación entre dos áreas del cerebro que funcionan en conjunto para interpretar y responder de forma adecuada a las señales sociales. 

A quienes les cuesta abrirse con las personas suelen beber unas copas de más para que, una vez que el alcohol surta efecto, logren desinhibirse y volverse más “sociales”. Pero esta estrategia resulta contraproducente. 

Según un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de Chicago de la Universidad de Illinois, la intoxicación con alcohol reduce la comunicación entre dos áreas del cerebro que funcionan en conjunto para interpretar y responder de forma adecuada a las señales sociales. 

Como parte del experimento, cuyos resultados fueron publicados en Psychopharmacology, los investigadores reclutaron a un grupo de 12 jóvenes que tendían a consumir grandes cantidades de alcohol al estar en eventos sociales. 

Los participantes reportaron un promedio de 7.8 episodios de consumo excesivo de alcohol al mes –cinco o más bebidas para los hombres y cuatro o más bebidas para las mujeres–. 

Se les ofreció una bebida que contenía alta concentración de alcohol –16 por ciento– o placebo. Posteriormente, se les solicitó que igualaran las imágenes de personas con rostros felices, neutrales, enojados y temerosos, con fotografías que mostraban las mismas expresiones faciales. 

Mientras realizaban esta tarea, el cerebro de los jóvenes fue escaneado mediante imágenes de resonancia magnética. 

Se observó que cuando los participantes evaluaron las imágenes con expresiones faciales de ira, miedo y felicidad, quienes consumieron la bebida alcohólica experimentaron una reducción en dos áreas del cerebro  –amígdala y la corteza orbitofrontal– implicadas en el procesamiento de las señales socio-emocionales y en la toma de decisiones.

También se encontró que el alcohol redujo la respuesta de la amígdala a las señales de amenaza.

Según el Dr. K. Luan Phan, autor de la investigación, los resultados del estudio “dan una mejor idea de qué es lo que sucede en el cerebro que conduce a algunas de las conductas inadaptadas que ocurren por la intoxicación con alcohol, como la desinhibición y social, la agresión y el aislamiento social”. 

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