Amigos con derechos 2.0

Las relaciones casuales no son nada nuevo, pero el auge de los dispositivos móviles y la gran variedad de aplicaciones que permiten estar conectados constantemente las han llevado a un nuevo nivel.

Sin la presión de verse en persona, las inhibiciones desaparecen con mayor rapidez y las conversaciones que comienzan de forma inofensiva adquieren, poco a poco, tintes de índole sexual.

Las relaciones casuales no son nada nuevo, pero el auge de los dispositivos móviles y la gran variedad de aplicaciones que permiten estar conectados constantemente las han llevado a un nuevo nivel.

Sin la presión de verse en persona, las inhibiciones desaparecen con mayor rapidez y las conversaciones que comienzan de forma inofensiva adquieren, poco a poco, tintes de índole sexual.

Aplicaciones como Tinder y Grindr (en las que pueden ver un “menú” de usuarios que están cerca de ellos en edad y geográficamente), Snapchat, e incluso Skype, contribuyen a una cultura en la que para ser “amigos con derecho” ni siquiera se necesita amistad.

Estos funcionan como atajos, en los que no hay necesidad de eufemismos ni conquista para llegar a la cama, y el trato de sexo casual está predeterminado. A través de algunos de estos medios, además, lo único que importa es la apariencia.

Pero quizá lo más grave de la nueva cultura del “agarrón” 2.0, como mencionó Nancy Jo Sales en la revista Vanity Fair hace unos meses, la edad de los involucrados desciende cada vez más.

“Los niños siempre han estado interesados en el sexo”, señaló, “pero nunca hubo tantas maneras de expresarlo mutuamente, en cualquier momento, sin importar dónde estén”.

Así, algo que solía estar confinado a momentos de escape a escondidas de los padres, ahora sucede en los salones de clases, lugares de trabajo, centros comerciales y en la privacidad de su habitación, sin que la presencia física sea requerida.

 

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