En el mundo de las inversiones sucede que no hay dos personas iguales, con las mismas circunstancias e idénticas necesidades. Foto: Especial

Tres preguntas

Acumular dinero por el simple hecho de hacerlo no está mal, pero difícilmente provocará la chispa que genera el saber “para qué”

Podría decir que cada diez minutos me preguntan “¿en dónde invierto?”, pero sería exagerado pues en realidad es cada quince

Muchas veces me he cuestionado por qué mi familia a duras penas se come lo que cocino. De verdad no lo entiendo, pues sigo la receta al pie de la letra… Incluso me he aventurado con algunas improvisaciones culinarias para ver si mejora mi actuación, pero todo es inútil. Frustrado y amargado, la última vez que lo intenté le pedí a mi esposa su opinión sobre mi absoluto fracaso. Su respuesta fue contundente y aplastante: “se llama sazón”.

Efectivamente, aunque en teoría existe una receta, la realidad es que seguirla no produce resultados iguales. Vamos, sería casi imposible que eso pasara.

En el mundo de las inversiones sucede exactamente lo mismo: no hay dos personas iguales, con las mismas circunstancias e idénticas necesidades. Por eso es fundamental que a la hora de invertir te hagas tres preguntitas. Ahí van:

  1. ¿Para qué?
  2. ¿Para cuándo?
  3. ¿Con cuánto?

Acumular dinero por el simple hecho de hacerlo no está mal, pero difícilmente provocará la chispa que genera el saber “para qué”. Desde salir de deudas hasta juntar el enganche de una vivienda, el saber lo que tengo que alcanzar inyecta una gran dosis de motivación y permite, al mismo tiempo, ir viendo los avances y, como decimos en el barrio, “echarle más ganitas” al ahorro y traducirlo en inversión para que el dinero trabaje por mí.

Es fundamental conocer el plazo, teniendo conciencia de que en la inmediatez no se logran ganancias salvo que te saques la lotería o algo parecido. Por eso, establecer el “para cuándo” se convierte en una brújula que indicará el correcto manejo del dinero destinado al objetivo planteado.

Por último, el “con cuánto”, es vital porque, por muy entusiasmada que esté la gente con grandes sueños y fijando plazos adecuados, si no destina una cantidad acorde a lo planeado, nunca se logrará llegar ni a la esquina.

Parece que pido demasiado, pero si lo analizas en realidad no es así. Por eso, una vez que respondas estas tres preguntas se develará el misterio de qué producto o productos elegir conforme a las necesidades detectadas y expectativas deseadas.

No olvides que una de tantas recomendaciones recurrentes de Saber Gastar es buscar personas que en realidad te asesoren y que no simplemente te vendan para cumplir una meta comercial. Si haces previamente la tarea planteada en este artículo será mucho más sencillo saber en quién depositar tu patrimonio y principalmente tu confianza.

“No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.

Te puede interesar