Arte para que no se nos olvide que estuvieron aquí

Las desapariciones forzadas y la violencia que Latinoamérica ha vivido durante su historia, casi sin descanso, es un tema que se ha retomado de diversas maneras en el arte.

En la década de los 70 América Latina atravesó por una ola de dictaduras militares. En Argentina desaparecieron aproximadamente 30 mil personas a partir 1975 hasta el inicio de la nueva década, durante el mandato de Videla. 

Las desapariciones forzadas y la violencia que Latinoamérica ha vivido durante su historia, casi sin descanso, es un tema que se ha retomado de diversas maneras en el arte.

En la década de los 70 América Latina atravesó por una ola de dictaduras militares. En Argentina desaparecieron aproximadamente 30 mil personas a partir 1975 hasta el inicio de la nueva década, durante el mandato de Videla. 

Debido a esto, surgieron las Madres de plaza de Mayo, una asociación que buscó y continúa buscando a los desaparecidos y a los perpetradores de la violencia que se desató en esos años. Asimismo surgieron las Abuelas de Plaza de Mayo cuyo objetivo es recuperar a sus nietos que fueron robados durante la dictadura. 

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En esta entrevista se dan los testimonios de una madre que perdió a su hija a manos de la dictadura y después encontró a su nieto. La confusión, el dolor y el sinsentido que queda luego de perder a un miembro de la familia o nunca haber tenido la oportunidad de conocerlo.

En Colombia desde los años setenta hasta mediados de los ochenta, los niveles de tortura se volvieron altísimos. Miles de civiles fueron sentenciados ya que en ese tiempo se seguía la lógica de: “Es mejor condenar a un inocente que dejar en libertad a un guerrillero”. 

Primero se torturó únicamente al sector de la población en desventaja y de pocos recursos como los campesinos, pero más tarde se extendió a las clases medias e intelectuales. Memoria Histórica calcula que entre 1970 y 2015 en Colombia desaparecieron tres personas cada día, sumando más de 60 mil personas. 

La violencia se hizo sistemática, las familias quedaron mutiladas y el tejido social nunca volvió a ser el mismo. Aún actualmente los países latinos arrastran el dolor y la pérdida de esa ola de violencia que no podrá ser reparada.

Actualmente el número de desaparecidos en México se calcula de 30 mil personas a finales del año pasado, de acuerdo a la CNDH. Uno de estos casos es el de Rosario Ibarra de Piedra, mujer que fundó ¡Eureka! y cuyo hijo fue desaparecido en 1974 luego de ser detenido por las autoridades por el asesinato de un policía. 

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A la fecha Rosario ha seguido en la búsqueda de su hijo y se ha convertido en un símbolo de la lucha por las víctimas de la desaparición forzada en México.

Varios artistas han plasmado en su arte el sentimiento que despierta en ellos heredar las heridas de toda una nación. La violencia que aminoró pero que nunca se curó. 

Un ejemplo es Gustavo Germano, quien con su serie fotográfica ‘Ausencias’ recreó fotografías tomadas con las familias antes de que algunos de sus integrantes fuerzan desaparecidos o asesinados por la dictadura. Este sencillo ejercicio retrata esa ausencia tan grande con la que viven los sobrevivientes. 

Dice el artista sobre las fotos: “tienen una carga simbólica muy fuerte, puesto que marcan cómo ha cambiado el que está y cómo podría haber cambiado el que no está”. Él mismo recreó una fotografía en la que aparece junto a sus tres hermanos, en la segunda sólo aparecen dos de ellos. El proyecto ya tiene dos versiones más, una de Brasil y la otra en Colombia donde lamentablemente este tipo de historias también abundan. Estas son algunas de sus fotos:

Por su parte, los músicos, especialmente de rock, han hecho lo propio con este tema. Bandas como Los Prisioneros, Gustavo Cerati, María Elena Walsh, Fito Páez y Rubén Blades. Una de las canciones más representativas para recordar la tragedia de este periodo es “Los Dinosaurios” de Charly García:

El autor argentino Néstor Perlongher, en su poema ‘Hay cadáveres’, transita entre escenarios, personas y detalles para confirmar: hay cadáveres, hasta que al final, más allá del terror de tantos cadáveres se establece: no hay cadáveres, en referencia a las desapariciones que resultan aún más devastadoras que la muerte:

“La despeinada, cuyo rodete se ha raído

por culpa de tanto ‘rayito de sol’, tanto ‘clarito’;

La martinera, cuyo corazón prefirió no saberlo;

La desposeída, que se enganchó los dientes al intentar huir de

un taxi;

La que deseó, detrás de una mantilla untuosa, desdentarse para no ver lo que veía: 

Hay Cadáveres”

En el cine, la película Nostalgia de la Luz que se estrenó este año habla de la distancia entre los astros, la tierra y del cosmos para compararlo con lo que ocurre en la tierra, los prisioneros, los cuerpos, los desaparecidos. Y presenta el siguiente símil: mientras astrónomos buscan extraterrestres, un grupo de mujeres no se cansa de buscar bajo las piedras para encontrar a sus familiares.