Arturo Zaldívar se va por la puerta de atrás, y se va traicionando también su propia historia. Y todo, por una ambición absolutamente personal. Foto: Especial

Los traidores salen por la puerta de atrás

Votamos en contra de la renuncia de Zaldívar no porque quisiéramos que se quede alguien que ha traicionado su juramento

Ya había intentado ampliar su mandato como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), contraviniendo totalmente la Constitución.

La causa grave de la renuncia de Arturo Zaldívar es, nada más y nada menos, que aceptar la sumisión al régimen como camino y la traición a la Constitución.

Si buscamos una causa grave a su renuncia, es la de un ministro que traicionó la Constitución por integrarse a un equipo de campaña en busca de un cargo público, y de que el presidente nombre a una nueva ministra que esté a su disposición.

Para el Senado no hay una causa grave, y es por eso que no puede responder ni justificarla, porque no tiene cómo cumplir con el mandato del artículo 98 constitucional.

Esto no tiene que ver con sus elecciones políticas y electorales, que está en su derecho como cualquier ciudadana o ciudadano, es solo que lo que hizo el ministro, tiene que ver más con su traición a ese juramento que en su momento hizo, “cumplir y hacer cumplir la Constitución”.

De no haber hecho ese juramento, desde 2018 que inició este gobierno, pudo sin problema alguno salir a apoyar cualquier opción electoral en el ejercicio de su libertad. Sin embargo, usó su entonces cargo al interior de la Corte (presidente), para beneficiar al régimen. Su discurso de transformar el Poder Judicial solo fue una falacia y la “bonita” forma de ocultar sus verdaderas intenciones, ponerse al servicio de López Obrador.

De lo que estamos hablando es que él juró cumplir y hacer cumplir la Constitución, y hoy una vez más, la traiciona.

Sí, saldrá por la puerta de la traición, se va como un traidor a la Constitución, se va como un traidor al Poder Judicial, se va como un traidor al juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución, y se va como un traidor a México.

Se puede ir como cualquier ciudadano a donde elija y a donde quiera, pero en este caso en particular, se va con el sello de la traición. Se va por la puerta de atrás, y se va traicionando también su propia historia, la de un gran jurista. Y todo, por una ambición absolutamente personal.

Qué tragedia que pudiendo haber construido una historia de lealtad a la Constitución, haya decidido destrozarla con su propia historia de vida.

Votamos en contra de la renuncia de Zaldívar no porque quisiéramos que se quede alguien que ha traicionado su juramento y a México, sino porque se tiene que ir por esa puerta que la historia lo juzgará hoy y mañana, seguramente con mayor severidad, que es la puerta de atrás, la puerta de los traidores.

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