El gobierno de Nicaragua no sólo persigue y encarcela a sus opositores, también cambió la normas electorales a través de reformas. Foto: Especial

Cuando admiras a los dictadores

“El Estado se degrada si se basa en la intimidación y la amenaza. Hay que avanzar hacia un Estado social y de derecho, con una justicia independiente. El pensamiento único no es correcto, y es en la diversidad de las ideas donde se puede construir una mejor sociedad”. Son algunas de las expresiones del obispo […]

“El Estado se degrada si se basa en la intimidación y la amenaza. Hay que avanzar hacia un Estado social y de derecho, con una justicia independiente. El pensamiento único no es correcto, y es en la diversidad de las ideas donde se puede construir una mejor sociedad”.

Son algunas de las expresiones del obispo Rolando Álvarez, a quien el gobierno de Nicaragua condenó a 26 años de prisión y le retiró su nacionalidad por “desafiar” el régimen de Daniel Ortega, según los dichos de la Fiscalía de esa nación.

El gobierno de Nicaragua no sólo persigue y encarcela a sus opositores, también cambió la normas electorales a través de reformas a la Constitución nicaragüense con la finalidad de poder reelegirse y de apoderarse del sistema electoral y de la democracia de esa nación, así lo declara Arturo McFields Yescas, exembajador de ese país ante el Consejo Permanente de la OEA, tras denunciar ante el organismo internacional al régimen sandinista.

“Denunciar la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir callando y defender lo indefendible es imposible. Tengo que hablar, aunque tenga miedo. Tomo la palabra el día de hoy en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida en mi país desde el año 2018″, dijo McFields Yescas en marzo de 2022 ante la OEA.

Yescas escribo en el periódico El Economista, que Daniel Ortega tiene dos récords, “es el jefe de gobierno (dictador) que más reformas ha hecho a la Ley Electoral de Nicaragua y el Presidente que más elecciones ha ganado. Ambos elementos parecen estar ligados a su control total en el Consejo Supremo Electoral y al uso y abuso de los artilugios jurídicos a su disposición”.

Señala que Ortega vuelve al poder gracias a una reforma electoral a la medida de sus ambiciones, tomando control del árbitro y estableciendo un mínimo de 35% de votos para ganar las elecciones. “Así inició la era del hombre fuerte y las instituciones débiles. La dictadura de Nicaragua”, escribió el también periodista.

McFields Yescas relata que Ortega decía que las reformas electorales eran para darle más poder al pueblo, mayor participación a las mujeres, los pueblos indígenas y afrodescendientes. “Nunca dijo que quería nombrar a su esposa como vicepresidenta, a sus hijos como asesores y establecer un sistema de partido único al estilo Cuba o Corea del Norte. Jamás lo hizo”.

El gobierno mexicano no solamente ha guardado silencio total frente a todas estas dictaduras, sino que las ha alabado, reconocido y defendido.

La destrucción de las instituciones, el desprecio por la legalidad, el atropello a la Constitución y la orden a sus grupos parlamentarios de no modificar ni un punto, ni una coma a las reformas del Ejecutivo, advierten el camino a una dictadura, en donde la democracia y las libertades quedan anuladas.

En nuestro país estamos a tiempo de evitar que el camino empeore. Hoy admira a dictadores, condecora a dictadores, les aplauade, por supuesto que me refiero a Daniel Ortega, o ¿usted en quién está pensando?

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