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Alzheimer: Amenaza que avanza

Los avances médicos están ayudando a prevenir y curar cada vez más padecimientos mortales como cáncer, permitiéndole a las personas vivir más tiempo y con mayor calidad de vida.

Sin embargo, esto también ha resultado en un aumento en la participación de enfermedades asociadas con el envejecimiento que aún son incurables, como lo es el Alzheimer, en las tasas de mortalidad.

114%
el aumento aproximado que registraron las muertes asociadas con el Alzheimer a nivel global entre 1990 y 2013

Los avances médicos están ayudando a prevenir y curar cada vez más padecimientos mortales como cáncer, permitiéndole a las personas vivir más tiempo y con mayor calidad de vida.

Sin embargo, esto también ha resultado en un aumento en la participación de enfermedades asociadas con el envejecimiento que aún son incurables, como lo es el Alzheimer, en las tasas de mortalidad.

Un ejemplo de esto puede verse en Estados Unidos, donde entre el 2000 y el 2010 (ambos años de censos) la mortalidad de padecimientos como el cáncer de mama o de próstata y las enfermedades cardiacas, entre otros, cayó mientras que la del Alzheimer se incrementó en 68 por ciento.

En 1990 la enfermedad de Alzheimer, la cual representa entre 60 y 70 por ciento de los casos de demencia senil, ocupaba el lugar 44 en el listado global de causas de muerte prematura. Para el 2013, ésta había ascendido 15 peldaños, para colocarse en la posición 29. 

Esto implicó que el número de muertes por Alzheimer pasara de alrededor de 795 mil en 1990 a casi 1.7 millones en 2013 – un aumento de más del doble. 

Tanto en Estados Unidos como en México, el Alzheimer actualmente figura entre las 10 más frecuentes causas de muerte.

Más viejos, más muertos

El Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud, parte de la Universidad de Washington, reporta que el riesgo de desarrollar Alzheimer incrementa con la edad, por lo que tiene sentido que el número de personas que vive con este padecimiento crezca conforme la duración de la vida promedio aumenta y la población global envejece.

En consecuencia, este mayor riesgo se presenta más intensamente en aquellos países con una mayor proporción de su población viviendo en la tercera edad, lo cual incluye a la mayoría de los países desarrollados y a cada vez más de los países emergentes.

En México, según reporta el Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, 350 mil personas padecen Alzheimer. Proyecciones del Instituto Nacional de Neurocirugía indican que para el 2050 este número será más de 6 veces mayor, superando los 2.2 millones de personas.

Y es que este padecimiento neurodegenerativo representa un grave problema de salud pública, considerando que no existe fármaco alguno que detenga el deterioro cognitivo ni cure esta forma de demencia. 

Por ello, la comunidad científica insta a identificar a tiempo a las personas que están en mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa –o cualquier otra forma de demencia–, y actuar en consecuencia. 

La intervención temprana de personas con alto riesgo de desarrollar Alzheimer es apremiante considerando que con el envejecimiento demográfico a nivel global crecerá el número de personas con cualquier tipo de demencia.

Además, se ha demostrado que los primeros cambios en el cerebro que conducen al deterioro cognitivo comienzan a gestarse incluso desde más de dos décadas antes de que una persona manifieste los signos iniciales del Alzheimer que preceden a su diagnóstico oficial. 

Ni se dan cuenta 

Un estudio encabezado por Robert Wilson, neuropsicólogo del Centro de la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Rush, en Chicago, reveló que un grupo de personas con demencia dejó de percatarse de sus problemas de memoria dos años antes de que desarrollaran los síntomas de la enfermedad. 

“Nuestros hallazgos sugieren que la falta de conciencia de los propios problemas de la memoria es una característica inevitable de la demencia en la vejez, impulsada por una acumulación de cambios relacionados con la demencia en el cerebro”, explicó Wilson. “La falta de conciencia de la pérdida de memoria es común en la demencia, pero no hemos sabido mucho sobre lo común que es, cuándo se desarrolla o por qué algunas personas parecen más afectadas que otras”. 

Agregó que la mayoría de los estudios en la materia se han enfocado en personas que ya han sido diagnosticadas con la enfermedad. Mientras que en su estudio, cuyos resultados fueron publicados en Neurology, se realizó un seguimiento de poco más de dos mil adultos mayores con una edad promedio de 76 años, antes de que mostraran signos de deterioro cognitivo.

Durante el periodo de seguimiento de 10 años, a los participantes se les aplicaron pruebas de memoria y habilidades de pensamiento anuales. 

También se les preguntó qué tan seguido tenían problemas para recordar las cosas, y cómo evaluaban su memoria. 

De los 239 voluntarios que fueron diagnosticados con demencia durante el estudio, la conciencia sobre el funcionamiento de su memoria, aunque estable en un inicio, comenzó a caer en picada en un promedio de 2.6 años, antes de la aparición de los primeros síntomas.

Por el bien de todos

Hay una razón más para identificar e intervenir a tiempo a una persona con alto riesgo de desarrollar Alzheimer: el peso del aumento del número de casos de esta enfermedad progresiva del cerebro que se espera en 15 y 30 años no solo recaerá en los pacientes, sino también en las familias, particularmente en las mujeres que los cuidan. 

No solo ellas son quienes tienen más riesgo de desarrollar esta enfermedad en comparación con los hombres, sino que también se llevan la mayor carga económica del cuidado de un familiar del sexo masculino que padezca Alzheimer: hasta seis veces más que el costo que representa el cuidado de un miembro de la familia femenino a cargo de un hombre. 

Así lo concluyó un estudio de la Universidad de Emory, quienes “utilizaron una perspectiva de vida” para calcular los costos del cuidado de Alzheimer y se enfocaron en tres factores: la probabilidad de desarrollar la enfermedad, duración de la misma y el cuidado formal e informal necesario para el paciente. 

La investigación publicada en Women’s Health Issues se basó en datos de una encuesta de 10 años del programa nacional de seguro social de Estados Unidos, Medicare. 

“Existe sólida evidencia de que las mujeres enfrentan mayores riesgos de ser afectadas por Alzheimer ya sea como pacientes o cuidadores informales”, dijo Zhou Yang, uno de los autores del estudio. 

Porque ojo: el impacto de cuidar de un familiar que va perdiendo autonomía a medida que la enfermedad avanza no nada les pega en su bolsillo, sino también a en su salud física y mental.

“Es crítico desarrollar políticas de intervención pública destinadas a curar o alentar el progreso de la enfermedad en beneficio de la salud y el bienestar de las mujeres en todas partes”. 

 ¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica, incurable y terminal, caracterizada por deterioro cognitivo y trastornos conductuales que empeoran conforme mueren neuronas y se atrofia el cerebro de la persona afectada. Sus causas aún permanecen desconocidas, aunque se piensa que la mayor parte del riesgo es genético.

Los síntomas de este padecimiento frecuentemente incluyen pérdida de memoria, problemas lingüísticos,  y desorientación, entre otros. Conforme avanza el deterioro cerebral, se pierden funciones fisiológicas y finalmente esto conlleva la muerte. La velocidad del deterioro asociado con el Alzheimer varía, pero en promedio la expectativa de vida posterior al diagnóstico de la enfermedad es de alrededor de 10 años.

La enfermedad porta el nombre de Alois Alzheimer, el psiquiatra alemán que identificó por primera vez un caso de ésta en 1901. La base patológica de la enfermedad fue descubierta por Emil Kraepelin, colega de Alzheimer.

¿Cómo va tu vejez?

El proceso de envejecimiento no se da de la noche a la mañana, por ello se hace énfasis en la prevención. 

Una nueva prueba de sangre para calcular qué tan bien estamos envejeciendo “podría ayudar en nuestra búsqueda para encontrar nuevos tratamientos para la enfermedad mediante la identificación de las personas que son más propensas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer, para que puedan participar en los ensayos clínicos” para tratamientos con el potencial de prevenir padecimientos neurodegenerativos, señaló en The Guardian Doug Brown, director de investigación de la Sociedad de Alzheimer de Reino Unido. 

Desarrollada por un equipo de investigación internacional encabezado por el King’s College de Londres, la prueba “proporciona la primera sólida ‘marca’ molecular de la edad biológica en los seres humanos y debería ser capaz de transformar la forma en la que la ‘edad’ se utiliza para tomar decisiones médicas”, explicó a The Telegraph James Timmons, autor del estudio.

“La capacidad física como la fuerza o la aparición de la enfermedad suele utilizarse para evaluar el ‘envejecimiento saludable’ en las personas mayores, pero en cambio, ahora podemos medir el envejecimiento antes de que ocurran los síntomas del deterioro o padecimiento”, comentó Timmons en un comunicado.

Por su parte, la Dra. Neha Issar-Brown, del Consejo de Investigación Médica de Reino Unido, dijo que mientras es natural que nuestro cuerpo y cerebro sufra un mayor retraso a medida que envejecemos, el envejecimiento prematuro y la más severa pérdida de la función física y cognitiva puede tener consecuencias devastadoras para el paciente y sus familias, y un mayor impacto económico y social. 

“Esta nueva herramienta (…) podría ayudar a mejorar el desarrollo y la evaluación de tratamientos que prolongan la buena salud en la vejez”.

Los detalles de dicha prueba fueron publicados la semana pasada en Genome Biology. 

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